Abrir ventanas interculturales…Perder el miedo al extranjero…

Latinoamérica de gala en el Encuentro de Folklore de Friburgo

18/08/2011
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337 jóvenes artistas de nueve países de América Latina, África, Indonesia y Europa animan la tercera semana de agosto el Encuentro Internacional de Folklore de Friburgo, ciudad universitaria bilingüe del sur-oeste de Suiza.

La música tradicional latinoamericana vive su mejor gala en esta 37 edición de un evento que nacido en 1975, ha ganado ya un lugar prestigioso en la vida cultural helvética.

Refrescar” al público suizo

El Encuentro de Friburgo es una ventana hacia el mundo, un camino de doble vía”, subraya Stéphane Renz, Director artístico del principal evento musical internacional que se realiza en el cantón.

Por una parte, “permite al público local conocer aspectos esenciales de la música, cultura y tradiciones de otros pueblos”. Además, “le ofrece a diversos grupos musicales de las regiones más lejanas de presentar su propia riqueza cultural en nuestro país”, explica.

Estos elencos extranjeros, que sufragan sus viajes hasta Suiza, “llegan a Friburgo no sólo porque nuestro evento cuenta con un prestigio mundial, sino también movidos por el orgullo de presentar lo nacional, lo propio, lo autóctono”, completa Renz.

Esa presencia nutre el concepto esencial que desde años motoriza al Encuentro friburgués. “El objetivo principal es promover la riqueza de la inter-culturalidad. Lo que constituye, sin duda, una real motivación ética”, según el Director Artístico.

En lo específicamente artístico, “procuramos contribuir a preservar el patrimonio cultural de la humanidad, permitiendo a los pueblos lejanos aportar sus propios valores, danzas, colores, cantos, instrumentos y vestimentas típicas”.

La gala latinoamericana

En la actual edición el punto fuerte lo constituye América Latina y el Caribe, con la actuación de elencos de Antigua & Barbuda; Argentina, Costa Rica y dos que son originarios Perú.

Sin embargo, la presencia de grupos musicales de Burkina Faso, Indonesia, Lituania, Macedonia y Eslovaquia aseguran el aspecto “universal” que desde su origen ha promovido la convocatoria de Friburgo.

La que promueve una doble dinámica. Los conciertos en salas cerradas, a precios relativamente populares. Y las actividades públicas, al aire libre, en plazas y calles tanto de la capital como del interior de Friburgo.

El programa de esta edición ofrece, además del desfile inaugural del martes pasado por las calles céntricas, cuatro espectáculos de gala en diferentes salas; presentaciones diversas en cinco localidades del cantón; un espectáculo especial para niños; una noche “Carta Blanca” dedicada al folklore argentino; animaciones y espectáculos variados en la plaza central de la ciudad y una sesión “Otra Mirada”.

La misma, muy variada, ofrece cantos lituanos en el Valle del Goterón (río de las proximidades); un café teatro con la oferta de la producción macedonia; en tanto que el hall principal de un colegio secundario se realiza un taller para niños con el objetivo de descubrir instrumentos musicales del mundo entero.

Abrir espacios…contra la xenofobia

En un momento en que Europa pareciera replegarse cada día más sobre si misma, “el evento de Friburgo juega un papel más importante que nunca...yo diría que incluso más significativo que hace 37 años cuando se fundó”.

Y tras la reflexión de Renz una serie de argumentos ético-culturales. “Es importante que la gente vea que todos los pueblos tiene valores muy ricos a ofrecer y compartir. Que la diversidad cultural del planeta es una riqueza universal inagotable. Que todo el mundo debe promover, implementar y ganar en tolerancia hacia al otro, hacia lo que es distinto. Que no debemos tener miedo hacia lo diferente...”

Y en ese sentido, insiste, “un evento como el de Friburgo, es una apuesta a dicha tolerancia, a la comprensión, al reconocimiento de los otros aunque estén lejos. Y una llamado implícito a mayor solidaridad” con el ser humano universal.

El intercambio de danzas, cantos, culturas, “es una forma de demostrar que no hay que tener miedo a lo que viene de afuera, a lo que nos es extranjero, a lo que no conocemos”, insiste Renz.

Quien aleja esta reflexión de base de “cualquier toma de posición política partidaria del Encuentro de Friburgo”. “Trabajamos con todos. Tuteamos al poder político de la ciudad y el cantón. No defendemos ni a uno ni a otro partido. Nos consideramos como un evento cultural apolítico. Pero no rechazamos cada oportunidad de defender los valores del Encuentro, de la riqueza de lo intercultural, en todos los espacios que se nos ofrecen”.

Trabajo voluntario y perspectivas

Stéphane Renz, considera también al evento de Friburgo como “un enorme ejercicio de solidaridad y participación ciudadana benévola” en la cual colaboran gratuitamente más de 300 personas.

Todos los miembros del comité del Encuentro trabajamos gratuitamente. “Yo mismo soy manager financiero en una firma y tomo parte de mis vacaciones para dedicarlo al éxito del festival”.

Este impulso participativo “explica el éxito del Encuentro Internacional de Folklore”, subraya Renz. Y es el motor para poder seguir pensando en los nuevos desafíos de las ediciones futuras.

La del 2012, “que ya estamos planificando”, estará marcada por “descubrir lo desconocido”, insiste el Director Artístico. A nivel de primicia, anticipa que “se pondrá el acento en grupos de Oceanía, invitando a representantes de varias naciones que hasta ahora nunca se han presentado en ninguna de las ediciones anteriores, aunque asegurando, también, el lugar a dos elencos latinoamericanos”, concluye.

- Sergio Ferrari, Friburgo, en colaboración con SWISSINFO y E-CHANGER

 

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