Una rebelión bolivariana de impacto continental en la OEA

10/06/2009
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Comprender profundamente el significado de lo que ocurrió en la 39 Asamblea General de la OEA requiere el conocimiento integral de la génesis y de la evolución de ese organismo multilateral creado por iniciativa de aquel gobierno estadounidense presidido por Harry Truman y en función de sus intereses hegemónicos mundiales para mantener a los continentes de América del Norte, de América del Sur y de El Caribe bajo su estricto control geopolítico, subordinando a ello cualquier otro interés legítimo de los pueblos, incluido el estadounidense. Sólo habría que recordar que Truman, tuvo dos características definitorias de su naturaleza, aún cuando era del Partido Demócrata: ser un genocida antidemocrático y ser un acérrimo anticomunista. Su acción internacional fue resultado de la aplicación de lo que se conoce como Doctrina Truman de Contención al Comunismo y tiene en su haber la orden de lanzar las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki en tanto disminuía el poder del Congreso estadounidense a favor suyo,  y había promovido una política exterior amenazante y terrorista contra los pueblos del sur para impedirles autodeterminarse, optar por el socialismo y ejercer la verdadera independencia. En función de ello creó en 1947 el TIAR y en 1948 la OEA. Luego, ante el avance real de las ideas socialistas por el mundo, los dos presidentes siguientes: Eisenhower y Kennedy continuaron -en esencia- con la Doctrina de Contención al Comunismo, no por la vía de cooperar y dejar de explotar a los pueblos sino por la vía de presionarlos, engañarlos, tratar de sobornarlos y chantajearlos con la amenaza de invasiones y golpes de estados, aplicándolo en aquellos casos de gobiernos dignos que no permitían tales abusos.

Expresión de los cambios del siglo XXI

¿Qué está ocurriendo hoy en la OEA? Una rebelión diplomático-política victoriosa, de una importante parte de los gobiernos de Nuestra América, la mayoría de ellos interpretando los reclamos de justicia, igualdad y antiimperialismo de sus pueblos, históricamente explotados por los instrumentos neocoloniales del imperio norteamericano, el mismo que ahora se opone a reconocer uno de los errores más crueles cometidos contra el pueblo de Cuba desde inicios de la década del 60. Es decir, estamos en un punto de inflexión donde los acontecimientos intracontinentales e intercontinentales comienzan a llevar con mayor fuerza: la marca de la Espada de Bolívar y de los sables de Petión y Louverture pues en tanto el ALBA avanza con fuerza, El Caribe parece decidido colectivamente a reeditar la hazaña de aquellos libertadores afrodescendientes y actuar como una verdadera comunidad de naciones donde el pasado fue compartido, el presente se construye con firmeza y decisión, y el futuro va tomando forma. La nobleza del ser caribeño fue mostrada a la Secretaria de Estado yanqui, pero también, el ser caribeño le demostró su dignidad y su solidaridad con Cuba, su hermana mayor que desde hace cincuenta años viene ayudando a todos esos pueblos a mantener su identidad y su cultura, y a  resolver problemas acuciantes de sus gentes.

El indetenible avance socialista

Esta revuelta diplomático-política latinoamericana y caribeña contra EEUU en la OEA respecto a Cuba es la consecuencia de las transformaciones estructurales económicas, políticas e ideológicas que vienen sucediéndose en Nuestra América unidas a las transformaciones mundiales de carácter más general que han originado nuevas correlaciones de fuerzas políticas en el mundo globalizado, por ejemplo, como lo observamos  ahora con el fortalecimiento de la alianza ruso-china en la OSCH.

En
Nuestra América ha sido Venezuela y su extraordinario e incansable Presidente Comandante Chávez,  el mayor factor de empuje objetivo desde las mismas raíces de los procesos económicos, lo cual también ha favorecido los cambios subjetivos y que las ideas de emancipación social se rieguen por toda Nuestra América.


A la mayor independencia económica del sur debe corresponderle, en el tiempo, una mayor independencia política y una mayor avance ideológico socialista.

Contraste ONU-OEA como reflejo del miedo a los pueblos

Por ello, uno de los contrastes que deben llamar mucho la atención que a su vez contienen una carga heurística reveladora, es la gran contradicción existente entre las proyecciones multilaterales de la Asamblea General de la ONU y de la Asamblea General de la OEA respecto al tema del diferendo Cuba-EEUU. Habría que preguntarnos: ¿Por qué en la Asamblea General de la ONU se puede adoptar una Resolución en contra del Bloqueo Económico, Comercial y Financiero de EEUU contra Cuba de 184 votos a favor de Cuba y sólo 4 en contra, mientras que en la OEA nunca se ha podido pronunciar al respecto y las últimas decisiones en la Cumbre de las Américas y en la OEA respecto a Cuba, se tuvieron que tomar por consenso. ¿Es realmente la OEA una institución donde existen los mismos mecanismos y condiciones para ejercer la democracia como ocurre en la Asamblea General de la ONU? Si esos mecanismos existieran, entonces ¿por qué hay tantos obstáculos para que los mismos gobiernos que votan a favor de Cuba y contra los EEUU en la ONU lo hagan en la OEA en la misma dirección respecto al bloqueo? ¿Por qué no ha prosperado la propuesta venezolana, boliviana, sandinista, o ecuatoriana en la OEA de llegar a un pronunciamiento contra el bloqueo de EEUU a Cuba?.

Factores históricos y la raíz del problema

Pudieran parecer posiciones contradictorias de parte de Latinoamérica y El Caribe pero en realidad son consecuencia del férreo control estadounidense de toda la estructura y el funcionamiento de la OEA –de ahí su inoperancia como órgano colectivo- pues fue diseñado para alcanzar los objetivos monroistas y anticomunistas de la guerra fría impulsada por EEUU como única opción posible ante el pujante campo socialista de entonces, encabezado por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Evidencias de ello, son precisamente todo un conjunto de hechos ocurridos desde 1962 que tienen como antecedentes las medidas patrióticas de nacionalizaciones revolucionarias (1960) ante la descapitalización provocada por la oligarquía cubana y el imperio yanqui, el rompimiento de relaciones diplomáticas de EEUU con La Habana (enero 1961) y el  fracaso de la invasión armada pro-estadounidense por Playa Girón en Cuba (abril de 1961). Ante toda la impotencia imperial frente a la Revolución Cubana,  el gobierno de Kennedy provoca un acontecimiento traicionero en la Reunión de Cancilleres en 1962 en Montevideo, Uruguay, contra Cuba, para dejarla fuera del cónclave, y logra un apoyo mayoritario de gobiernos latinoamericanos a adoptar una resolución –en contra de la propia Acta Constitutiva de la OEA- para apartar a Cuba del concierto de Naciones americanas por el sólo hecho de que su pueblo decidió autodeterminarse como país soberano e independiente y optar por la vía socialista de desarrollo, principios que ya habían sido aceptados y consagrados por las naciones en la constitución de la ONU en 1945, y además de ello, haber presionado en algunos casos y ordenado en otros casos, a los gobiernos latinoamericanos en 1964 a romper relaciones diplomáticas con Cuba, ocasión en la cual solo los gobiernos de México, Uruguay, Chile y Bolivia se opusieron a cumplir el designio yanqui. Contra ellos se dirigieron las acciones imperialistas y de ellos, solo México pudo mantener la dignidad en nombre de todos los pueblos de Nuestra América. 

Por todo ello, ante cualquiera de las respuestas a las interrogantes no debe olvidarse nunca que el bloqueo de EEUU a Cuba es la raíz del problema pues comenzó aún estando Cuba en la OEA, y esta no hizo nada a favor de Cuba como miembro fundador de la OEA, ni contra la ilegalidad internacional del bloqueo. Es decir, la Resolución de 1962 fue un apoyo “jurídico” –aún siendo antijurídica- al bloqueo financiero, económico y comercial de EEUU contra Cuba, y no a la inversa, al igual que la Resolución de 1964 obligando a romper relaciones diplomáticas con Cuba para reforzar el bloqueo. De manera que la causa más poderosa para cumplir con el deber solidario es –como lo ha manifestado el Comandante Chávez – luchar contra el bloqueo de EEUU contra Cuba.

“Radical es quien va a la raíz” nos decía José Martí, lo ha demostrado Fidel, y nos lo recuerda Chávez. Quién quiera investigar la raíz del bloqueo estadounidense contra Cuba, lea la II Declaración de la Habana, aprobada por el millón de personas que luego de escuchar el discurso de Fidel en la Plaza de la Revolución, conoció y aprobó la famosa declaración el 4 de febrero de 1962, tres días después de la ofensiva imperial e infame resolución de la OEA. Por ello, también la histórica decisión de San Pedro Sula rinde homenaje al espíritu rebelde de la Sierra Maestra y de la II Declaración de La Habana.

La tendencia histórica y el consenso como táctica


Hoy estamos ante una situación continental diferente donde convergen dos factores que siempre están en un dinamismo correlacionado: poderío imperialista en declive y capacidades de acción emancipadoras de los pueblos del sur en franco crecimiento. La crisis capitalista mundial sin aún tocar fondo y el avance del socialismo por el mundo como visión, instrumento y praxis de los pueblos, interaccionan y se funden en una unidad como expresión de los dos polos de la principal contradicción de nuestra época: la que ocurre entre el trabajo que es un hecho esencialmente socialista y el capital que es un acontecimiento de naturaleza muy individualista.

La vanguardia de América Latina y Caribe ha dado dos oportunidades al bienintencionado Barack Obama (en la Cumbre de las Américas y en la OEA) para que no tenga una presión adicional del sur que podría utilizarse por los “halcones” del Pentágono en contra de Obama y de su aún ambigua política exterior. En ambas ocasiones se ha aceptado por la “vanguardia latinoamericano-caribeña”, muy conscientemente, en los procesos negociadores, no recurrir a la decisión final por votación, sino por consenso, precisamente ante dos propuestas con apoyo mayoritario de esa vanguardia, lo cual deberá ser sopesado y considerado por el propio Obama, ya que los pueblos latinoamericanos y caribeños siguen observando que el bloqueo estadounidense genocida contra Cuba continúa intocable e integralmente aplicándose no sólo contra el pueblo cubano sino contra todos los pueblos y empresas del mundo, y sin dudas, esa filosofía seguirá atentando contra la unidad continental.

La táctica negociadora usada ahora por la vanguardia de forma coyuntural no deberá constituirse en una norma estructural, ni algo parecido, para solucionar las contradicciones entre el imperio y nuestros pueblos, pues estos deben saber con exactitud, mediante los medios de comunicación internacionales de los países del ALBA y alternativos, qué gobiernos y diplomáticos de esta región desean seguir siendo colonias de EEUU, lo cual sólo se podrá hacer cuando se difunda y se elijan las decisiones de manera democrática y los sujetos votantes, aquellos subordinados a EEUU y aquellos a favor de los pueblos, se conozcan ampliamente por todos los pueblos. En definitiva, el socialismo vió la luz como poder estatal desde 1917 con el “Decreto de Paz” y con la estrategia de la “diplomacia pública” de Lenin pues los pueblos deben saber qué se negocia, quién negocia con quién y quienes apoyan a una u otra parte, sólo así podrán elegir el Presidente más adecuado a sus intereses.

Para nadie es un secreto que el consenso entre seres con iguales propósitos es una virtud, tal y como Evo Morales lo ha visualizado, pero el consenso para lograr un objetivo táctico con un imperio que tradicionalmente es traicionero, arrogante e infame, y que está en declive, debe ser usado muy circunstancialmente y siempre con visión estratégica pues en el derecho internacional, la costumbre es fuente de derecho, y los precedentes pueden ser usados vilmente, precisamente por quienes con mucho poder hacen lo necesario para revertir la marcha de la historia que está a favor de la vanguardia latinoamericano-caribeña. Como dijo hace poco el Comandante Fidel,  “los presidentes pasan, y el imperio queda” o como nos recuerda siempre el Che: “en el imperialismo no se pude confiar ni un tantito así”.

Al difundirse por Nuestra América las experiencias bolivarianas, en ellas siempre está presente la verdad como arma invencible, la justeza como principio de acción y la orientación popular como garantía del éxito. Los países del ALBA y sus simpatizantes se preparan para que en las próximas contiendas multilaterales de la OEA o de la Cumbre de las Américas, la luz sobre los actores no baje de intensidad bajo ninguna circunstancia, tal y como se ha logrado en la Asamblea General de la ONU, y los pueblos latinoamericanos-caribeños, con sus movimientos sociales y organizaciones políticas, puedan ejercer la contraloría social y tomar las decisiones pertinentes en los procesos electorales por venir que son decisivos para la proyección estratégica del ALBA y para la unidad que anheló el Libertador de América, Simón Bolívar.

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Barómetro Internacional, Análisis Político y Social Nacional e Internacional de Venezuela y el Resto del Mundo, www.barometrointernacional.org

https://www.alainet.org/es/articulo/134224?language=en
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