Fascistización de la sociedad global
07/04/2002
- Opinión
En los años treinta, la elite alemana trató de resolver las
contradicciones del sistema capitalista mediante la imposición de un
sistema totalitario regional: el nacionalsocialismo. Hoy, la elite
estadounidense pretende repetir la estrategia a escala mundial,
procurando establecer un nuevo totalitarismo fascistoide en la sociedad
global.
El retorno a esas estratagemas obedece a las mismas razones que
motivaron el proyecto de Hitler: superar la crisis de acumulación del
capital (la Gran Depresión de 1929-32) y sobreponerse al derrumbe de la
legitimidad política derivada de ella. La solución económica de los
nazis fue lo que hoy, con otras modalidades, se ha concretizado como la
Unión Europea: un bloque regional de poder, controlado por las
transnacionales alemanas, el Banco Central alemán y el ejército alemán.
La solución económica de Bush II para aprovechar la actual crisis
capitalista reside en la formación de un bloque global de poder,
dominado por las transnacionales estadounidenses, el Banco Central
estadounidense (FRB) y las Fuerzas Armadas del imperio.
El "espíritu" de este proyecto totalitario fue expresado por Bush II en
su famosa frase de quién no está con nosotros, está contra nosotros.
Se trata de una parafrase light de la definición fascista de lo
político realizada por el gran doctrinario del nacionalsocialismo
alemán, Carl Schmitt, en 1932.
La paz mundial y el Estado mundial (democrático) no son posibles,
pontificaba Schmitt, porque serían el fin de "lo político", ya que lo
político radica en la antinomia entre "lo propio" y "lo diferente", en
la irreducible contradicción entre "amigo y enemigo". La afinidad
entre el imperialismo estadounidense y el fascismo alemán se manifestó
también en las elucubraciones de Schmitt sobre la doctrina Monroe que
el ideólogo nazi consideraba una "gran aportación" de Estados Unidos al
derecho internacional, debido a que establecía el derecho de las
potencias regionales de dominar a los pueblos y Estados en sus áreas de
influencias.
Consecuentemente, los nazis reclamaron su propia doctrina Monroe para
Europa Central, y el militarismo japonés hizo lo suyo para su "patrio
trasero" en Asia. Con el colapso de la Unión Soviética, Washington ha
elevado el rango de la doctrina Monroe en axioma mundial.
A pesar de que el partido nacionalsocialista se reclutaba en gran
medida de la pequeña burguesía y que se postulara demagógicamente como
protagonista de "los de abajo", constituía, de hecho, un proyecto
político-económico del gran capital que lo financiaba en su fase
crítica y que se benefició posteriormente con las exorbitantes
ganancias del keynesianismo militar, la destrucción de los sindicatos y
la apropiación de las riquezas en los países conquistados. Esta es
también la esencia del proyecto neoliberal contra el "terrorismo
internacional" de Washington que procura monopolizar el poder de la
sociedad global con los medios que fuesen, en beneficio de sus empresas
transnacionales.
Un proyecto de esta naturaleza es incompatible con el derecho
internacional y las estructuras legales de las Naciones Unidas, lo que
explica la sistemática política de destrucción, sometimiento y
sustitución de ambas instituciones por parte de Washington, a partir
del colapso de la URSS. El reemplazo de funcionarios independientes
por lacayos ha sido uno de los pilares de esta política. El Secretario
general de la ONU, el egipcio Butros Butros-Gali fue sustituido en 1996
por el servil Kofi Annan, pese a su probable corresponsabilidad en la
matanza de 800 mil Tutsis en Ruanda en 1994. El irlandés Denis
Halliday, asistente del Secretario General de la ONU tuvo que renunciar
recientemente, porque reprendió las pérdidas humanas causadas por el
bloqueo contra Irak. Ahora le tocó el turno de renunciar a Mary
Robinson, alta comisionada de Derechos Humanos de la ONU, por haber
criticado a Washington.
La sustitución de funcionarios independientes va paralelo a la
corrupción moral de las instituciones, como la Asamblea General -cuyas
abrumadoras condenas anuales al bloqueo contra Cuba sólo producen
ridiculización y cínicos comentarios en Washington- o, también el
Consejo de Seguridad y la Comisión sobre Derechos Humanos de la ONU que
se han convertido en franquicias para el mejor postor que es
Washington; el reemplazo de instituciones de la ONU por nuevas
antidemocráticas como la Organización Mundial de Comercio (OMC); la
desnaturalización de instituciones hacia funciones ilegítimas, como el
Fondo Monetario Internacional (FMI) o el desconocimiento de sus
facultades legales, como la Corte Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH); el bloqueo de nuevas organizaciones de jurisprudencia como la
Corte Internacional Penal; la creación de redes mundiales de
desinformación -de las cuales son módulos constitutivos las
transnacionales de noticias como CNN, que ha empezado a transmitir para
el mundo árabe.
En el ascenso al poder del fascismo histórico uno de los principales
factores que beneficiaron a Hitler, Mussolini y Franco fue la
complicidad de las potencias occidentales, conocida como la política
del appeasement (oportunismo). Hoy día, el servilismo de las potencias
europeas y sus clases intelectuales frente a los nuevos Fuehrer de la
barbarie, no es menor. Requerimos de una alianza mundial para evitar
el Armageddon.
Heinz Dieterich Steffan: "La Haine"
https://www.alainet.org/es/articulo/105809?language=es
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