Bombardeo climático
10/04/2008
- Opinión
Las emisiones de gases de efecto invernadero deberían reducirse en un 50% para el año 2050 respecto al nivel de 1990, advierte Naciones Unidas. Urge alcanzar acuerdos internacionales que eviten daños irreversibles, pero la saturación mediática en cuestiones del clima, que parece estar de moda, puede adormecer la conciencia social.
Reducir los efectos de la contaminación atmosférica es uno de los grandes desafíos de la humanidad. La sobreexplotación de los recursos, los cambios de temperatura y el progresivo calentamiento del planeta merman los ecosistemas y provocan la rápida extinción de algunas especies. Más del 30% de los anfibios, el 23% de los mamíferos y el 12% de las aves están amenazados, según el último Informe mundial sobre el medio ambiente de Naciones Unidas.
Aumenta el tamaño de la ‘huella ecológica’, término por el que se mide el impacto de la actividad humana sobre su entorno. La cantidad de recursos que la población consume cada año supera la capacidad del planeta para generar materias primas debido a un modelo económico donde prima el máximo beneficio a costa de la sobreexplotación de los recursos naturales.
Los informes científicos prevén un aumento de temperaturas por el derretimiento de los glaciares que elevaría el nivel de los mares e intensificaría las tormentas y las sequías, lo que provocaría migraciones masivas y millones de refugiados por el clima. La Organización Mundial de la Salud (OMS) celebraba este año el Día de la Salud bajo el lema “proteger la salud frente al cambio climático.” Éste supone una amenaza creciente para la salud de millones de personas, ya que muchas de las enfermedades más mortíferas son sensibles a las condiciones climáticas. Ya se percibe un aumento de las muertes por olas de calor y por enfermedades transmitidas debido a los desastres naturales.
Algunos países en desarrollo redujeron el crecimiento de sus emisiones durante las tres últimas décadas. Sus políticas de desarrollo incluyen las energías renovables para garantizar la protección del entorno y permitir un avance limpio.
Para alcanzar los objetivos de Kyoto, los países industrializados deberían reducir sus emisiones entre el 60% y el 80% para 2050. Estados Unidos no firmó el Protocolo de Kyoto a pesar de que emite una cuarta parte del dióxido de carbono del planeta. Pero una nueva Hoja de Ruta acordada en Bali devuelve la esperanza sobre un pacto que involucraría a Estados Unidos y a las principales economías en desarrollo, como China e India. Además, se toman en consideración las emisiones de gases de efecto invernadero debidas a la deforestación y a la degradación del suelo, que reducen las superficies verdes encargadas de absorber gran parte de los gases de efecto invernadero. El último escenario para la discusión climática fue Bangkok, donde comenzaron una serie de reuniones que finalizarán en 2009 con la aprobación de un nuevo acuerdo internacional de reducción de emisiones que sustituya al actual.
Hasta hace unos años, sólo los ecologistas y algunos científicos conocían la realidad del cambio climático, pero el grupo presidido por el ex vicepresidente norteamericano Al Gore ha puesto de moda el tema del cambio climático, con el riesgo de convertirse en una moda con fecha de caducidad. El bombardeo de informaciones alarmantes sobre el futuro que nos espera no deja espacio a las soluciones ni a los cambios que son necesarios.
El IV Informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) indica que con las tecnologías existentes y la reducción de la quema de combustibles fósiles se puede controlar la emisión de gases invernadero. Incluso la reconstrucción de los fondos marinos tras el desprendimiento de los bloques de hielo se va a completar en pocas décadas, cuando se esperaba que el proceso durara cientos de años.
El calentamiento global es producto del modelo de crecimiento actual y no en sí el culpable de todo. Sus consecuencias son graves, pero antes de que se queme por completo el planeta, apaguemos los fuegos y comencemos su reconstrucción.
- Olga Sarrado Mur es Periodista
Fuente: Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS), España.
Reducir los efectos de la contaminación atmosférica es uno de los grandes desafíos de la humanidad. La sobreexplotación de los recursos, los cambios de temperatura y el progresivo calentamiento del planeta merman los ecosistemas y provocan la rápida extinción de algunas especies. Más del 30% de los anfibios, el 23% de los mamíferos y el 12% de las aves están amenazados, según el último Informe mundial sobre el medio ambiente de Naciones Unidas.
Aumenta el tamaño de la ‘huella ecológica’, término por el que se mide el impacto de la actividad humana sobre su entorno. La cantidad de recursos que la población consume cada año supera la capacidad del planeta para generar materias primas debido a un modelo económico donde prima el máximo beneficio a costa de la sobreexplotación de los recursos naturales.
Los informes científicos prevén un aumento de temperaturas por el derretimiento de los glaciares que elevaría el nivel de los mares e intensificaría las tormentas y las sequías, lo que provocaría migraciones masivas y millones de refugiados por el clima. La Organización Mundial de la Salud (OMS) celebraba este año el Día de la Salud bajo el lema “proteger la salud frente al cambio climático.” Éste supone una amenaza creciente para la salud de millones de personas, ya que muchas de las enfermedades más mortíferas son sensibles a las condiciones climáticas. Ya se percibe un aumento de las muertes por olas de calor y por enfermedades transmitidas debido a los desastres naturales.
Algunos países en desarrollo redujeron el crecimiento de sus emisiones durante las tres últimas décadas. Sus políticas de desarrollo incluyen las energías renovables para garantizar la protección del entorno y permitir un avance limpio.
Para alcanzar los objetivos de Kyoto, los países industrializados deberían reducir sus emisiones entre el 60% y el 80% para 2050. Estados Unidos no firmó el Protocolo de Kyoto a pesar de que emite una cuarta parte del dióxido de carbono del planeta. Pero una nueva Hoja de Ruta acordada en Bali devuelve la esperanza sobre un pacto que involucraría a Estados Unidos y a las principales economías en desarrollo, como China e India. Además, se toman en consideración las emisiones de gases de efecto invernadero debidas a la deforestación y a la degradación del suelo, que reducen las superficies verdes encargadas de absorber gran parte de los gases de efecto invernadero. El último escenario para la discusión climática fue Bangkok, donde comenzaron una serie de reuniones que finalizarán en 2009 con la aprobación de un nuevo acuerdo internacional de reducción de emisiones que sustituya al actual.
Hasta hace unos años, sólo los ecologistas y algunos científicos conocían la realidad del cambio climático, pero el grupo presidido por el ex vicepresidente norteamericano Al Gore ha puesto de moda el tema del cambio climático, con el riesgo de convertirse en una moda con fecha de caducidad. El bombardeo de informaciones alarmantes sobre el futuro que nos espera no deja espacio a las soluciones ni a los cambios que son necesarios.
El IV Informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) indica que con las tecnologías existentes y la reducción de la quema de combustibles fósiles se puede controlar la emisión de gases invernadero. Incluso la reconstrucción de los fondos marinos tras el desprendimiento de los bloques de hielo se va a completar en pocas décadas, cuando se esperaba que el proceso durara cientos de años.
El calentamiento global es producto del modelo de crecimiento actual y no en sí el culpable de todo. Sus consecuencias son graves, pero antes de que se queme por completo el planeta, apaguemos los fuegos y comencemos su reconstrucción.
- Olga Sarrado Mur es Periodista
Fuente: Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS), España.
https://www.alainet.org/es/articulo/126879?language=en
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