La fuerza creciente del Foro Social Mundial
11/02/2004
- Opinión
La reciente reunión del Foro Social Mundial (FSM) celebrada por
cuarta ocasión, ahora en Mumbai, India, entre el 16 y el 21 de enero
de 2004, fue un gran paso hacia el fortalecimiento constante de ese
mecanismo. En cinco años se ha convertido en un actor importante en
el escenario mundial.
Hay tres momentos de origen de esa experiencia. El primero fueron
las protestas masivas durante la reunión de la Organización Mundial
de Comercio (OMC) en Seattle, en noviembre de 1999. Un gran número
de manifestantes, principalmente estadunidenses -una coalición
sorpresiva de sindicalistas del AFL-CIO, militantes ambientalistas y
anarquistas- logró echar a pique la reunión. Dos meses después, en
enero de 2000, en Davos, un grupo de unos 50 intelectuales de todo
el mundo intentaron una táctica diferente y organizaron un
"Antidavos en Davos", buscando que se difundieran en la prensa
mundial una serie de argumentaciones antineoliberales. En febrero de
2000, dos dirigentes brasileños de movimientos populares, Chico
Whitaker y Oded Grajew, fueron a París a hablar con Bernard Cassen,
director de Le Monde Diplomatique y presidente de Attac-France. Le
sugirieron unir fuerzas para lanzar un encuentro mundial que
combinara la protesta masiva y el análisis intelectual. Convinieron
que esto ocurriera en Porto Alegre, Brasil, en 2001, al tiempo en
que en Davos se realizaba la reunión del Foro Económico Mundial. Le
llamaron a esto Foro Social Mundial, y Cassen declaró que el
objetivo era "hundir Davos".
Porto Alegre 2001 esperaba recibir a mil 500 participantes.
Arribaron unos 10 mil. El grueso de ellos provenían de América
Latina, Francia e Italia. Los principios básicos del FSM fueron que
sería "un punto de reunión abierto" para "grupos y movimientos de la
sociedad civil que se oponían al neoliberalimo y a la dominación del
mundo por el capital o por cualquier forma de imperialismo". Su lema
era "otro mundo es posible". Era un "proceso", no una organización.
No tomaría posiciones, ni haría propuestas de acción, pero generaría
posiciones y propuestas de algunos o todos los que tomaran parte en
el FSM. Era "plural, diverso, no confesional, no gubernamental y no
partidista", y actuaría de "modo descentralizado". En resumen, no
habría jerarquías ni disciplina organizativa.
La fórmula era original y muy diferente de los movimientos contra el
sistema, incluidos el comunista o las internacionales. Y prendió
fuego. La segunda reunión en Porto Alegre atrajo a 40 mil
participantes, incluyendo ahora a un enorme grupo de América del
Norte. La tercera, en 2003, juntó entre 70 mil y 80 mil personas.
Estuvieron ahí toda suerte imaginable de movimientos, reformistas o
revolucionarios, cada una de las variedades de personas oprimidas o
marginadas, la vieja izquierda y la nueva, los movimientos sociales
y las organizaciones no gubernamentales (ONG).
Pero hubo problemas. Los tres mayores fueron: 1) tensión entre
quienes insistían en mantener la fórmula de un foro abierto y
aquellos que buscaban que el FSM se volviera un "movimiento de
movimientos", tal vez, algún día, otra "internacional; 2) una
participación desigual de Asia, Africa y Europa central y del este;
3) debates por la estructura interna y el financiamiento del FSM,
qué tan independiente y democrática era su estructura.
Los tres problemas se pusieron a prueba en la reunión de Mumbai, la
primera en efectuarse fuera de Porto Alegre.
El concepto de foro abierto es considerado por sus fundadores
originales como elemento clave para impulsar la fuerza del foro.
Argumentan que cualquier desviación de esta fórmula llevará a
exclusiones y lo convertirá en un movimiento sectario más. Para
garantizar la apertura del FSM, los principios frenaban la
"representación de partidos" y las "organizaciones militares". Algo
difícil de lograr, pues tanto los partidos como los movimientos
guerrilleros fueron de todos modos, mediante organizaciones
asociadas. Y el punto era controvertido, pues muchos participantes
no veían razón en bloquear a las estructuras partidistas (en tanto
ninguna de ellas tenía una posición de control). Y en las
organizaciones guerrilleras se incluía a los zapatistas, pese a que
sus acciones militares habían sido muy escasas y aunque la mayoría
de los participantes tuvieran enorme simpatía hacia ellos, al grado
de considerarlos un movimiento modelo.
Cuando el foro se fue de Brasil a India, de un país donde casi todos
los movimientos habían apoyado al Partido de los Trabajadores y como
tal no necesitaban su presencia formal en el FSM, a un país donde
los movimientos estaban repartidos en muchas organizaciones
políticas y donde los partidos clave eran de masa, el comité
organizador de India diluyó la reticencia contra los partidos. No
obstante, la proscripción de la violencia condujo a divisiones entre
los participantes de India. Un pequeño movimiento maoísta organizó
un contraforo, denominado Resistencia Mumbai-2004, en terrenos
cercanos a los del FSM. Y los participantes denunciaron al foro como
una combinación de trotskistas, socialdemócratas, organizaciones de
masas reformistas y ONG financiados por trasnacionales, en suma, un
arrogante caballo del inmovilismo y la contrarrevolución. En
especial atacaron el concepto de foro abierto (es sólo un talk show,
dijeron) y la consigna (no "otro mundo", sino el socialismo como
objetivo), y el financiamiento del FSM (por el hecho de que algún
dinero fluyó de la Fundación Ford).
Pero Resistencia Mumbai fue en realidad un evento colateral, que
estimuló buenas discusiones en el FSM pero que atrajo tan sólo 2 por
ciento de quienes asistieron al encuentro. En cuanto a la acción del
foro, muchos resaltaron el hecho de que las manifestaciones
mundiales contra la guerra de Irak, llevadas a cabo el 15 de febrero
de 2003, las habían inspirado y organizado participantes del FSM.
Así que, al final, todo mundo pareció concordar en que el foro debía
mantener su carácter abierto pero tal vez buscar la manera de
aceptar e institucionalizar a los grupos que desearan participar en
acciones comunes. Existe ya una asamblea de movimientos, que se
reúne en los foros y que acuerda puntos y propone acciones
concretas. Se planea ya una manifestación a escala mundial para el
20 de marzo de 2004, en el aniversario de la invasión estadunidense
a Irak.
El deseo de expandir el espectro geográfico del FSM fue uno de los
objetivos perseguidos al cambiar de sede a Mumbai, y fue un éxito
espectacular. En 2002, según el organizador principal en India, no
había 200 personas que hubieran oído hablar del foro. Para 2004,
cientos de organizaciones y más de 100 mil personas de India
asistieron, procedentes de todos los grupos sociales imaginables,
por lo menos 30 mil dalits (intocables) adivasis (pueblos tribales)
y mujeres por todas partes. Es más, contradiciendo toda la cultura
política de India, representaban un amplio espectro de puntos de
vista políticos, trabajando juntos. El FSM retornará a Porto Alegre
en 2005, pero planea desplazarse a Africa en 2006.
Finalmente, la estructura del FSM fue un punto debatido
abiertamente. En 2002 se fundó un consejo internacional, en el que
participan 150 miembros, todos nombrados. Es ampliamente
representativo pero ciertamente no fueron elegidos am-pliamente. Si
fueran elegidos, el FSM se tornaría una estructura jerárquica. Pero,
¿es "democrática"? El consejo internacional es el que toma las
decisiones reales, dónde serán las juntas, quién hablará en las
plenarias (las "estrellas") y quién puede o no ser excluido de
asistir. Es cierto que la mayor parte de las sesiones se organiza de
abajo para arriba. En Mumbai, hubo unos 50 o más "seminarios"
simultáneos en todo momento, y para todo efecto, autónomos. En las
sesiones para analizar la estructura del FSM, se pujó por mayor
apertura en la toma de decisiones, buscando formas para que todos
los participantes tuvieron algo qué ver en las decisiones. Y todo
esto, sin convertir el foro en una estructura jerárquica. Cosa nada
fácil pero al menos sujeta a debate abierto.
Tampoco debemos dejar de lado la evolución de los énfasis temáticos.
En Seattle, la tendencia era frenar a la OMC. Después de Cancún-
2003, dejó de considerarse esa organización como la amenaza
principal. De hecho, aunque el FSM sigue luchando contra el
neoliberalismo, el sentido es que el foro inaugura una diferencia
real: que si Brasil o India impulsan ahora líneas diferentes, por
ejemplo, se debe en gran medida a la presencia del FSM. El encuentro
de Davos casi no se mencionó este año, pero el presidente George W.
Bush fue, sin duda, el villano en los carteles, para todo aquel que
marchó en Mumbai. El cartel de una organización de mujeres
paquistaníes, resumió los sentimientos: "Si Bush da empujones,
resistan".
Los participantes centrales del FSM son conscientes de que el
organismo es como andar en bicicleta: hay que seguir para no caer.
Por el momento, el FSM anda bien.
https://www.alainet.org/es/articulo/109392?language=en
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