Neoliberalismo, violencia y muerte

21/08/2019
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Foto: El salvador.com
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Todos los culpables de la violencia van a caer, sino es hoy, será mañana o pasado

Juan Orlando Hernández, presidente de Honduras

 

En dictadura la violencia siempre tiene un culpable: El que controla el poder y toda la institucionalidad pública responsable de la protección de las vidas humanas y sus bienes. Se ha autocalificado con el mejor gobernante para llevar al país a los más altos escaños de desarrollo, situarlo en una posición más favorable en el concierto de las naciones, sea en términos de derechos sociales, económicos, políticos y culturales, aumentando la calidad de vida de sus ciudadanos.

 

La violencia suscitada en las afueras del Estadio Nacional “Tiburcio Carias Andino”, construido en honor a un dictador que gobernó el país por más de 16 años, donde fallecieron cuatro jóvenes miembros de las “barras” de seguidores de los equipos Motagua y Olimpia de la ciudad capital, y más de 20 personas resultaron heridas, se atribuye a múltiples causas, según el lente de quien lo mira.

 

Para los miembros de las Fuerzas de Seguridad Pública, existen tres causas: a) el aumento del consumo de drogas y alcohol, b) la fuerte infiltración de miembros de maras y pandillas en las barras de los equipos, y c) el fanatismo deportivo, que ha llevado a responder con violencia las manifestaciones de esforia de los seguidores de uno u otro equipo. Los partidos políticos de oposición y sus principales representantes, le achacan esta falla al gobierno que preside Juan Orlando Hernández (JOH), policías y militares que no son capaces de poder controlar el fanatismo de los equipos, regulando la entrada a los estadios, control de bebidas y drogas y uso de armas, siendo Honduras uno de los países con mayor cantidad de armas en la región, ya que la sociedad se encuentra militarizada.

 

Los analistas independientes apuntan a ver el problema en un contexto más amplio, masificado por la frustración que genera la imposición de un gobierno ilegitimo, que ha burlado la voluntad popular expresada en las urnas. Los jóvenes expresan en las calles su inconformidad frente a un gobierno que les ha quitado su derecho a elegir, por lo que las causas de la violencia van más allá del abuso de las drogas y alcohol. Un problema de ausencia de satisfactores de la democracia, como ser la oportunidad de un trabajo digno una vez que el nuevo gobierno electo mayoritariamente por el pueblo, asuma el poder; con nuevos planteamientos y propuestas para enfrentar las crecientes carencias económicas y sociales, dejadas como “lastre” por el gobierno anterior.

 

Un tema poco analizado es el “bombardeo” de propaganda sobre la superioridad de cada uno de los equipos, masificada por los medios de comunicación ( prensa y radio) y donde se hace ver a la sociedad que un clásico de fútbol mediocre ( equipos eliminados recurrentemente de las competencias regionales) es un partido de vida o muerte, donde todos los recursos se valen, incitando-prácticamente- a la violencia a los seguidores, en un negocio donde son ellos los que menos ganan, en comparación a las empresas y establecimientos vendedoras de alcohol, y los distribuidores de drogas. Hay un canal de televisión, propiedad de un dirigente de los equipos, donde se pide a los seguidores que el equipo los convoca para el clásico y que nadie puede quedarse en casa, ni mujeres, niños ni ancianos, aunque no tengan que comer en el hogar ni un trabajo estable.

 

La falta de oportunidades de empleo e ingresos monetarios dignos es una de las carencias fundamentales de la sociedad hondureña después del golpe de Estado (junio de 2009), ya que se asumió como válido, tal como lo hizo Macri en la Argentina ( un clásico de fútbol en este país tuvo que jugarse fuera por la violencia incitada) y Moreno en el Ecuador, un modelo de anti desarrollo impulsado por Fondo Monetario Internacional ( FMI), bajo la creencia que la simple estabilidad en las finanzas públicas será suficiente para atraer inversión extranjera directa (IED) y generar mayores puestos de trabajo., mientras se aumentan los impuestos para pagar deuda externa, protegiendo supuestamente a la población de la violencia al aumentar el gasto en seguridad.

 

En complemento a ello, expertos en seguridad, como María Luisa Borjas, son del criterio que esta violencia generada fuera del Estadio Nacional, puede ser inducida por el gobierno y los cuerpos de seguridad del Estado, para introducir un distractor en la sociedad hondureña, ya que se han denunciado los altos niveles de corrupción e impunidad de funcionarios, muchos de los cuales están siendo juzgados en los tribunales de justicia pero pueden quedar en libertad; sumado al involucramiento por un Fiscal gringo de Juan Orlando Hernández (JOH) en casos de narcotráfico.

 

La Plataforma en Defensa de la Salud y Educación está por concluir y presentar su propuesta de Desarrollo de ambos sectores a largo plazo, que desnuda las calamidades que existen en centros de salud y escuelas públicas, al recortarse los presupuestos por el Estado, otra de las recomendaciones de los técnicos del FMI disfrazada de falta de ineficiencia por la institucionalidad pública. Un reflejo de ello, es que en pleno siglo XXI, ya van 101 casos de muerte por dengue, donde los niños (as) son los más afectados.

 

Hemos insistido que el modelo neoliberal ejecutado en Honduras después del golpe de Estado con apoyo del FMI, literalmente está matando a la población hondureña que no tiene otra opción que migrar o morir, donde la violencia interna es la expresión de la incapacidad para valerse por sus propios medios para poder sobrevivir, ya que los paliativos del gobierno y del sector privado son insuficientes. Hay que acelerar la marcha de cambio de este modelo, ya que su profundización generará más violencia y muerte; pero, sobre todo, la sociedad hondureña en su conjunto y organizaciones sociales (campesinos, obreros, jóvenes, amas de casa, industriales, microempresarios, partidos políticos, medios ambientalistas, ONGs, universitarios, patronatos), deben pedir públicamente al gobierno y FMI que paren esta matanza.

 

Tegucigalpa, DC, 20 de agosto de 2019

 

 

 

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/201702?language=en
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