Comentarios a la entrevista con Guzmán Bökler: “Izquierdas o derechas, todo a la basura” (I)

16/02/2013
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“Es demasiado pronto para opinar”  (Respuesta de Mao al ser consultada su opinión respecto a la Revolución Francesa).
 
“La mayoría de los seres humanos se comporta como los historiadores: sólo reconoce la naturaleza de sus experiencias vistas retrospectivamente”, dice Eric Hobsbawm (2).
 
Quizá por eso a Mao le parecía muy “fresca” la distancia de más de 150 años para emitir comentarios valorativos relativos a los telúricos acontecimientos políticos de 1789.
 
Lo mismo podría repetirse ahora, en ocasión de uno de los principales temas que el sociólogo guatemalteco Guzmán Bökler saca a colación, a lo largo de una entrevista recientemente realizada a su persona,  en la cual retoma el candente problema de la actual orfandad ideológica en la que se encuentran las izquierdas guatemaltecas, latinoamericanas, europeas y de otras partes.
 
En tal sentido, el principal planteamiento de Bökler consiste en señalar la apremiante necesidad de reinventar las ideologías que puedan ser puestas al servicio de los pobres, de los explotados, pero evitar hacerlo, dice él, “sin repetir los pseudodogmas soviéticos”.   
 
Para Bökler (co-autor de la influyente obra “Guatemala: una interpretación histórico-social), esta tarea de “reinventar las ideologías” a tono con las condiciones del presente, va mucho más allá la mera reestructuración de las izquierdas, y al respecto sostiene: “Dicen; reestructuremos la izquierda. A mí me han dicho eso y pienso: lo que tenemos que reestructurar es nuestra mente. No vamos a revivir lo que ya murió, eso es imposible. Lo que sí tenemos claro es ese panorama maldito de explotación, de ignorancia, de enfermedad, de desgana cultural total. Contra eso debemos combatir, se llame  izquierda o como se llame”.
 
Aquí debemos hacer un alto y asegurarnos de estar asimilando bien los múltiples significados de su mensaje. 
 
Para ello, realizo aquí una serie de interrogantes, formuladas en un marco de camaradería y sincero respeto hacia el erudito maestro. Incluso, llevan el ánimo sano de provocar en Bökler nuevas extensiones de sus ideas seminales planteadas en la entrevista ahora sujeta al análisis.
 
Nos dice “no repetir los pseudodogmas soviéticos”. Y yo pregunto: ¿Cuáles?
 
¿La supuesta división/separación total entre socialismo y capitalismo? ¿La inexistencia del “mercado” en el socialismo? ¿La abolición de la división y lucha de clases en el socialismo? ¿La equivalencia de estatismo con socialismo? ¿La equivalencia de socialismo con colectivismo?
 
También se me ocurre indagar: ¿Y qué significa realmente no repetirlos? ¿Se refiere también al estalinismo y al burocratismo?
 
¿Debemos acaso experimentar un proceso de suma cero con la teoría científica del cambio revolucionario de la sociedad? En otras palabras ¿debemos acaso empezar de nuevo? ¿Y la acumulación histórica del conocimiento? ¿Va también al cesto de la basura?
 
¿Cuál debería de ser entonces el papel, la naturaleza y características de la economía política revolucionaria del siglo XXI?
 
¿Es acaso que el capitalismo financiarizado del siglo XXI no tiene nada que ver con el capitalismo de los siglos anteriores?
 
También nos dice Bókler (otrora ideólogo de la Organización del Pueblo en Armas durante los años 70s y 80s): “No es reconstruyamos la izquierda: no hay nada que reconstruir, no se puede reconstruir lo que ya se destruyó. Yo creo que hay que marchar adelante”. 
 
Pero aquí surge otra interrogante; ¿Qué significa marchar adelante? ¿Marchar hacia dónde? ¿Hacia el cambio? ¿Cuál cambio? ¿Cómo? ¿Con quiénes?
 
Y cuando él afirma, como está expuesto líneas arriba, que antes de reconstruir las izquierdas debemos reconstruir nuestra mente, de manera inevitable nos lanza casi de cabeza hacia otras interrogantes no menos cruciales y complicadas:
 
¿Qué significa reconstruir nuestra mente? ¿Qué es la mente? ¿Es lo mismo que cerebro? ¿Es ella equivalente a la conciencia? Y si hablamos de transformar todo ello, ¿Cómo se hace tal cosa? ¿Quién facilita o está cualificado para ayudar a otros a realizarlo? ¿Bajo qué referentes? ¿Se refiere a la enajenación o alienación de la cual hablaron Platón, Aristóteles, Marx, Sartre, Jung y Fromm?
 
Y si de reconstruir nuestra mente dentro del esquema  del nuevo sujeto revolucionario; ¿Qué papel le daremos a las nuevas concepciones de la mente y la conciencia desde las ciencias duras, la neurofisiología y la neuro-fenomenología?
 
Se ha dicho que la “conciencia social” es el producto del “Ser social”, y que éste es ha su vez resultado de las condiciones económicas, políticas, sociales, culturales y espirituales que impregnan y dominan cada época histórica en particular. Bajo tales condiciones; ¿Cómo reconstruir nuestra mente-conciencia? ¿Podemos acaso escapar a las condicionantes de nuestra época? ¿Tiene –todavía- algún chance la conciencia robotizada del siglo XXI cobrar auto-conciencia?
 
Pero y si ni siquiera hemos empezado a entender la naturaleza real de la nueva época o era; ¿Cómo saber entonces cuáles son sus condicionantes?
 
Como vemos, son demasiadas preguntas para tan pocas certezas. Por ello, no dejo de pensar en la famosa frase de Mao citada al inicio de este artículo. Muy probablemente la actual “neblina histórica” es tan densa que quizá necesitaremos de mucha más perspectiva temporal para conocer a cabalidad dos cosas fundamentales: de dónde venimos (en términos de experiencia histórica inmediata) y hacia dónde vamos.
 
Por ello es que me parece imprescindible estudiar a fondo a tres autores insustituibles: Braudel, Hobsbawm y Wallerstein.
 
¿Por qué?
 
Braudel, el primero de ellos, nos ayuda a comprender importantes tendencias históricas de largo aliento (por ejemplo, la prematura aparición de servicios bancarios y financieros desde tiempos de la antigua Babilonia (3); Hobsbawm, quien estudió a fondo el turbulento e irrepetible siglo XX, nos expone razones de peso para sostener que en esencia, el así llamado “socialismo soviético”, no era tal, sino, más que nada, mero “capitalismo de Estado” (4); y Wallerstein, quien sostiene que en política no hay “piezas sueltas”, que el mundo entero (incluyendo el conjunto de sus sistemas y subsistemas económicos, políticos, sociales y culturales –lo que hoy llamamos naciones-), está “amarrado en un solo nudo”, al cual él le da el nombre de “sistema-mundo capitalista” (5).
 
Todas éstas interrogantes emergen como “furiosas avispas” luego de la certera patada que en la citada entrevista Bökler le proporciona al “panal de la historia” (entrevista en la cual trasciende la mera coyuntura local-guatemalteca y nos mete de cabeza en asuntos de dimensión universal y urgentes).
 
En los subsiguientes artículos me centraré en algunas de las interrogantes arriba citadas, sabiendo de antemano que cualquier intento de respuesta definitiva es sencillamente impensable.
 
En tal sentido, creo que la perspectiva correcta respecto al monumental desafío  de entender la naturaleza verdadera del actual proceso histórico del siglo XXI, nos la presentan con meridiana claridad la santa trinidad antes citada (Braudel, Hobsbawm y Wallerstein), herederos auténticos del germen intelectual dejado por Marx.
 
Hobsbawm, quien acuñó el término de “siglo XX corto” (pues, según su noción, comenzó en 1914 y terminó en 1989), nos indica literalmente lo siguiente;
 
“El fin de la guerra fría demostró ser no el fin de un conflicto internacional, sino el fin de una época, no sólo para Occidente sino para el mundo entero” (6).
 
Y Wallerstein dice: “Mientras el sistema-mundo se encuentra en crisis, también lo están los movimientos anti-sistémicos y, me atrevo a agregar, del mismo modo las estructuras analíticas autoreflexivas del sistema, es decir, las ciencias (7).
 
En otras palabras, y para usar el término de Bökler, el problema comienza con averiguar primero qué es lo que debemos tirar a la basura; su resolución continúa luego con saber como hacerlo; y después, en conocer lo que debemos hacer para saber lo que tenemos que hacer, lo cual obliga necesariamente, a conocer la esencia y naturaleza real de la nueva época civilizatoria en la cual hemos ingresado a partir de los históricos acontecimientos de 1989.
 
¿Es demasiado pronto para ello?
 
Notas y Bibliografía:
1.     “Guzmán Bökler o izquierdas, derechas, todo a la basura”: Entrevista realizada por Carolina Gamazo: Viernes, 1 Febrero, 2013: Revista (digital) Plaza Pública.
2.     “Historia del Siglo XX”: E. Hobsbawm, Editorial Crítica, Barcelona, 2009, p. 160.
3.     “A History of Civilizations”: Fernand Braudel, Penguin Books, London, 1995, p. 386.
4.     “Fue la interacción de la economía de modelo soviético con la economía del mundo capitalista a partir de los años sesenta lo que hizo vulnerable al socialismo. Cuando en los años setenta los dirigentes socialistas decidieron explotar los nuevos recursos del mercado mundial a su alcance (precios del petróleo, créditos blandos, etc.), en lugar de enfrentarse a la ardua tarea de  reformar su sistema económico, cavaron sus propias tumbas” (E. Hobsbawm, Op. cit, p. 254). 
5.     “Y ahora expreso lo que muchos han llegado a percibir: que es inútil analizar los procesos de desarrollo social de nuestras múltiples “sociedades” (nacionales) como si fuesen estructuras autónomas, de evolución interna, pues fueron y son de hecho en primer lugar estructuras creadas por procesos de escala mundial…” (“Impensar las ciencias sociales”: I. Wallerstein, Siglo XXI Editores, México, 2004, p. 85).
6.     Op. cit, p. 259.
7.     Wallerstein, Op. cit, p. 86.
 
- Sergio Barrios Escalante es Científico Social e Investigador. Escritor y narrador. Edita la revista virtual Raf-Tulum. Activista social por los derechos de la niñez y juventud en la asociación ADINA.
 
NDLR :  La entrevista titulada “Guzmán Bökler o izquierdas, derechas, todo a la basura”: fue realizada por Carolina Gamazo,  Viernes, 1 Febrero, 2013: Revista (digital) Plaza Pública.
https://www.alainet.org/es/articulo/164664?language=es
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