Más de 10.000 campesin@s, que salieron del estado de Goiania el pasado 2 de mayo, avanzan hacia Brasilia para llamar la atención de la sociedad sobre el estado de pobreza y desigualdad en el campo y exigir agilidad en la ejecución de la reforma agraria. El pasado 1º de mayo, día de los trabajadores, los “sin tierra” se concentraron en el estadio Serra Dourada y luego se trasladaron a la Plaza Cívica de la ciudad en donde realizaron un acto inaugural con la participación de numerosos artistas. Al día siguiente, a primera hora, partió la caravana que tiene dimensiones impresionantes no solo por el número de caminantes sino por el despliegue de autobuses, camiones y tractores que acompañan su desplazamiento. Hasta hoy miércoles (4 de abril), la Marcha Nacional por la Reforma Agraria había recorrido 55 kilómetros recibiendo el apoyo de pobladores, obreros, religiosos y estudiantes. Ayer (3 de abril), una comisión de representantes de la misma entregó un pliego de 16 demandas al ministro de Desarrollo Agrario, Miguel Rosseto, y al presidente nacional del Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA), Rolf Hacbart. Los delegados de los “sin tierra” pidieron al gobierno cumplir con la meta de asentar 430.000 familias hasta finales del 2006, conforme a lo acordado con el MST en noviembre de 2003. Destacaron que un año y medio después, solo han sido asentadas 60.000 familias, mientras el presupuesto para la Reforma Agraria sufrió un recorte de dos mil millones de reales. “No aceptamos que esta cantidad vaya al pago de los intereses de la deuda externa”, dijo Fátima Ribeiro, de la Dirección Nacional del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST). El ministro Rosseto manifestó que “estamos confiados -y ese es el compromiso del gobierno- de asegurar recursos integrales para el cumplimiento de las todas las metas del Plan Nacional de Reforma Agraria”. La marcha, en la que participan mujeres, adultos, jóvenes y niños de 23 estados, no es contra el presidente Lula sino contra las fuerzas que impiden la reforma agraria, afirmó Charles Trocate, dirigente del MST. Sin embargo, el movimiento campesino exige que el INCRA sea reestructurado, fortalecido y dependa directamente de la Presidencia de la República a fin de que tenga autonomía en las negociaciones sobre la reforma agraria. Otras demandas de los campesinos tienen que ver con la defensa de la amazonia y la biodiversidad, castigo ejemplar a los hacendados responsables de la violencia contra los trabajadores rurales y demarcación de las áreas que pertenecen a los pueblos indígenas. También piden cambios en la política económica como rebaja de las tasas de interés, invertir los 60 mil millones de superávit primario en la educación y la salud pública, no firmar el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) ni aceptar las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC) que afectan profundamente a toda la economía brasileña. (Para ampliar sobre las razones de la marcha, ver: http://alainet.org/active/show_news.phtml?news_id=8095) La diputada federal del Partido de los Trabajadores, Luci Choinacki, durante una sesión de la Cámara de Diputados, apoyó abiertamente a los movimientos campesinos, manifestando que sus objetivos no son otros que “dialogar con el pueblo, mostrar la situación de la tenencia de la tierra en Brasil y pedir justicia”. Agregó que en el país hay mucha tierra disponible para hacer la reforma agraria. “La tierra no es mercancía, es, ante todo, un bien social que debe ser repartido”, afirmó. Brasil es uno de los países más inequitativos del mundo en lo que se refiere a la distribución de la tierra. Menos del 1% de los terratenientes controla el 46 por ciento de las tierras cultivables, en tanto que 4.6 millones de campesinos carecen de parcelas para vivir y trabajar. Mons. Tomás Balduino, presidente de la Comisión Pastoral de la Tierra, dijo que los caminantes, al tomarse Brasilia, quieren recordar al presidente Lula, que, incluso habiendo garantizado que la Reforma Agraria será una de las prioridades de su gobierno, no ha logrado dar pasos concretos y significativos en este rumbo. Los manifestantes “quieren sacudir al Congreso donde anidan, no los defensores del pueblo sino los negociaciones de los grupos poderosos y de las elites, que mantienen y amplían sus privilegios. Quieren abrir los ojos al poder judicial, cuya ceguera es emblemática. Realmente es ciego para ver las justas y legítimas reivindicaciones de los pequeños por la tierra, la alimentación, el trabajo, la vivienda, la salud, pero observa con nitidez el “derecho” de los poderosos, sobre todo el derecho a la propiedad sin reservas y sin límites”, destacó Balduino. Los organizadores de la marcha (el MST, la Comisión Pastoral de la Tierra, Vía Campesina y el Grito de los Excluidos) tienen previsto que ésta llegue a Brasilia el 17 de mayo, en donde se realizará un gran acto público.