Delincuencia juvenil: un problema real que no hay que minimizar

17/01/2017
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No a la baja de la imputabilidad, si a una correcta evaluación y a una respuesta popular y social al problema de la delincuencia juvenil.

 
La delincuencia juvenil es un problema real que no hay que minimizar y que no se resuelve bajando la edad de la imputabilidad porque es inherente a la sociedad en que vivimos,  caracterizada, entre otras cosas,  por las desigualdades económicas y sociales cada vez más profundas y aberrantes y por  el modelo que ofrecen las clases dirigentes y los dueños de las grandes fortunas, quienes  realizan  impunemente toda clase  de tráficos y negociados multimillonarios con la participación y complicidad  de todos los estamentos del aparato del Estado.


La inducción obsesional al consumismo constituye también un factor criminógeno entre los jóvenes pobres.


Para un adolescente que no tiene reglas de convivencia  morales a las cuales referirse en la sociedad y muchas veces tampoco en la familia,  matar o robar a una figura virtual en la pantalla de la play station es más o menos lo   mismo que matar o robar  a un ser humano en la realidad.


Es decir, la delincuencia juvenil es un problema con raíces económicas, sociales y culturales.


Cualquier intento de  resolverlo, aunque sea parcialmente, requiere una fuerte y consciente organización  popular  en las villas, en los barrios y en las empresas y  la participación de verdaderos especialistas sensibilizados por el problema (educadores, psiquiatras y juristas especializados)  y no de políticos y funcionarios  incompetentes  y, por lo general,  cómplices.


Y, por cierto, también requiere crear infraestructuras adecuadas y emplear personal capacitado, para lo cual hacen falta inversiones que este Gobierno no tomará la iniciativa de hacer.


Los hechos indican que el Gobierno –con la complicidad de una parte de la ahora «oposición» - no tiende a resolver los problemas sociales, sino a agravarlos, mediante un vasto programa destinado a incrementar por distintos medios la explotación de los trabajadores y apuntando la represión contra éstos y contra los pueblos originarios y los exiliados económicos de los países vecinos.


Desgraciadamente, cuenta  con la  aprobación –impregnada de racismo y xenofobia-  de no poca gente  de clase media y baja que,  intoxicada  por la saturación de propaganda  mediática  que le impide razonar,   se siente  identificada  con los poderosos  y se resiste a ver la realidad de un sistema agónico y putrefacto que también los aplasta.

 

(De Tiempo Argentino)

 

El otro Brian: conmovedora carta del maestro del joven expulsado a Perú


Fernando Casas contó sus recuerdos de Brian Joel, acusado del asesinato de Brian Aguinaco en Flores. "Brian es tan víctima como el otro Brian, Pareciera que si a la gente la matan despacio desde chiquita, no la matan", señaló.


Jueves 12 de enero de 2017

 

El docente Fernando Casas escribió el 1 de enero una carta en la que recuerda el paso por la primeria de Brian Joel, el joven de 15 años acusado de asesinar a otro chico, Brian Aguinaco, de 14 años, en Flores.

 

En pleno debate por la baja en la edad de imputabilidad, el docente pone en contexto la historia del otro Brian, expulsado a Perú.

 

La carta fue publicada en Radio Orión Argentina.

 

El otro Brian

 


Él llegó a 5to grado unos días después del comienzo de clases proveniente de Perú. Era 2011 y yo también llegaba a la escuela de Flores del distrito 11, como maestro.

 

Brian era inquieto, brusco y con su cuerpo morrudo, empujaba y golpeaba. Se quejaban de él muchas nenas porque decían que era bruto. Con mi compañera C. lo observábamos en los recreos y era claro que no tenía mala intención. Brian no sabía jugar, y buscaba su lugar en un grupo nuevo.
En esos meses fuimos descubriendo que su familia era un disloque. El padre reapareció después de mucho tiempo, no estaba claro procedente de dónde.

 

Cuando uno conversaba tranquilo con Brian, decía que se ponía muy triste porque extrañaba a su abuela de Perú. En su relato, su abuela era quien casi los había criado a él y a su hermanita.
Durante 5to grado la lucha fue para que aprendiera a relacionarse mejor con sus compañeros y compañeras. Le costó pero finalmente hizo amigos y hasta jugaba en los recreos con algunas nenas sin problemas. Pero su inquietud y dispersión en el aula eran constantes.

 

En varias oportunidades contándome de su abuela, lagrimeaba y cuando lo abrazaba se aferraba como si eso le faltara desde siempre.

 

Los padres estaban separados y se peleaban mucho por los temas cotidianos. Brian me contaba que él quería estar con el papá más tiempo, y se ponía muy triste contando las discusiones. A veces, venía de lo de su papá. Esas situaciones ocasionaron mi pedido de reunión con los dos padres juntos. Mi planteo fue que debían unificar el mensaje a Brian, más allá de sus diferencias porque a él le hacía mucho mal que lo pusieran en el medio de sus diferencias, y que esto afectaba su trayectoria escolar y sus vínculos con sus compañeros.

 

En 6to, Brian ya era un toro. Más grandote y menos inquieto, pero más triste. A poco de comenzadas las clases me contó que su hermano había caído preso, y que lo extrañaba mucho. Cuando cité a su mamá, ella lloraba y decía que todo era un error, que su hijo era inocente y se quejaba como siempre de la ausencia del padre.

 

Brian vino un día llorando diciéndome que había muerto su abuelita en Perú.

 

A partir de mayo, Brian comenzó a estar deprimido y ausente. Su mamá se fue a Perú mucho tiempo y si le preguntaba se ponía a llorar. Siempre buscaba y hasta me pedía que lo abrace.

 

Su estado de ánimo me preocupaba mucho, y decidí hacer un informe pidiendo la intervención del Equipo de Orientación Escolar. Nunca recibí ningún tipo de respuesta.

 

Recuerdo muy bien que en 2013, ante una dificultad, discutí con la psicóloga y entre otras cosas, le reclamé el no haber nunca respondido al informe sobre Brian.

 

Hoy Brian está en los noticieros. Con una capucha lo suben a un patrullero, lo acusan de asesinato y ya casi lo condenan. Dicen que por ser menor no sufrirá la pena que le corresponde. Dicen que en su familia son narcos. Dicen que su madre en sociedad con su padre, traficaba desde o hacia Perú.
Dicen, y dicen…

 

Pero para mí Brian es mi alumno inquieto, solo, triste y hasta deprimido por su falta de afecto.
Para mí Brian es tan víctima como el otro Brian, ese nene que cayó baleado. Pareciera que si a la gente la matan despacio desde chiquita, no la matan. Que sólo si muere en un minuto es un crimen.
Mi fin de año se tiñe de una tristeza inconmensurable.

 

Pero mi consciencia está tranquila. Yo hice todo lo que estaba a mi alcance.

 

Los que pusieron un poquito de desatención, los que no hicieron lo que tenían que hacer, espero que les remuerda la consciencia, un poco aunque sea.

 

Estropear la inocencia de un niño, es imperdonable.

 

Fernando E. Casas

 

 

Prof. de Enseñanza Primaria

 

Un comentario:

 

El Maestro Fernando Casas fue MAESTRO de mi hijo... y escribo así porque es uno de los mejores maestros que conocí de la Escuela República del Uruguay, Pública si es que queda alguna duda... Y posiblemente el Brian que cuenta Fernando haya sido compañero de mi hijo... y sé de muchos casos iguales o similares que terminan mejor o peor... Y a veces un Maestro puede hacer una diferencia, a veces no alcanza... Pero me puedo imaginar totalmente como sería el Mundo si todos hiciéramos lo que trato de hacer Fernando... lo mejor que podemos, eso es lo único que puede salvar este Mundo para todos los Brian y todos los niños y jóvenes del futuro! Está en nuestras manos... ¿qué estás haciendo hoy para que este mundo sea mejor? Esa es una gran reflexión para terminar o empezar el día!

 

https://www.alainet.org/es/articulo/182899?language=en
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