Tras acuerdo con el FMI:
Un nuevo paquetazo para Ecuador
24/04/2000
- Opinión
En un ambiente marcado por la confusión, la incertidumbre y la improvisación
oficial con la entrada en vigencia de la dolarización, el 21 de abril el
gobierno del Presidente Gustavo Noboa completó su tercer mes de gestión con
el anuncio de un plan de ajustes, que incluye el incremento de los precios y
tarifas de bienes y servicios públicos, pactado en la Carta de Intención con
el Fondo Monetario Internacional (FMI). En un intento por desactivar la
previsible reacción social, el mandatario pasó días atrás al Parlamento el
pedido de amnistía a los militares y civiles involucrados en los actos del
21 de enero que culminaron con la salida del ex-presidente Jamil Mahuad.
Tras cinco años de negociaciones, el FMI firmó el 19 de abril, en
Washington, la Carta de Intención y el memorando técnico que otorga el aval
definitivo al programa económico presentado por el gobierno ecuatoriano,
cuyo contenido nunca fue puesto a consideración de la opinión nacional. El
documento estipula un incremento para fines de junio del 40% en los precios
del gas y del 60% en los de las gasolinas super y extra, y uno adicional en
octubre del 30% para la super, y reajustes de los precios de la electricidad
y de los servicios telefónicos. En materia salarial dispone una elevación
del 20% en julio y otra similar en octubre.
La Carta también prevé un incremento del Impuesto al Valor Agregado (IVA),
sujeto a la viabilidad política y una reducción de la base de exención del
impuesto a la renta. Además, el país deberá crear un impuesto al consumo de
los servicios domésticos, eliminar impuestos financieros y ampliar la
sobretasa arancelaria para las importaciones.
Con este acuerdo, Ecuador podrá contar con un primer desembolso de 114
millones de dólares que se destinará exclusivamente al fortalecimiento de la
Reserva Monetaria Internacional y posteriormente con cuotas bimensuales de
alrededor de 40 millones por un período de 12 meses, previa verificación del
cumplimiento de las condiciones acordadas.
Privatizaciones atractivas
"Desde ahora, el Ecuador ha recobrado la confianza de la comunidad
financiera internacional", señaló Jorge Guzmán, ministro de finanzas, al
comentar el acuerdo. Guzmán, uno de los principales promotores de la
dolarización, que en su momento sostenía que con esta medida no hacía falta
un acuerdo con el Fondo, en los últimos días ha venido insistiendo en la
necesidad de adoptar una política de shock para sincerar la economía, con el
argumento de que, caso contrario, "la dolarización no va a funcionar".
La propuesta, que incluso ha recibido reparos dentro del propio gabinete por
parte de quienes se inclinan por el gradualismo, apunta a imponer de un tajo
un severo reajuste de los precios de los servicios públicos para hacer más
atractivo el proceso de privatización de la telefonía, la electricidad y el
petróleo, que es uno de los componentes de la Ley de Transformación
Económica, conocida popularmente como Ley "Trole", que sancionó la
dolarización.
Como anota el economista Alberto Acosta: "Sin alzas de los combustibles, de
la electricidad y los teléfonos, no habrá privatizaciones, así de fácil. Si
las tarifas no suben a niveles adecuados, no habrá interesados en comprar
las centrales de generación, ya que al Estado le será difícil mantener la
infeciencia subsidiada en Emelec, Electroquil, Ecuapower... Lo adecuado debe
representar valores atractivos para los inversionistas, los que más temprano
que tarde impondrán tarifas más altas por aquello del 'riesgo país':
muletilla que oculta enormes utilidades en las privatizaciones" (Hoy, Quito,
19/04/2000).
La dolorización
Desde el 1ro. de abril, Ecuador entró a un nuevo esquema monetario: la
dolarización. Si bien la medida fue uno de los factores que precipitó la
caída del presidente Mahuad, quien precisamente la adoptó en un esfuerzo
desesperado para mantenerse en el poder, pese a que había reconocido que
ella suponía "un salto al vacío", el gobierno de Noboa la asumió de entrada
de juego sabiendo que era el pase para contar con el respaldo de las élites,
cuya bendición fue clave para darle toda la apariencia legal a la sucesión
presidencial. Recordemos que Noboa asumió la presidencia de las manos del
Comando Conjunto de las FF.AA. y sólo días después fue ratificado por el
Congreso, como manda la Constitución.
Adoptada por razones políticas, como palanca para lograr una recomposición
de las élites y las fuerzas políticas tradicionales, a la dolarización se le
escaparon los componentes técnicos, con decir que incluso el FMI y el
gobierno estadounidense han tenido que respaldar la medida por la fuerza de
los hechos. Consecuentemente, la prisa y la improvisación oficial han sido
la tónica en un proceso de aprobación que estuvo salpicado de violaciones a
los procedimientos y normas constitucionales. Tan es así que la propia Ley
"Trole" tuvo que regresar al parlamento a los pocos días para que los
legisladores enmienden los "errores de fábrica".
Uno de los temas más controvertidos fue el que tiene relación con la
facultad de la Agencia de Garantía de Depósitos (AGD) para poder recuperar
los créditos concedidos por las instituciones financieras bajo su control, a
través de la vía coactiva. En la inicial negativa habían pesado las
presiones orientadas a favorecer a los deudores morosos, entre los cuales se
cuentan "algunos ex-banqueros, varios diputados, altas autoridades
económicas y poderosos empresarios", según reveló la revista Vistazo en su
edición del 6 de abril.
Con la puesta en vigencia de la dolarización, los precios se dispararon,
tanto por la especulación como por el efecto del "redondeo" en la conversión
a la divisa norteamericana y la ausencia de moneda fraccionaria. Según
cifras oficiales, la inflación en el primer trimestre llegó al 31.9%. En
este ambiente de confusión y el desconcierto, la población ha tratado
aferrarse a la moneda nacional, el sucre, cuya circulación terminará en
cinco meses.
Para compensar el impacto, el régimen dispuso un irrisorio incremento
salarial de 20 dólares a partir de abril, que ni siquiera da para cubrir la
elevación en el 100% de las tarifas de transporte que entró a regir el 15
del mismo mes. Con dicho aumento, el salario mínimo pasó a 74 dólares,
mientras el costo de la canasta básica llega a 200 dólares. Y todo parece
indicar que el "sinceramiento de los salarios" no ocurrirá.
La amnistía en debate
Por el peso de la factura social y la ausencia de una agenda oficial seria
en esta materia, se ha tornado común hablar del riesgo de un estallido de la
"bomba social", reconociendo que las causas que motivaron el levantamiento
popular del mes de enero no sólo se mantienen intactas sino que se han
profundizado con la dolarización. En un intento por desactivar esta bomba,
el presidente Gustavo Noboa pidió al Parlamento la amnistía de los
insurrectos del 21 de enero. Mas éstos demandan que el tema sea trasladado
a una consulta popular.
En efecto, el 12 de abril el Presidente Noboa remitió al titular del
Congreso Nacional el pedido de aministía a los militares, policías y civiles
que participaron en los actos del 21 de enero, señalando que "la sociedad
puede perder más con la ejecución de las penas que llegaran a imponerse, que
con el perdón y, creo que se expone a aumentar el mal que se quería evitar".
Pero a renglón seguido le salió al paso el pedido del juez segundo de la
Primera Zona Militar, William Jaramillo, de sancionar a los militares
involucrados en tales hechos, en un Consejo de Guerra.
En el parlamento, sin embargo, el trámite quedó postergado, luego que la
comisión correspondiente decidió tomarse su tiempo para conocer en detalle
el petitorio. Para que pase la amnistía, se requieren de 82 votos y tan
solo cuenta con el respaldo de algo más de 50 que corresponden a las
bancadas de los partidos de centro-izquierda.
En un comunicado suscrito por su presidente Antonio Vargas, la Confederación
de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) cuestionó la posición de
los partidos que se oponen a la amnistía, señalando que "los responsables de
la actual crisis política, económica y social son los que se oponen a la
amnistía, y es más, son los que quieren agudizar los problemas del país".
Para luego acotar: "En un acto de vieja politiquería, diputados que
responden a los intereses de los grupos de poder, no son capaces de aliviar
los conflictos políticos de su Presidente de la República a quien le han
venido respaldando incondicionalmente. ¿Es que le quieren envuelto al
Presidente Noboa en el centro de los juicios que se están siguiendo en
contra de militares y civiles del pueblo?".
Los oficiales insurrectos, por su parte, se pronunciaron demandando una
consulta popular, para que el pueblo ecuatoriano se pronuncie sobre su
libertad. Esta posición, según explicó el coronel Lucio Gutiérrez, se debe
a que el pedido del Presidente "tiene cosas obscuras", pues en la carta del
mandatario se estipula que la aministía irá "sin perjuicio del régimen
disciplinario de las FF.AA.", lo cual deja abierta la posibilidad de que
continúe el consejo de guerra. Por lo pronto, éste se encuentra en suspenso
mientras se define el pedido de nulidad y revocatoria planteado por la
defensa de los oficiales.
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