Ecuador: Cooperación Técnica Multilateral y Corrupción
01/11/2001
- Opinión
Resumen del Caso: Construcción Cuenca-Molleturo-Naranjal
El financiamiento para construcción de la carretera Cuenca-Molleturo-
Naranjal corresponde a un préstamo, concedido al Gobierno del Ecuador por
el Banco Interamericano del Desarrollo (BID) (Préstamo 227/IC –EC).
Los estudios técnicos para la construcción de esta carretera empezaron a
mediados de los 80 y después de varios años de gestión, el préstamo se
adjudicó en 1992, pero la construcción de la carretera sigue en ejecución
en la actualidad, quince años después del inicio de los estudios de
ingeniería y bordeando los diez de construcción efectiva. De los 20
millones de dólares que al inicio se había previsto para su construcción,
hoy día, el valor de la “inversión” se incrementa sobre los 120 millones
de dólares, es decir la “inversión” experimenta un incremento del 500% y
todavía no se considera concluida la construcción de la carretera . En
la actualidad, debido a la frecuencia de los derrumbes y la gran
peligrosidad que los mismos representan la operación de la vía está
restringida a su uso veraniego.
Entre las principales causas para este exorbitante incremento del
préstamo para la construcción de la carretera se encuentran los aspectos
técnicos pero así también la falta de pagos y la acumulación de
intereses.
El estudio de trazado de la vía, pecado original del desastre, fue
realizado por la compañía nacional ASTEC. El trazado cruza por líneas
sísmicas, es decir por zonas de inestabilidad probada y señalada en
planos editados por el Instituto Geográfico Militar diez años antes del
diseño de la vía. El Consorcio canadiense-ecuatoriano DELCAN- CIAR-
TRAZADOS advierte del problema en los informes de los estudios
ambientales contratados con fondos del BID. El gerente de ASTEC defiende
ante el MOP los estudios defectuosos de su compañía.
Lo que causó el aumento del préstamo fue el incremento de alrededor del
800% del volumen de corte en metros cúbicos, es decir de la cantidad de
movimiento de tierra. Para tener una idea de lo que esto significa, se
debe pensar en que el Gobierno del Ecuador, un buen día contrató la
construcción de un piso y después de cuatro administraciones
presidenciales nos encontramos con que se ha construido un edificio de
ocho pisos, y todavía se sigue construyendo. ¿Quien reclama este abuso o
a quien le interesa lo que pasó?. A nadie. ¿Quién paga esta deuda?.
Todos los ecuatorianos, más los pobres que los ricos, pues la deuda
externa se sirve con los impuestos (que siguen subiendo) y con las
exportaciones petroleras. Además, en la construcción de la carretera se
utilizó tecnología insuficiente e incompatible con las necesidades
geográficas.
En 1997, el Ing. Bruce Kernan , Asesor Regional para el Medio Ambiente
de la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos,
USAID, visita la carretera y comprueba que desde el diseño para la
voladura de rocas hasta el diseño de la carpeta asfáltica eran más que
insuficientes, pasando por el trazado equivocado de la vía y el diseño
dudoso de los taludes, botaderos de escombros y sistemas hidráulicos de
la vía. El funcionario emite un informe a su gobierno reclamando
atención sobre el asunto, pues USA es miembro del BID . Según Kernan, la
denuncia se “perdió” en la gestión burocrática, pues el BID emitió un
informe “favorable” explicando a AID sobre el desempeño positivo del
préstamo en Ecuador. Y el asunto concluye allí.
Cabe resaltar que las compañías constructoras han ocasionado un fuerte
impacto ambiental causando deslizamientos que han desaparecieron con
pueblos enteros en la cuenca del río Norcay y ocasionaron daños
irreversibles a importantes centros de turismo regional como Aguas
Calientes y Manglares Churute, sin contar con el irreparable daño causado
a la fauna y flora de la región .
Otra causa para el gran incremento del préstamo es que la interrupción de
los desembolsos por parte del BID ha sido un mecanismo frecuente. Los
pagos atrasados del BID eran acompañados de una abultada cantidad de
intereses –pues el contrato mientras tanto corría – a tal punto que las
compañías constructoras preferían tener paradas las máquinas en la vía y
esperar el pago atrasado de sus haberes.
Ecuador tenía que pagar al BID intereses de mora por la reservación del
dinero para el préstamo que no es usado y también más intereses a las
compañías constructora por pagos atrasados. Cada interrupción era
acompañada de una renegociación de la paridad o condiciones bajas las
cuales se activaba la continuación del desembolso. Estas renegociaciones
siempre fueron costosas, pues en algunas ocasiones implicaban el
desplazamiento desde Washington de funcionarios del BID.
La causa principal para la interrupción de los desembolsos nunca fue la
pésima tecnología y diseños empleados en la construcción de la vía. En
general era una sola causa: la contraparte nacional – es decir el
gobierno de turno – no ponía el 10% de inversión, valor de contraparte al
que se había comprometido. Ecuador no podía honrar ni siquiera lo que se
había comprometido a solventar pues el presupuesto de la nación no tenía
recursos para ello. Lejos de ser penoso, éste era el momento más feliz
para todos. Los viajes de ida y vuelta al exterior se incrementaban y se
podía cobrar intereses de mora y demás artilugios financieros sin mover
una sola piedra. Es así como un proyecto cuyos planes señalan que se
debe construir en dos años con la inversión de 20 millones de dólares, se
demora lustros enteros en cristalizarse y se eleva su costo en el 500%.
Lo curioso, pero también escalofriante, es que todos los informes de
ingeniería y finanzas emitidos por la burocracia de la Contraloría del
Estado, por los departamentos técnicos del Ministerio de Obras Públicas,
MOP, y por la Oficina Regional del BID- Ecuador son totalmente
positivos . Además, durante los 15 años de las operaciones del BID
vinculadas a la Carretera Cuenca- Molleturo- Naranjal se han realizado un
promedio de dos a tres misiones “importantes” de funcionarios de
Washington a “ver” la carretera, lo que significa un total de 30
misiones. Los costos de estas misiones son parte de la deuda externa del
país. Las “visitas” se convertían en verdaderas caravanas de turismo y
justificación, al final de las cuales no sucedía nada.
Es increíble advertir que en 1995, la máxima autoridad de la oficina
ambiental del gobierno de entonces, la CAAM, acusó recibo del informe con
el respectivo análisis del desastre y de los daños ambientales causados
por la construcción de la vía , pero no cursó ninguna acción. Lo mismo
han hecho los respectivos Ministros encargados de la cartera en el
Ministerio del Ambiente. Y todos los Asesores Regionales del BID para el
Medio Ambiente, han emitido informes muy favorables sobre las condiciones
como se ha desarrollado la construcción de la vía. Sin embargo, es
evidente en la actualidad la desestabilización de taludes, la pobrísima
recuperación de los agroecosistemas circundantes y la inestabilidad de
las cuencas hidrográficas del río Miguir y Norcay.
En particular, las empresas constructoras causaron el mayor daño y por
tanto el mayor incremento del presupuesto. Sin embargo, de manera
inexplicable estas empresas constructoras siguen recibiendo contratos con
fondos del BID, es decir con la aprobación del Banco para realizar tareas
en la carretera Cuenca – Molleturo - Naranjal.
La mayoría de políticos, técnicos y empresarios que han participado de
este proceso, no tienen ni idea de las dimensiones catastróficas que la
construcción de esta carretera había causado en la región. Tampoco han
mostrado mucha preocupación por los costos ocasionados y el desmesurado
incremento del monto final de la obra. Una evidente sensación de éxito
total impera en el sistema.
Noviembre del 2001
https://www.alainet.org/es/articulo/105419