Los estudiantes no se rinden

26/10/2011
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  • Opinión
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Continúa creciendo el movimiento social que pugna por cambios estructurales en la Educación chilena. Insólita acusación sobre piqueteros argentinos.
 
En una clara demostración de la robustez del Movimiento Social por la Educación Pública y Gratuita y tras más de cinco meses de movilizaciones, trabajadores públicos y privados de todos los sectores del país se adhirieron a la manifestación, convocada por los estudiantes en la segunda jornada de un paro nacional de 48 horas.
 
Con indeclinable determinación, como lo demuestran las innumerables movilizaciones llevadas a cabo durante el 2011, los estudiantes y trabajadores chilenos tomaron nuevamente las calles en demanda de cambios estructurales en el modelo educacional, gestado durante la última dictadura y considerado entre los más excluyentes del mundo.
 
El vocero de la Confederación de Estudiantes de Chile, Camilo Ballesteros fue el encargado de convocar a la ciudadanía a protagonizar en esta capital una manifestación pacífica, alegre y amplia, y en ese sentido también pidió a las autoridades de la Región Metropolitana agotar esfuerzos para evitar la represión policial.
 
Padres, niños, abuelos y jóvenes bailaron y cantaron canciones alusivas a la reforma estructural a la educación que desde hace cinco meses reclama un 80 por ciento de la sociedad chilena.
 
“Tenemos todo el apoyo del mundo”; “El Gobierno nos ha cerrado las puertas, no quiere escuchar” y “Esta lucha no se resolverá este año”, fueron algunas de las afirmaciones en las que se centró el discurso de la dirigente estudiantil, Camila Vallejo, poco después de culminada la marcha, en un gran escenario en el centro de la capital.
 
¿Cómo respondió el gobierno de Sebastián Piñera ante tan legítimo, pacífico y extendido reclamo?¿Acaso variaron los posicionamientos del ejecutivo, las metodologías, las formas de proceder? No, por ahora.
 
Las dos marchas de estudiantes que habían sido convocadas para este miércoles en Santiago de Chile, culminaron en medio de la represión policial ejercida por el grupo de Carabineros.
 
La policía arrojó bombas lacrimógenas y disparos al aire para dispersar a “grupos de encapuchados” (como prefieren llamarles) que actuaron simultáneamente en varias comunas del Gran Santiago, donde se ubican emblemáticos centros educacionales.
 
Rápidamente salieron a contestar los conductores estudiantiles a la represión ejercida por las fuerzas policiales, y a desarticular la vieja idea de que se trata solo de grupos de violentos y encapuchados. A eso se suma la experiencia de las operaciones que realizaban los carabineros durante las primeras marchas, infiltrando miembros de dicha fuerza, vestidos de civil, con el objetivo inmediato de generar disturbios.
 
El presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica de Chile (FEUC), Giorgio Jackson, condenó los hechos de violencia de este miércoles y dijo que “nadie puede avalar la violencia y tampoco la represión de la policía, si lo que hay que hacer es generar igualdad de oportunidades”.
 
Vale la pena también analizar el discurso del gobierno trasandino, para analizar si, ya que no hubo cambios en la práctica quizás si los hubo en la teoría, o sea en el discurso y en la manera de fundamentar su accionar. Respuesta: No.
 
Según el subsecretario del Interior de Chile, Rodrigo Ubilla, las movilizaciones estudiantiles constituyeron una "nueva jornada de violencia" y agregó que el Gobierno del presidente chileno, Sebastián Piñera, “condena este tipo de acciones y reitera que los llamados a paralizar el país no ayudan al diálogo”.
 
Finalmente Ubilla concluyó que “La Ley de Seguridad del Estado castiga a quienes cometan delitos contra instalaciones o medios empleados para el funcionamiento de servicios públicos. Asimismo, obliga a los tribunales a aplicar las sanciones más duras contempladas para cada delito. En este caso, los eventuales culpables podrían recibir penas de entre cinco y 10 años de cárcel”.
 
Autista frente al abrumador resultado arrojado por el plebiscito popular -en el cual el 92 por ciento de la población exigió cambios estructurales en el modelo educativo- el gobierno ha optado por aplastar la protesta social y sostener artificialmente un modelo educativo vetusto que la inmensa mayoría del pueblo rechaza.
 
El vocero de la Confederación de Estudiantes de Chile, Camilo Ballesteros, cuestionó que se asocien actos vandálicos con la protesta en contra de la educación de mercado, y remarcó que los hechos violentos perjudican al Movimiento, porque distraen el foco de atención de lo esencial.
 
Impugnó de tal modo la quema de un autobús el martes por un grupo de encapuchados, lo cual “se trata de un hecho totalmente propio de delincuentes, que más que ayudar al movimiento estudiantil, le pone una problemática mayor, y peor aún, termina siendo una justificación para poder atacarlo y no seguir discutiendo el problema de fondo”, señaló.
 
Por el momento, varias decenas de estudiantes, padres de alumnos y activistas ocupan la sede del Senado en Santiago y exigen un plebiscito para solucionar problemas sociales urgentes, en especial, el que aqueja a la educación.
 
La ocupación se produjo pocas horas después de que la policía antimotines desalojara violentamente a decenas de jóvenes que asistían a una sesión de la Cámara de Diputados que debatía el derecho de los ciudadanos a manifestarse.
 
En el viejo edificio de Santiago donde hasta el inicio de la dictadura militar (1973-1990) funcionó el Congreso, se encontraba reunida la subcomisión de Presupuesto de Educación, con la asistencia del ministro de Educación Felipe Bulnes, quien ante las manifestaciones abandonó apresuradamente el lugar.
 
Agencia Periodística de América del Sur (APAS)
 
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