Desafíos del periodismo
- Opinión
Al hablar de desafíos del periodismo es preciso dejar claro que hay dos tipos de periodismo: el de los trabajadores y el de las clases dominantes. Cuando hablamos sobre la lucha por la democratización de la información, la distancia entre estos dos periodismos aumenta infinitamente.
El periodismo patronal, de los grupos empresariales, de los conglomerados de mass media, no tiene ninguna preocupación por la democratización. Su único objetivo es: defender la sociedad establecida y obedecer, sin chistar, a sus dueños. Individualmente, cada periodista puede intentar hacer pequeños orificios en la muralla blindada de cemento y acero que garantiza la inviolabilidad del castillo de los propietarios de los medios de comunicación. Pero la actitud final que expresa el rechazo de los periodistas no conformistas sólo puede ser una sola: presentar la renuncia. No hay otra salida.
En el célebre libro sobre Chatô, de Fernando Moraes, hay un diálogo entre un periodista que se siente castrado, en determinada ocasión, por el dueño de los Diarios Asociados, Assis Chateaubriand. Con la mayor claridad del mundo, el poderoso Chatô le dice tranquilamente al inquieto subordinado: “Quiere tener opinión, monte su propio periódico”. Esta es la claridad, sin traumas éticos o psicológicos, de una burguesía que tiene conciencia de clase.
Muchos desafíos
El otro campo del periodismo al servicio de la mayoría del pueblo, de los trabajadores, al contrario, tiene varios desafíos en la lucha por la democratización de la información.
El primero es hacer que exista este periodismo alternativo. Hay un esfuerzo enorme a ser emprendido por legiones de periodistas, radialistas, artistas gráficos y todo tipo de comunicadores, para apoyar, incentivar, hacer que nazca todo tipo de comunicación alternativa. Una comunicación que sea hecha para el pueblo-trabajador, con éste y que lo incluya en su producción.
Hay ejemplos actuales en este sentido, y el más significativo en Brasil hoy es el semanario Brasil de Fato. Para un público diferente hay experiencias como la revista Caros Amigos.
Pero, para emprender esta tarea es necesario haber perdido las ilusiones en la imparcialidad, neutralidad, objetividad, equidistancia de la prensa. Es que si se cree en papá Noel, no habrá disposición, coraje e iniciativa para hacer su propia prensa. La prensa del pueblo explotado y oprimido.
No hay ninguna objetividad, distanciamiento o imparcialidad cuando la revista Veja habla del MST. Hay una tesis a ser comprobada. A ser divulgada. A ser comunicada. La tesis que no puede haber reforma agraria en Brasil. Que el país tiene que continuar en las manos de los viejos coroneles del interior que heredaron “sus” tierras de las sesmarias (lotes abandonados) de antaño. Como mucho, la tierra debe pertenecer a los grandes grupos exportadores, de preferencia multinacionales. Esto es lo que se denomina “línea editorial” de esta revista. O sea, la “verdad” a ser divulgada. El resto, los hechos, las respuestas de los entrevistados, las investigaciones incómodas... como mínimo deben ser dejados de lado, olvidados.
Esta es la imparcialidad de la cuarta revista de información del mundo con más de un millón de ejemplares. Basta mencionar las portadas que salieron al final de cada Foro Social Mundial en Porto Alegre, o en 2004, en la India. Nada para destacar un evento de decenas de miles de personas que se posicionaba claramente contra el proyecto político de la revista. El neoliberalismo, el ALCA, el financiamiento de la economía, el FMI, el Banco Mundial, las guerras de Bush, todos estos temas eran rechazados por los 50, 60, 100 o 200 mil participantes en las varias ediciones del Foro Social Mundial. Por eso, cada Foro debía ser ocultado. No podía aparecer en la portada de la revista. Y no apareció.
Las portadas de Veja
Sólo como ejemplo, veamos algunas portadas de la revista. Después del segundo Foro, el 13 de febrero de 2002, una portada excitante: Su edad sexual, sin ninguna alusión a un evento que congregó a gente de 133 países que participó en centenares de mesas de debates. Es más, que tuvo una manifestación de 50 mil personas contra el ALCA. Todo eso, realmente, necesitaba ser escondido a los millones de lectores de esta revista.
Y al final del tercer Foro del año siguiente, ¿cual sería la portada capaz de encubrir, de nuevo, ese encuentro aún más internacional? El 29 de enero de 2003 Veja aparece con una bella portada genérica, vacía, hueca, la típica portada de cajón para encubrir algo incómodo: Diabetes el enemigo oculto.
Estos son dos simples ejemplos de cómo los grandes mass media, los mass media empresariales, los mass media de ellos, trata a la comunicación. Lo que importa es garantizar la continuidad de un modelo político e impedir la sustitución por otro menos útil a los detentadores actuales del poder.
En la medida que las fuerzas populares pierdan la ilusión de verse reflejadas en los mass media de los otros, se abre una avenida de posibilidades.
Hay un espacio vacío a ser ocupado, que puede ser llenado por toda suerte de iniciativas volcadas a la producción de instrumentos de comunicación del pueblo-trabajador. Se puede invertir en apoyo a las iniciativas nacidas en los medios populares, creación de cooperativas para la producción de periódicos, redes de radio o TVs comunitarias.
Muchos pasos que dar
El primer paso es hacer que nazcan todo tipo de iniciativas del propio pueblo. Este paso es fundamental para hacer perder la ilusión de una posible democratización proveniente de arriba. Esta no vendrá a menos que sea forzada por la organización y movilización popular. Después de vencido el primer desafío de ayudar a hacer perder las ilusiones en los mass media empresariales y en su disposición ética para democratizarse, hay muchos otros pasos que dar.
Se trata de perfeccionar constante e indefinidamente cada instrumento producido: su pauta, su lenguaje, su presentación artística- grafica, su distribución.
Hay innumerables iniciativas y tareas que pueden y deben ser retomadas si queremos que el pueblo trabajador llegue a ser el actor de su comunicación. Una comunicación alternativa que haga de la lucha contra-hegemónica su propio proyecto de comunicación.
Cien años de comunicación alternativa
Brasil es un país que vive un fenómeno singular. Un partido de izquierda sin ningún periódico propio que consiguió ganar las elecciones presidenciales. ¿Cómo fue posible convencer a 53 millones de la necesidad de apoyar su programa económico-político-social?
Mundialmente hablando, es un país que no lee. O mejor, lee muy, muy poco. Una estadística de la UNESCO de 2000 dice que entre los 194 países de la ONU, estamos en 102º lugar en centenas de periódicos. Pese a esta tradición de poca lectura de nuestro pueblo, los trabajadores, que a lo largo de nuestra historia quisieron cambiar este mundo, siempre se preocuparon por la comunicación.
Al comienzo de la industrialización, los primeros trabajadores, casi todos anarquistas, produjeron centenares de periódicos obreros. Desde 1875 hasta 1930 se cuentan más de 500 títulos diferentes. Era una prensa que disputaba una visión del mundo completamente diferente a la visión capitalista-liberal dominante.
Después de 1930, a partir de la fundación del Partido Comunista, 1922, la prensa partidaria comunista pasó a sustituir a la prensa sindical anarquista de comienzos de siglo. Ella florecerá hasta 1964, año del golpe militar que implantó una dictadura terrorista.
Luego de la Segunda Guerra, había, en el país, más de ocho periódicos diarios de izquierda. En verdad, todos ellos del Partido Comunista. Estos eran los que habían sustituido a los periódicos obreros de la primera fase de la industrialización.
De 1964 a 1980, época de la dictadura militar, la línea conductora de la prensa contra-hegemónica fue impulsada por la llamada prensa alternativa. Eran casi dos centenares de periódicos, burlando la censura y las incautaciones de la policía, que reivindicaban otra sociedad, con democracia y para muchos, que marcharía rumbo al socialismo.
Con la explosión de las huelgas y el renacimiento de la actividad sindical, la línea histórica de la prensa contra-hegemónica será continuada por la prensa sindical. Miles de panfletos, periódicos, cartillas, son producidos semanalmente. El tiraje mensual de esta prensa llega a algunas decenas de millones. En el auge del ascenso de las luchas, del 78 al 94, en el sector de la Central Única de los Trabajadores se llegó a tener 5 periódicos sindicales diarios, con un tiraje conjunto de 350 mil ejem.
Fueron estos periódicos que se jugaron contra el proyecto neoliberal y sus manifestaciones: Contra las privatizaciones, contra la flexibilización de los derechos, contra las reformas neoliberales impuestas por el FMI, contra la dominación imperialista en América Latina y mundo.
Ahora, en los años 2000, asistimos a un decaimiento de las luchas sindicales y sociales y con ello a un reflujo de la prensa contra-hegemónica. Al mismo tiempo en Brasil constatamos, que un partido de izquierda que asume el poder en 2003, se rehúsa a construir su propia prensa para la batalla por la hegemonía.
En ese rápido contexto histórico, los desafíos de una prensa al servicio del pueblo-trabajador asumen todos sus ribetes trágicos y al mismo tiempo profundamente estimulantes.
Vito Giannotti es coordinador del Núcleo Piratininga de Comunicación y autor, entre otros, de los libros: Muralhas da Linguagem, Comunicação Sindical: a arte de falar para milhões, Manual de Linguagem Sindical, O que jornalismo operário, Estrutura Sindical no Brasil e Cem anos de Lutas Operárias.
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