No rotundo al bloqueo estadounidense contra Cuba

29/10/2008
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Ayer miércoles, día 29 de octubre de 2008, y como sucede desde hace ya diecisiete años, la Asamblea General de la ONU sometió a votación el bloqueo económico, comercial y financiero que desde hace casi medio siglo Estados Unidos mantiene de manera ilegal contra el pueblo de Cuba. El resultado, por abrumadora mayoría, fue de rechazo a la práctica estadounidense de atentar contra los derechos humanos de todo un pueblo y obstaculizar su desarrollo económico.

 

De 192 países que conforman la ONU, 185 votaron a favor de poner fin al bloqueo “lo antes posible”, 3 a favor de seguir manteniéndolo –Estados Unidos, Israel y Palau- y dos se abstuvieron –Micronesia e Islas Marshall-, registrándose la ausencia de los otros dos países.

 

años

Contra el Bloqueo

A favor del Bloqueo

Ausencias

Abstención

1992

59

3

46

71

1993

88

4

35

57

1994

101

2

33

48

1995

117

3

27

38

1996

137

3

20

25

1997

143

3

22

17

1998

157

2

14

12

1999

155

2

23

8

2000

167

3

15

4

2001

167

3

16

3

2002

173

3

11

4

2003

179

3

7

2

2004

179

4

7

7

2005

182

4

4

1

2006

183

4

4

1

2007

184

4

3

1

2008

185

3

2

2

 

En cualquier caso, lo que año tras año también queda de manifiesto es que la ONU necesita urgentemente un cambio radical en todos los órdenes, si quiere recobrar su maltrecha credibilidad. No es aceptable que la tiranía, con la que se desenvuelve el citado organismo, condicione la vida de la inmensa mayoría de la población mundial. Es inadmisible que cinco países –entre ellos Estados Unidos- puedan ningunear las decisiones tomadas por los otros 187 con la fascista herramienta de recurrir al veto. ¿Por qué, en este caso concreto, 185 países tienen que someterse a la voluntad de tres?

 

Según los tratados de 1948 y 1949, suscritos también por Cuba y Estados Unidos, el bloqueo de alimentos y medicinas, aún en tiempos de guerra, es delito y debe ser sancionado. Pero, ¿cuándo Estados Unidos ha acatado las resoluciones que perjudican o no favorecen a sus imperiales intereses?, ¿cuándo el gobierno de ese país ha sido sancionado por incumplir las leyes y los acuerdos que no le convienen?, ¿cuándo gobierno u organismo alguno ha tratado de que este país cumpla con sus obligaciones? ¡Nunca! La impunidad con que el consentido imperio siempre se desenvuelve hace muchos años que quedó manifiesta.

 

El bloqueo impuesto por Estados Unidos a Cuba fue puesto en marcha para causar hambre y desesperación a la población revolucionaria y, de esa cruel manera, enfrentarla a su dirección con el ánimo perverso de derrocarla. Documentos desclasificados en 1991 así lo certifican: “No existe una oposición política efectiva en Cuba; por tanto, el único medio previsible que tenemos hoy para enajenar el apoyo interno a la Revolución, es a través del desencanto y el desaliento, basados en la insatisfacción y las dificultades económicas. Debe utilizarse prontamente cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de Cuba. Negarle dinero y suministro a Cuba para disminuir los salarios reales y monetarios, a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.

 

Estas palabras fueron expresadas el 6 de abril de 1960 por el entonces secretario de Estado Adjunto para los Asuntos Interamericanos, Lester Dewitt Mallory, durante una reunión dirigida por el presidente de Estados Unidos, Dwight Eisenhower. Este señor siguió al pie de la letra las citadas recomendaciones. El 6 de julio de 1960 redujo la cuota de importación de azúcar cubano. El 30 de octubre del mismo año prohibió todas las exportaciones a Cuba, excepto comestibles y medicinas. Y finalmente el 16 de diciembre, también de 1960, redujo a cero la importación de azúcar cubano. Mientras tanto y asesorado por la CIA, en su cabeza se desarrollaban los planes de la invasión mercenaria por Playa Larga y Playa Girón.

 

El presidente que le hubo reemplazado, John F. Kennedy, se encargó de continuar con los planes de su predecesor, materializando –aunque sin éxito- la citada invasión el 17 de abril de 1961, y ordenando el bloqueo económico total de la Isla el 3 de febrero de 1962.

 

A día de hoy, el bloqueo económico, comercial y financiero sigue vigente, tras haber sido endurecido hasta límites insospechados por las diferentes administraciones. En 1992, con un George H. Bush ya decadente, se aprobó la Ley Torricelly –oficialmente Ley para la Democracia Cubana-; y en pleno periodo especial –en 1996- William Clinton puso en marcha la Hemls-Burton –Ley para la Libertad y la Solidaridad Democrática Cubana-, con efectos extraterritoriales. El 30 de junio de 2004, George W. Bush aplicó nuevas medidas restrictivas para la Isla. A partir de aquella fecha, a los cubanos residentes en Estados Unidos sólo se les permite viajar a Cuba catorce días cada tres años, no pudiendo visitar ni a sus familiares más allegados durante ese período de tiempo –una vez consumidos los catorce días- aunque estos estén al borde de la muerte. Así mismo, se les redujo de 164 a 50 dólares el gasto diario durante la exigua estancia permitida, reduciéndose considerablemente también las cantidades de dinero que cada tres meses pueden enviar a sus familias; el envío de medicinas fue igualmente restringido. Otras reducciones importantes fueron las de los viajes con móviles educativos e intercambios culturales. Mientras tanto, 36 millones de dólares fueron desviados de las arcas públicas para apoyar a la oposición interna, 18 millones de dólares para mejorar las retransmisiones de Radio y Televisión Martí desde un avión C-130 de las fuerzas Aéreas de Estados Unidos que sobrevuela aguas internacionales, y 5 millones para que los diplomáticos norteamericanos organicen conferencias y actos contra la Revolución. Esos gastos se han ido incrementando con el paso de los años, sin la obtención de resultados satisfactorios.

 

A pesar de todo, todavía hay quien sostiene que el gobierno cubano se siente cómodo con la vigencia del bloqueo, “porque le sirve de excusa para no emprender reformas o para “encubrir su fracaso”. Nada más lejos de la realidad. Una prueba evidente de que ciertamente está haciendo mucho daño es que, tras los recientes pasos por Cuba de los huracanes Gustav e Ike, el gobierno cubano pidió el levantamiento del bloqueo –aunque sólo fuera por seis meses- para poder comprar, en las mismas condiciones que cualquier otro país, materiales necesarios para la reconstrucción de la infraestructura dañada a lo largo de toda la Isla. Estados Unidos no accedió a la petición. ¿El motivo de su negativa? La enfermiza necesidad de seguir provocando daño a un pueblo cuya “manzana” no acaba de caer en sus manos, a una Revolución que no se rinde ni se destruye, y, sobre todo, a la imperiosa necesidad de no permitir que el pueblo de Cuba demuestre al mundo entero que sin impedimentos fascistas habría llegado mucho, muchísimo más lejos.

 

Y es que si a las pérdidas económicas provocadas por el bloqueo impuesto, mantenido y endurecido por los diez últimos presidentes de los Estados Unidos –más de 93.000 dólares, equivalentes a unos 224.000 millones de dólares al cambio actual- le añadimos las ocasionadas por la invasión mercenaria de Playa Larga y Playa Girón y todos los actos de terrorismo cometidos por sus mercenarios en territorio cubano –causantes de 3.478 muertos y 2.099 lisiados-, estaríamos refiriéndonos a más de 300.000 millones de dólares, eso sin tener en cuenta las demandas de indemnización por daño moral. Y cualquier mente no trastornada sabe que, para un pequeño país –para uno grande tampoco-, este esgrimido dato no es ninguna tontería.

 

Cuba no mendiga, sólo reclama que se aplique el Derecho Internacional. A pesar de todos los ataques recibidos, su Revolución resiste y avanza. Los últimos diez gobiernos de Estados Unidos han procurado y hasta anunciado, en no pocas ocasiones, su muerte por “enfermedad económica”. Confundían el deseo con la realidad, sin duda, o simplemente mentían para tratar de ocultar sus repetidos fracasos. Y es que sí en verdad así lo hubieran creído, ¿por qué ninguna de las administraciones imperialistas suprimió el bloqueo para que sin excepción alguna todo el mundo hubiera asistido su entierro?

Paco Azanza Telletxiki

http://baragua.wordpress.com

https://www.alainet.org/es/articulo/130568?language=es
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