Escuela de las Américas: brazo ideológico-militar de la <I>cultura estratégica</I>

13/06/2011
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Lo que nos ocupa tiene una importancia tremenda para nuestros pueblos. Todo este despliegue militar de los Estados Unidos en la región realmente nos debe preocupar ya que amenaza nuestro futuro, nuestra paz y los derechos humanos de todos nosotros y de los que están por nacer.
 
No sólo siguen instalando más bases militares en la última década, ahora están utilizando los puertos de países de América Latina, como Panamá y Costa Rica, para operar ahí sus barcos de guerra.
 
También, han reactivado la Cuarta Flota para patrullar nuestros mares. Vale decir que nos vigilan desde el mar, pero también desde el aire, con sus aviones espías y satélites, y como siempre desde las embajadas de los Estados Unidos, ubicadas en nuestros países, como lo reveló los documentos de WikiLeaks.
 
Por otro lado, hoy Estados Unidos tiene la Academia Internacional de Aplicación de la Ley (ILEA) en El Salvador y Perú adiestrando a policías de todos nuestros países propagando su cultura de cómo resolver conflictos.
 
Creo que todos podemos compartir que después de las dictaduras, los militares pasaron a un segundo plano, y han sido las policías quienes han tomado la primera línea de fuego y represión al movimiento social en el desarrollo de nuestras democracias atadas, transitorias, débiles, y contenidas.
 
Las policías, en ese sentido se han ido militarizando, y ya no sorprende ver, en imágenes de la última década, a nuestros policías en tanquetas, con cascos, con fusiles, con botas militares, con pasamontañas, involucrados en torturas, muertes y represión social.
 
No sólo Estados Unidos, esta invirtiendo en el plano netamente militar. Hay una inversión gigante en la capacitación y control de las policías de América Latina.
 
Un dato reciente, este 10 de mayo, en Puebla, México, se puso la primera piedra de la que será la sede de la Academia Nacional de Formación y Desarrollo Policial que es parte del Plan Mérida y la que costará 22 millones de dólares.
 
Por su puesto, la primera piedra, la puso el director general de la Iniciativa Mérida, Keith W. Mines, nada menos que miembro del Departamento de Estado de los Estados Unidos.
El Plan Mérida, que inicialmente se llamó Plan México, esta trayendo las mismas consecuencias que el Plan Colombia. En México, ya van unas 34 mil personas asesinadas tan sólo en los últimos años. En Colombia, por su parte, un informe de Medicina Legal denuncia que se han registraron 38 mil 255 personas desaparecidas en los últimos tres años.
Que increíble y paradoja, cada vez que se mete Estados Unidos a ayudar eso sólo se transforma en más muertos y abusos a los derechos humanos.
Los militares no están durmiendo
En este escenario de mayor presencia militar de Estados Unidos en la región, sigue operando la Escuela de las Américas que hoy, productos de las intensas protestas en Estados Unidos y la necesidad de cambiar su dañada imagen pública, el Pentágono le cambió el nombre y hoy se le conoce como Instituto de Cooperación y Seguridad del Hemisferio Occidental, o WHINSEC en inglés.
 
La Escuela de las Américas, para quienes no la conocen, es una academia militar fundada en 1946 en Panamá bajo la dirección del Ejército de Estados Unidos y cuyo objetivo inocente y público es adiestrar a soldados latinoamericanos en materias militares.
 
En 1984 fue expulsada de Panamá y desde entonces opera en Fort Benning en Georgia, Estados Unidos.
 
En esta academia militar se descubrieron en 1996 Manuales de entrenamiento que aconsejaban ejecuciones y torturas lo que vino sólo a corroborar las sospechas que hubo siempre sobre esta academia militar.
 
Fue aquí donde se comenzó a inocular la Doctrina de la Seguridad Nacional que enseñó a los militares el concepto del “enemigo interno”.
 
Que enseñó a los militares a combatir al “enemigo interno” dentro de las propias naciones, y eso enemigos no sólo eran, en esos tiempos de la guerra fría, los comunistas o los revolucionarios, sino todos aquellos que levantaran sus derechos, que cuestionaran el “orden establecido”, violaran el sacrosanto “estado de derecho” de las injusticias.
 
Y entonces los “enemigos internos” eran los trabajadores, los cesantes, los maestros, los estudiantes, los campesinos, los religiosos, los profesionales concientes, etc.
 
Soy de los que creen que esas ideas siguen en el ADN de los militares y de la policía lo que explica la facilidad que tienen de ir a reprimir las movilizaciones sociales, las huelgas de los trabajadores, de los estudiantes y de los indígenas que hoy luchan por sus derechos.
 
La Escuela de las Américas, o la WHINSEC, siguen pensando que al enemigo hay que eliminarlo, sin derecho a juicio ni nada de eso, como yo mismo lo vi en unas fotos que algunos de los nuevos graduados subieron a facebook en un entrenamiento que se llama Fundamentos de Operación para Despejar un Cuarto y donde se lee expresamente en la pizarra que se debe “Eliminar al Enemigo”.
 
 
 
- Pablo Ruiz del Equipo Latinoamericano de SOAW
 
Este texto corresponde a la ponencia presentada en la Conferencia Continental sobre Militarización Imperial: Comando Sur, USAID y “Cultura estratégica”, realizada en el Centro Cultural de la Cooperación, Sala Solidaridad, Buenos Aires. 
https://www.alainet.org/es/articulo/150479
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