Ensayo de catástrofe

02/08/2011
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San Juan (NCM) – Con el paso de una tormenta tropical cientos de kilómetros al sur de Puerto Rico como marco casual, Estados Unidos ensayó esta semana el manejo de una catástrofe con decenas de miles de muertos en un simulacro en el que se aprovechó para anunciar la designación de un comandante militar para operaciones conjuntas en situaciones de emergencia.
 
El simulacro, en el que participaron junto con las agencias civiles de Puerto Rico los departamentos de la Defensa y de Seguridad de la Patria (Homeland Security), sirvió también para atender las incidencias por las lluvias y ráfagas de viento asociadas a la tormenta Emily, que dejó miles sin servicios de electricidad y agua a pesar de que nunca tocó tierra.
 
“Estamos pensando los peores escenarios”, dijo en una rueda de prensa el gobernador Luis Fortuño, quien explicó que “se discutió ampliamente” en el simulacro de comando “que tuviésemos miles de muertos” a fin de tener listas respuestas a situaciones prácticas, como la necesidad de morgues para recibir tantos cadáveres. A pesar de que oficialmente se dijo que el simulacro era para un huracán categoría cuatro, se incluyó un escenario catastrófico al menos diez veces la magnitud del huracán Katrina que asoló Nueva Orleans y otras regiones del sur de EEUU.
 
El escenario virtual, comparable al legendario estallido del volcán de Krakatoa de 1883 con sus 36,000 muertos a finales del siglo XIX, no tiene referente en la historia de catástrofes ocurridas en esta nación isleña. El registro de la propia Agencia Estatal para el Manejo de Emergencias dice que el huracán San Ciriaco, de 1899, dejó 3,369 víctimas fatales y ha sido “la mayor tragedia humana que ha sufrido Puerto Rico de que tengamos noticias”.
 
Pero fue la primera prueba para el nuevo “comandante dual”, el coronel Víctor Pérez, quien el mes pasado completó su entrenamiento especial en la Base Aérea Paterson, en Colorado, sede del Comando Norte de EEUU que fue establecido tras los ataques terroristas de 2001. De hecho, el propio Gobernador Fortuño, como parte de un comité especial de gobernadores, participó en marzo pasado en el Pentágono en la firma del acuerdo con el Secretario de la Defensa Robert Gates y de Seguridad de la Patria, Janet Napolitano, para establecer el sistema de “comandantes duales” en todos los estados y colonias de EEUU.
 
Ese convenio permitirá que haya comandantes previamente designados en todas las regiones, que tengan conocimiento del terreno y asuman de inmediato su función de jefes militares tanto de las fuerzas locales como de las que sean enviadas por el Pentágono en caso de una emergencia, sea por desastre natural o ataque.
 
Fue el tercer simulacro en su tipo llevado a cabo en esta nación de casi cuatro millones de habitantes en su territorio y colonia de EEUU, ubicada en el noreste de las Antillas en un paso estratégico equidistante de Guantánamo y de Caracas.
 
Como parte de la operación, el martes llegó a Puerto Rico un avión enviado por el Departamento de la Defensa con “equipo de comunicación satelital”.
 
Mientras tanto, más de 500 brigadas de la Autoridad de Energía Eléctrica recorrían carreteras y autopistas en las que había poco tránsito para atender interrupciones en los suministros de energía causadas por el fenómeno atmosférico real. Al final del día, la dirección de la AEE dijo que cerca de 18.000 abonados se quedaron sin electricidad en algún momento, pero la Unión Independiente de Trabajadores de la Industria Eléctrica y Riego (UTIER) informó que las brigadas que operaron por todo el país indicaron que los afectados sumaron al menos 77.000.
 
También se contaron por miles, aunque mucho menos, los casos de interrupción del servicio de agua y por lo menos un río se salió de su cauce. La operación sirvió además para detectar fallas, como la del radar nuevo de la Administración Oceánica y Atmosférica de EEUU (NOAA), que dejó de funcionar y fue reparado poco después.
 
El Gobernador, quien la víspera había decretado el día libre para los trabajadores gubernamentales que no tuvieran tareas esenciales o de seguridad, tenía las manos llenas atendiendo a la vez el simulacro y coordinando los trabajos para las medidas de seguridad reales y administrar la compasión del Estado para los pobres y necesitados. De manera reiterada hacía llamados para que la población se tomara en serio el peligro de la tormenta y no dejaran para última hora ir voluntariamente a los refugios aquellos que vivieran en zonas inundables o de alto riesgo de derrumbes, principalmente debido a construcciones no seguras en laderas de montañas.
 
El disturbio atmosférico había entrado al Mar Caribe a la altura de la latitud 15,2 grados Norte hacía par de días y mantuvo una trayectoria básicamente hacia el oeste mientras se convertía en la tormenta Emily cientos de kilómetros al sur hasta que el martes al atardecer comenzó a tomar lentamente su rumbo pronosticado hacia el noroeste sin representar amenaza mayor para Puerto Rico.
 
La situación era muy distinta en la vecina isla de La Española, compartida por República Dominicana y Haití. Según el Listín Diario, el Ministerio de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional acuartelaron sus tropas para atender la emergencia. Los despachos de prensa indicaron que las autoridades dominicanas iniciaron el desalojo de pobladores en zonas peligrosas por todo el litoral sur y la Oficina Nacional de Meteorología (Onamet) reportaba oleaje fuerte en la zona de Cabo Engaño.
 
En Haití, el Centro Nacional de Meteorología advirtió que la tormenta representa un gran peligro para el país, ya vulnerable por el sismo de enero de 2010 y se hacían esfuerzos para atender el problema de los miles de refugiados que aún viven en campamentos.
 
Los modelos del Instituto de Meteorología de Cuba (INSMET) pronosticaron que tras entrar por el sur de República Dominicana, Emily podría golpear la capital de Haití en horas de la madrugada del jueves y luego tocar el extremo oriental cubano.
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