América Latina después de Clinton

05/09/2000
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El presidente estadounidense Bill Clinton pasó su primer mandato entero sin
siquiera cruzar el Río Grande ni pisar territorio latinoamericano. No
necesitaba. La hegemonía de EE.UU. se consolidaba mediante la afirmación
como única super potencia mundial evidenciada en la guerra del Golfo y
exhibida en el nuevo ciclo económico expansivo.

El continente, por su lado, demostraba poca capacidad para atraer las
atenciones y las preocupaciones de Washington. La crisis mexicana de 1994
se aplacó con un préstamo de 50 mil millones y el compromiso del depósito
de los dólares del petróleo en bancos de EE.UU. Brasil mantenía su bajo
perfil internacional, así como el Mercosur, a pesar de su expansión y de la
suspensión de la "vía rápida", por el Congreso estadounidense. Ningún otro
Gobierno -salvo el cubano- se atrevía a cuestionar la política de EE.UU. en
el continente.

Al terminar su mandato, Clinton entregará a su sucesor un cuadro mucho más
agitado. Desde entonces, la prometida bonanza económica fue cortada por la
crisis internacional, con sus epicentros en el sudeste asiático, en Rusia y
en Brasil, que desestructuró hasta la economía chilena, una crisis de la
cual el continente hasta ahora no se recuperó.

Políticamente, la elección de Hugo Chávez en Venezuela, el agudizamiento de
la crisis en Colombia, la recuperación económica de Cuba, la crisis
ecuatoriana, el deterioro del régimen de Fujimori, el desgaste político de
Fernando Henrique Cardoso, la inestabilidad del régimen paraguayo, la
crisis chilena en relación del proceso a Pinochet, la continuidad de la
crisis haitiana, el rápido desgaste de De la Rua, configuran un escenario
muy diferente. E incluso cuando, ante el desgaste del Mercosur, a partir
de la devaluación brasileña y de los consecuentes desgastes con la
Argentina, parecía que el camino para la consolidación del Alca estaba
abierto, la capacidad de rearticulación sudarmericana, a partir de la
convocatoria brasileña, reabren un nuevo frente de conflictos para EE.UU.

Washington cuenta con México como mayor aliado, cuya economía se expande en
tanto EE.UU. mantiene su crecimiento, pero cuya dependencia del vecino del
norte, si hasta aquí fue un factor positivo, representa al mismo tiempo su
fragilidad. En los otros temas prioritarios para el gobierno de EE.UU. -
imigración y narcotráfico- el cuadro también se volvió más agudo. Conforme
la crisis económica de la región y el modelo de crecimiento mexicano
aumentaron la imigración, este problema se intensificó. Y el narcotráfico
se extendió ampliamente a México, al punto de que este país se volvió tan
importante en el circuito del tráfico como Colombia, donde el
debilitamiento del régimen bajo el gobierno de Pastrana y el
fortalecimiento de la guerrilla llevó a la llamada Operación Colombia que
es hoy unánimemente considerada como un nivel más alto en los
enfrentamientos militares en aquel país.

Quien quiera que sustituya a Clinton en la Casa Blanca, no podrá darse el
lujo de despreocuparse de América Latina, sea dejando de visitarla, sea
consolidando sin obstáculos su hegemonía económica sobre el continente.
Enfrentamientos económicos con el Mercosur ampliado, conflictos agudos en
Colombia, afirmación soberana del Gobierno en Venezuela, inestabilidad en
Ecuador, en Paraguay y en Haiti, crisis económica acelerada en Argentina,
entre otros problemas previsibles, esperan al nuevo presidente de EE.UU.
https://www.alainet.org/es/articulo/104839
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