Mermelada de guayaba
Sobre el olvido de los orígenes
11/02/2011
- Opinión
Matilde espera sentada bajo una mata de guayabas y olfatea el aire pensando en la mermelada de guayaba marca tal. Ya no le huele a guayabas.
La mata arroja guayabitas a ver si Matilde recobra el sentido de realidad y se da cuenta de que está bajo un guayabo y que con las guayabas maduras, azúcar dorada y agua clara se elabora la jalea. Así de simple. Pero sucede que medios como la escuela hacen sentir que no es como es. Que la televisión instala en el cerebro que el proceso es inverso o diferente o no existió.
Los libros de Matilde dicen, por ejemplo, que los negros fueron traídos de África para trabajar como esclavos. Eso es todo. ¿Cómo fue el proceso previo? No cuentan. ¿Cómo se desarrolló la esclavitud? No informan. Si algún libro abunda en explicaciones no pasa de diez líneas. Y entonces la pobre se sienta bajo esta mata de guayabas, aspira profundamente y dice, después de exhalar, que ¡huele a mermelada de guayaba!
Mira Matilde, la mermelada huele así porque se elabora con esas frutas que ves tiradas en el suelo. En el aire hay olor a guayabas. Aquí en tu libro dice que durante el período colonial la mano de obra fue reforzada por esclavos traídos de África así sin más, sin señalar el Oeste de África: Senegal, Guinea, Costa Marfil, Ghana, Togo, Benín, Nigeria, Camerún Gabón, Congo, Angola… Y puedo jurarte, Matilde, que antes de la travesía nadie dijo: los Mandingas por favor hagan una fila aquí, los Congos si son tan amables por allá y los… usted qué es ¿Yoruba?, la fila de los Yoruba es la que está detrás de aquel barco, tome asiento por aquí y yo le aviso cuando llegue su turno. No. Fuimos secuestrados. Nadie nos solicitó la reservación ni nos preguntó a qué destino queríamos llegar. No. Fuimos desterrados. Ningún mayoral se sentó frente a nosotros a preguntarnos sobre nuestras destrezas y aspiraciones de sueldo, nada de eso, al contrario, nos midieron las extremidades, revisaron nuestros dientes y nos pusieron un hierro candente en el trasero para afirmar la propiedad privada y la privación de libertad. Fuimos esclavizados.
Y digo fuimos en vez de fueron para que no olvides que somos mermelada porque existieron aquellos esclavos, lo que pasa es que por no contar la historia o por contarla mal, la realidad se trastoca y se nos olvida la guayaba.
Hasta pudiéramos llegar a pensar que los negocios de producción, envasado, etiquetado y comercialización son responsabilidad de la mata por proveer las frutas y quién sabe qué otros absurdos.
Se han visto casos…
Publicado en Correo del Orinoco, Caracas, 6 Feb 2011
https://www.alainet.org/es/articulo/147518
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