Caribe

Se multiplican los puntos de resistencia de baja intensidad en el Caribe

Jesús Dávila

19/09/2013

Opinión

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SAN JUAN, Puerto Rico, 20 de septiembre de 2013 (NCM) – Mientras las maniobras aeronavales en este mes de septiembre se extendieron entre los meridianos 69 y 82 –prácticamente todo el occidente del mar Caribe- Curasao, Cuba, Puerto Rico y el archipiélago de San Andrés son escenarios de resistencia de baja intensidad que aguijonean cada cual por su lado los intentos de mantener estable el dominio imperial.

Sin embargo, los chispazos en las naciones isleñas se producen por debajo de la atención del radar ante lo dramático de las medidas militares protagonizadas en el litoral sur por Colombia y Venezuela, cada una de ellas con las miras puestas en horizontes geopolíticos muy distintos.

Colombia, que ahora pasa a ostentar la jefatura del sistema de defensa de UNASUR, comandó junto a la Cuarta Flota de Estados Unidos la maniobra naval UNITAS CARIBE 2013, en la que 17 buques y 10 aeronaves hundieron a cañonazos una lancha rápida movida a control remoto, practicaron operaciones de guerra cibernética, guerra naval convencional y asimétrica, así como diversas formas de medir capacidad para acciones conjuntas. A la vez, dos fragatas colombianas se mantuvieron patrullando la zona disputada de la frontera marítima con Nicaragua y aviones de su fuerza aérea realizaron maniobras conjuntas con la pequeña pero eficaz fuerza aérea dominicana, cuya potencialidad en la guerra contra el narcotráfico quedó establecida allá para 1985, cuando su unidad de “Dragones” derribó una avioneta de contrabandistas.

Venezuela, por su parte, usó su función como motor del ALBA para realizar una dramática demostración de intervención militar por la paz en la guerra civil de Siria, como contrapartida a los esfuerzos de EEUU por convocar una coalición internacional que auspicie un ataque masivo a ese país. La operación se montó con alta visibilidad y Telesur destacó a la corresponsal Madelein García a bordo de la aeronave portadora de la efigie de Simón Bolívar en la cola y más de seis toneladas de medicinas, frazadas y suministros para los damnificados por la guerra.

Paso a paso, García informaba internacionalmente sobre el avance de la aeronave portadora de solidaridad latinoamericana, que voló primero a Brasil, luego a Senegal, Grecia y finalmente el Líbano, donde se han concentrado miles y miles de refugiados. Pero, por supuesto, la operación de paz se produjo a la vez que medidas de otra índole, como el anuncio de la nueva batería de Puerto Cabello, complemento del escudo costero que incluye los misiles barco a barco que ya han sido probados.

En lo que pocos parecen fijarse es en una bomba de tiempo como la de Curasao, donde la intentona para descarrilar al partido independentista Pueblo Soberano con el asesinato del carismático Helmin Wiels, el cinco de mayo pasado, ha ido desatando una tormenta política que ya amenaza con subir a la categoría de huracán.

Los vientos se han tornado remolinos luego de que apareciera muerto en su celda Luis “Pretu” Fiorentino, sospechoso de estar involucrado en la trama para matar a Wiels y del asesinato de Raúl “Bolle” Martínez, cuyo cadáver mutilado apareció después de que se le imputara ser quien alquiló el vehículo utilizado por los sicarios que ultimaron al líder de Pueblo Soberano. Al cierre de esta nota no se conocían los resultados de las pruebas toxicológicas al cuerpo de “Pretu” y la versión preliminar es que se ahorcó.

Pueblo Soberano convocó la gente a la calle en tanto que fue destituido el jefe de la policía hasta tanto se aclare el asunto, lo que a su vez ha provocado amenazas graves por parte del sindicato de policías si no es restituido en su cargo.

En Cuba, mientras tanto, el “Diálogo de Paz” entre el gobierno de Colombia y la guerrilla parece estar en una etapa de estancamiento, con la jefatura del Estado dando muestras de perder la paciencia en tanto que los negociadores de las FARC insisten pacientemente en la convocatoria a una asamblea constituyente en Colombia.

Cuba además sigue potenciando su campaña para que EEUU libere a los agentes anti terroristas cubanos que mantiene encarcelados y además ha otorgado un premio al puertorriqueño Oscar López Rivera, preso hace más de 30 años por la vinculación que se le imputó con la Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) de Puerto Rico.

El caso de Oscar López ha prendido mucho en Puerto Rico y el gobernador, Alejandro García Padilla, intenta convencer a Washington de la necesidad de atenderlo. En su visita de este mes a la Casa Blanca, García Padilla le pidió al ayudante del presidente Barack Obama en asuntos intergubernamentales, David Agnew, que le informara en qué etapa está la evaluación del caso y le insistió en que es importante que se le saque ya de la cárcel.

Pero el tema de la represión y la lucha armada por la independencia de Puerto Rico llegó también por otra vía, inesperada para muchos en el ambiente político.

La portavoz del Partido Independentista Puertorriqueño en el Senado, María de Lourdes Santiago, tomó el paso que nadie parecía atreverse a dar y pidió formalmente la entrega de la declaración jurada del jefe de los investigadores forenses que presuntamente contiene prueba inculpatoria de asesinato contra el agente del Buró Federal de Investigaciones (FBI) que hizo el disparo que resultó ser fatal contra el comandante del Ejército Popular Boricua-Macheteros, Filiberto Ojeda, allá para 2005. Se supone que la declaración dice que dos agentes relataron que Ojeda tocaba su trompeta cuando el francotirador identificado sólo con el seudónimo de “Brian” le hirió de un disparo, luego del cual le dejaron morir desangrado.

Eso pasa en esta pequeña nación isleña en del noreste caribeño, mientras cerca del extremo suroeste, en las cercanías de Nicaragua y el Canal de Panamá, toma forma el desafío de Colombia al fallo de la Corte Internacional de Justicia otorgando al país centroamericano aguas ricas en pesca próximas al archipiélago de San Andrés. Es incierto en qué resultará esa demostración de fuerza.

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