Resistencia del pueblo venezolano ante los ataques imperiales

07/05/2020
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Hay una expresión popular en Costa Rica que denota lo que deseamos expresar en este artículo. Ese vocablo es “carga”, que significa: personas que hacen cosas admirables.

 

Deseamos mostrar y rastrear lo “carga” que son los venezolanos, desde sus inicios como Nación y a la vez, cómo ese proceso de resistencia heroica y libertaria tiene su propia historia, es decir, como venezolanos poseemos una herencia histórica, unos antecedentes históricos, esto a propósito de los últimos acontecimientos en Venezuela, a saber, la incursión militar armada de mercenarios tarifados por USA, para derrocar y asesinar al Presidente electo y constitucional Nicolás Maduro Moros y la heroica resistencia del pueblo venezolano, en perfecta unión cívico-militar. Además, ya conocemos los múltiples ataques, desde todas direcciones contra el gobierno y el pueblo de Venezuela.  

 

La heroica resistencia de nuestros pueblos indígenas y afrodescendientes, los “jacobinos venezolanos, el bolivarianismo revolucionario, la guerra independentista venezolana, el cristianismo liberador y la lucha armada revolucionaria de los años 60 y 70, entre otras luchas más recientes. Deseamos destacar que estas líneas de trabajo y estudio, son parte del Taller de Formación Sociopolítica, implementado en Venezuela, durante el Gobierno del Presidente Hugo Rafael Chávez Frías.

 

Estas luchas, se han traducido en los últimos años, desde la aparición del Comandante  Hugo Chávez, en una Guerra Popular de Resistencia.

 

Creemos que esta herencia de resistencia libertaria, está arraizada en todo el continente latinoamericano, sólo que algunos de nuestros países, no la han descubierto, no la han estudiado lo suficiente, no la han asumido como suya, porque la historia político social de los pueblos latinoamericanos, recogen un conjunto de hechos, vivencias y experiencias de rebeldía en contra de las imposiciones externas. Veamos brevemente este proceder legado…

 

Resistencia indígena en Venezuela

 

La historia de la resistencia en Venezuela, al igual que la de los Aztecas en México, los Incas en el Perú y la civilización Maya en Centroamérica, comenzó junto a la llegada de los europeos con su proyecto de implantación del modelo de sociedad colonial, generando un profundo rechazo en la población nativa. La resistencia histórica contra la dominación española está presente en los albores de las luchas de los pueblos originarios, pues, estos se habían reconocido a sí mismos como dueños y sujetos de sus propios destinos y determinación, condición sine qua non para inspirar la lucha revolucionaria.  

 

Desde el mismo momento que los invasores europeos llegaron a Abya-Yala (tierra en plena madurez) como llamaban los indígenas Kuna de Panamá al Continente Americano, los pueblos aborígenes emprendieron una brava resistencia  contra la dominación extranjera en sus territorios, expresada en diferentes formas. Estas  rebeliones  fueron las primeras expresiones  de lo que hoy se conoce como Guerra Asimétrica. Los europeos contaban con una superioridad militar que fue enfrentada valientemente durante cientos de años a través de las distintas maneras de resistencia por parte de los aborígenes. La resistencia indígena tiene ya más de 500 años en el continente, manifestándose de diversas maneras, siendo las mas relevantes el levantamiento armado de Chiapas en México, las luchas de los indígenas en Ecuador y Bolivia, sin olvidar las heroicas gestas de resistencia, como las de  Túpac Amaru en Perú, Montezuma en México y en el caso Venezolano, destacamos el coraje de nuestros caciques Guaicaipuro, Tamanaco, Chacao, Baruta, Aramaipuro, Aricabuto, Tiuna, Guaicamacuto, Arichuna, Guaratari, Queipa, Catia, Cayaurima, Chicuramay, Cuaicurian, Conopaima, Sorocaima, Mamacurri, Guarauguta, Manaure, Mara, Maracay, Meregote, Murachi, Naiguata, Paisana, Paramacay, Paramaconi, Pariata, Maiquetia, Terepaima, Yaracuy, Yare, Yavire, Paramaiboa, Pariaguan, Yoraco, Prepocunate, entre otros muchos que todavía hoy nos siguen inspirando con su ejemplo de entrega y valentía.

 

Con el rechazo a la llegada de los españoles, el pueblo se convirtió en instrumento propio de su resistencia desde 1499, y desde un principio mostró su determinación a ser libre. Puerto Flechado (hoy, Puerto de Tucacas), se convirtió en el escenario del primer encuentro armado, que tuvieron los españoles con los pueblos originarios de América, en las costas venezolanas. A los invasores extranjeros, al mando de Alonso de Ojeda, les propinaron 21 bajas militares y  varios heridos. Los pueblos originarios los obligaron a huir a la isla de Curazao.

 

Posteriormente, los navegantes Cristóbal Guerra y Pedro Alonso Niño, recibieron resistencia total en las costas falconianas. El primero fue enfrentado por casi dos mil indígenas (guerreros-armados) y a ambos los forzaron a marcharse. Es así como en 1532, los Jirajaras asumen la total resistencia, atrincherándose en las cierras de Coro, desarrollando una estrategia de lucha irregular contra los Alemanes Welser, quienes gobernaban la provincia de Venezuela. Esta estrategia consistió en el asedio a caminos y poblaciones.

 

Seguidamente, los Caquetíos en 1535, asumen la resistencia y enfrentan ferozmente al invasor. Así como en Los Andes, los Timotes y Cuicas emplearon la estrategia de confederarse con otras etnias para hacer frente a los españoles; de la misma manera, los Zarapas logran impedir durante tres años la penetración española en la costa norte del Lago de Maracaibo. Es de esta manera que se van levantando irreconciliablemente nuestros pueblos originarios, convirtiendo el territorio nacional en un escenario de lucha popular de resistencia.

 

Los indios Caribes resaltan por su heroicidad y su inquebrantable voluntad de ser libres, no doblegan la identidad cultural y su libertad, a merced del imperio español; asumiendo consigo el exterminio, antes que la esclavitud.

 

Al fragor de esta lucha surgen líderes indígenas como Guaicaipuro, insigne caudillo de la liberación en la década de 1560, quien se hizo temible a los conquistadores. Su fecundo concepto de libertad le llevó a organizar la resistencia, confederando a las tribus hasta hacerse el caudillo indispensable de las etnias del centro. Seguido de otros, como Sorocaima, Tamanaco, Manaure Maracay, Paramaconi y Pariaguán, entre muchos otros.

 

Resistencia afroamericana en Venezuela   

 

Otro de los principales antecedentes históricos en el cual se enraíza nuestra resistencia libertaria, es la resistencia afrodescendientes o de las “cimarroneras”, en referencia al grito de libertad de los negros traídos como esclavos a nuestras tierras.

 

Sin duda, una de las referencias más importantes es la del negro Miguel, en 1532, quien a orillas del Río San Pedro, en Nirgua, construyó su reino de pueblos libres, en cuya capital, “Curdubare”, convergen la unidad entre el originario pueblo de los Jirajaras y las cimarroneras rebeldes.

 

No totalmente en paz vive el invasor en las usufructuadas tierras, pues, sus predios ya se convierten en epicentro de revueltas, bien por fines libertarios o por fines económicos, como la del negro Andresote, en 1730, contra la Compañía Güipuzcoana por el derecho a comerciar con los holandeses.

 

Por ello, nuestra historia se impregna del loable espíritu de los conjurados pueblos negros y aborígenes que mestizan la guerra para prolongar la resistencia, por más de 500 años.

 

En los preludios del Siglo XIX, ya Venezuela era un hervidero de ideas libertarias y emancipadoras, debido a la influencia de la Revolución Francesa. En 1770, negros como Cocofío recorrían los campos, pregonando la existencia de una Cédula Real que concedía la libertad de los esclavos. Muerto Cocofío, las prédicas contra la esclavitud fueron continuadas y profundizadas por esclavos cimarrones escapados de las colonias holandesas, francesas e inglesas.

 

Al seguir indagando, nos encontramos que nuestros ancestros afro, mantuvieron una resistencia en contra de la esclavitud y de sus opresores, los españoles en el caso venezolano. Estas resistencias se concretaron en experiencias llamadas Cimarronajes, que se caracterizaban por una lucha frontal contra los esclavizadores, por parte de los esclavizados para lograr su libertad, como ya lo señalamos.  

 

Al huir y alejarse de las haciendas, de cacao u otras unidades de producción, que funcionaban como unidades carcelarias, construían espacios liberados llamados Cumbes, donde rescataban sus costumbres, tradiciones, comidas, bailes, expresando una resistencia cultural.

 

En Venezuela, existieron Cumbes importantes: En La Sierra del Estado Falcón, en Barlovento de Miranda, en la Troja de la Guajira Zuliana. Ejemplos de Resistencia fue el negro Miguel en Barquisimeto; El negro Andresote en Yaracuy; José Leonardo Chirinos en Falcón.   

 

Existieron Cumbes significativos en Brasil llamados Quilombos; en Centroamérica se llamaron Palenques.    

 

Los “Jacobinos” venezolanos

 

Más tarde, en 1790, José Leonardo Chirinos y José Caridad González, influidos por los principios de la Revolución Francesa e inspirados en las realizaciones de los jacobinos negros en Haití, emprenden una digna gesta por la libertad de sus semejantes y por la independencia de una patria, que garantizara a todos libertad, igualdad y fraternidad con un proyecto propio, Chirinos organizó su ejército, trazó una estrategia colectiva y avanzó en la lucha, dando una importante victoria al movimiento popular que, luego, fue arrebatada por el imperio español.

 

Así pues, se tiñe la historia patria, con una antología de matices libertarios de nuestros héroes y mártires, siendo un pueblo que se determinó a ser libre por sus propios medios y luchas; pero, por sobre toda las cosas, siempre fue indómito y rebelde, siempre luchó “la tierra” y allí con la complicidad de la madre naturaleza construyó sus repúblicas libres con sus propios cantos y creencias.

 

El Bolivarianismo Revolucionario

 

Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios fue un gran visionario, con sus planes patriotas atrajo a los afrodescendientes, a los mestizos y a los valerosos llaneros a luchar hasta alcanzar la libertad y la igualdad. Las batallas emancipadoras se convirtieron en una Gran Revolución, que incluso amenazaron con subvertir el orden en todo el Continente. El proyecto encabezado por Bolívar  fue original y tuvo su concreción en la Republica de Colombia, así como en sus intentos por unificar los países hispanoamericanos cuando celebró el Congreso Anfictiónico de Panamá. Retomamos de Nuestro Libertador que la Patria es la América toda, la conformación de una gran nación gloriosa, mas por su libertad que por sus riquezas.

 

La Guerra de independencia en Venezuela

 

La Guerra de Independencia en Venezuela, según refieren varios historiadores, dejó un legado histórico como ningún otro pueblo de América del Sur, sobre todo, por la heroicidad de los Libertadores como Simón Bolívar, Antonio José de Sucre, Rafael Urdaneta, Santiago Mariño, José Antonio Páez, entre otros; quienes llevados por el optimismo desafiaron al imperio español, más allá de las fronteras patrias.

 

Ahora bien, ¿de dónde vino este optimismo, esa confianza y esa fe que permitió sortear todos los obstáculos y salir adelante; de luchar y vencer frente a un enemigo superior con una experiencia de lucha en Europa en contra del Ejército de Napoleón? ¿Cuál fue la fuente interna de esa capacidad demostrada por el pueblo venezolano de resistir y vencer?

 

Pueden ser disímiles las respuestas. Pero, indudablemente, entre muchos factores, un lugar importante lo ocupa la filosofía de lucha del pueblo venezolano, que es parte indisoluble de una cultura nacional de resistencia y combate, surgida en el proceso de conformación y desarrollo de la nacionalidad venezolana, en el enfrentamiento directo con la dominación extranjera.

 

Por lo general, esto escapa a la lógica del pensamiento de quienes, por no conocer suficientemente estas raíces históricas, les parece imposible que se pudiese llevar a cabo una Guerra Popular de Resistencia contra cualquier imperio que pretenda vulnerar la Soberanía Nacional; desestimando hechos históricos, como el período de Resistencia Indígena, la rebelión de los negros de Buría, la rebelión popular de 1814, la aparición de los Centauros de Páez en los llanos venezolanos y el papel de Bolívar para consolidar la “unidad nacional”.

 

Por ejemplo, el pensamiento estratégico de Bolívar ha permitido analizar el proceso de emancipación americana y organización de las nuevas naciones, desde su particular perspectiva. Sus discursos, manifiestos, escritos y correspondencias, han sido la ventana desde la cual hemos obtenido una mirada para conocer e interpretar la historia americana entre 1810 y 1830.

 

En el estudio de este período se resalta poderosamente la labor de Bolívar y de sus lugartenientes, pues, además de sostener una “guerra a muerte” contra España, se mantenía una lucha contra los mismos venezolanos que peleaban por la libertad social.

 

Este fenómeno surge, a partir de la instauración de la Sociedad Patriótica por el Generalísimo Francisco de Miranda en 1810, y sus fervientes discursos, insuflando los principios de la Revolución Francesa de “Igualdad, Libertad y Fraternidad”, lo que generó en la gente de color rencores escondidos bajo la opresión.

 

Sus discursos y proclamas de igualdad y libertad han de ser los primeros martillazos a la cadena que ha de reventar en 1814 ocasionando la gran rebelión popular y sepultando, sin quererlo él, toda la organización de los blancos, la República y trescientos años de colonialismo sostenido.

 

Ahora bien, ¿cómo pudo El Libertador dominar esta situación, imponérsele y controlarla para, luego, ir a luchar bajo el principio de “unidad nacional” contra la autoridad despótica e imperial del Rey de España? Sin duda alguna que la respuesta a este interrogante está en los esfuerzos de Bolívar en sentar las bases de la nacionalidad, el nacimiento de una identidad psicosocial e ideológica y de una nueva identidad nacional, basada en la convivencia de hombres de diferentes razas, origen étnico y extracción social, en las condiciones extremadamente difíciles en que se vieron obligados a afrontar la contienda emancipadora.

 

Luego de 1814, Bolívar se convierte en un acérrimo defensor o partidario del “Pueblo en Armas” incluyendo a las masas dejadas por Boves en un medio de lucha y, por consiguiente, esta relación va a representar un fortalecimiento de todo el proceso fermentativo de la Guerra de Independencia.

 

El enorme aumento del volumen del Ejército Libertador que dan los, ahora, “Centauros de Páez”, y el carácter nacional de la guerra, auspiciado por el pedimento de este último sobre “el reclutamiento de campesinos pobres en las filas del Ejército Libertador” a cambio de tierras, favorece el patriotismo, permitiendo elevar una estrategia nacional de resistencia que le hace pagar un alto precio al agresor, en un enfrentamiento armado donde participa, ahora, toda la población venezolana.

 

A partir de entonces, la “unidad de comando” permite llevar con éxito las grandes batallas que se sucederán en años posteriores.

 

La estrategia del Ejército Libertador en los años de la Independencia legó una praxis diseñada para enfrentar a un enemigo con medios evidentemente superiores. El Ejército español era un adversario con amplia experiencia en la guerra convencional, equipado con ingenios bélicos de la más avanzada tecnología de la época, el cual se vio superado por la “voluntad de lucha”, el valor del pueblo, la combatividad y la intensidad del pueblo venezolano que decidió, no sólo la Independencia de Venezuela, sino de cinco naciones más.

 

De esta forma, la “Campaña Admirable”, el “Paso de los Andes”, las Batallas de “Boyacá”, “Carabobo”, “Pichincha”, “Junín”, “Bomboná” y “Ayacucho”, recogen el carácter de este glorioso proceso. Lo fundamental de este periodo es que permite dar forma y sentido continental al proceso de liberación. Las batallas de independencia son el resultado de la organización del pueblo rebelde que ve en el liderazgo de Bolívar, Páez, Sucre, Piar y otros tantos, el camino conjunto para la liberación que, aún, hoy día sigue por concluir.   

 

El cristianismo liberador

 

La  invasión española llegó a nuestras tierras espada en mano, con la bendición de la Iglesia Católica Romana  de la época, imponiéndole a los pueblos indígenas, a sangre y fuego, la religión católica.

 

Algo similar ocurrió en Norteamérica, donde los invasores ingleses, impusieron a la fuerza, el protestantismo. A pesar del éxito de ese proyecto de dominación religiosa, hoy tenemos que afirmar, que la fuerza liberadora del Evangelio de Jesús de Nazaret o Palestina, levantó en muchos lugares de América (La Patria Grande), hombres y mujeres que desde las Iglesias, Parroquias, Comunidades de Base y Grupos clandestinos, dieron sus vidas, a favor de las luchas de los pueblos.

 

En la Iglesia Católica, en los Concilios de Puebla-México y Medellín-Colombia, y en la Iglesia Evangélica con el nacimiento del Consejo Latinoamericano de Iglesias en Asamblea Continental, en Oaxtepec-México, se hizo presente esa herencia histórica libertaria.

 

Esto obligó a las respectivas jerarquías religiosas, a trabajar el tema de la Opción por los Pobres y asumir posturas a favor de la libertad de los pueblos. Toda esta lucha de cristianos y cristianas en este Continente, dio pie al nacimiento de la Teología de la Liberación, teología que desde la Biblia y con el auxilio de las ciencias sociales, promovió la concientización, la relectura bíblica, la renovación litúrgica, en procura de la libertad de los pueblos oprimidos.

 

En Venezuela, la Teología de la Liberación, tuvo su eco en la labor de cristianos y cristianas, comprometidos y comprometidas quienes gastaron sus vidas, apoyando las diferentes manifestaciones de rebeldía de sectores del pueblo. Líderes de la talla de Juan Torcate, Dionisio Méndez, Exeario Sosa Luján, Oscar Fréitez, Juan Vives Suriá, Migdaleder Mazuera, Ramón Castillo, dejaron huellas en esta historia.  Además de sectores de la Iglesia Católica, rescatamos el aporte de gente de la Iglesia Presbiteriana y de Iglesias como la Unión Evangélica Pentecostal Venezolana, en cuya sede, Escuela Bender, en La Piedad, Lara, nació el Grupo CALEB, de  trayectoria revolucionaria y desde donde sistematiza el Prof. Carlos Lanz R. el método INVEDECOR.  

 

La resistencia armada revolucionaria de los años 1960 y 1970

 

Constituye un nuevo momento de la Resistencia Popular en Venezuela y una respuesta directa a los gobiernos reformistas, practicantes de la democracia representativa de la burguesía (clase social  dueña del poder económico y político). Los modelos capitalistas sobreviven gracias a la aplicación de la violencia en lo económico, cultural y social para garantizar la dominación, bien sea a través de tiranías militares  o de la democracia representativa. La lucha armada surge como una respuesta en legítima defensa, utilizada por algunos sectores  del pueblo venezolano para desarrollar la contra-violencia, la cual  se resume en el enfrentamiento de  grupos políticos alzados en armas contra las fuerzas militares que defendían el orden social injusto, que imponía el aparato burgués. La lucha de los años 60 alimenta la conciencia entre los trabajadores urbanos, campesinos  y los estudiantes y conduce a plantear  una alternativa frente a la democracia representativa, este es el principal aporte político que la resistencia armada hace al movimiento popular.

 

El conjunto de los elementos esbozados han posibilitado el surgimiento de una conciencia clasista y revolucionaria, no solo en Venezuela sino también en el resto del Continente Americano por medio de los distintos colectivos que asumieron la lucha armada (Guerra de Guerrillas). Los grupos de poder en Venezuela produjeron cientos de torturados, un gran número de desaparecidos y asesinados, entre los cuales podemos citar a Jorge Rodríguez (Liga Socialista), el catire Rincón y los 72 combatientes del frente Américo Silva masacrados en Cantaura, Noel Rodríguez, Fabricio Ojeda  (PRV-FALN), Alberto Lovera (PCV), y los masacrados de Yumare (1986), igual situación se presentó en países como Brasil, Uruguay, Colombia, Perú, Nicaragua, El Salvador, Argentina, Chile y otros pueblos del continente. Es bueno señalar que estas luchas contaron con la poesía revolucionaria  de los cantores populares, en nuestro caso hay que resaltar el extraordinario aporte del “panita”  cantor del pueblo Alí Primera, cuyas canciones fueron y siguen siendo alimento espiritual para los sectores populares que impulsan constantemente la creación de una sociedad más justa y más solidaria.

 

Deseamos finalizar este breve esbozo histórico, señalando que, desde nuestras raíces ya señaladas, se ha gestado con la irrupción del Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, la Revolución Bolivariana, Revolución que tiene su base filosófica e histórica, llamada el árbol de las tres raíces.

 

El árbol de las tres raíces

 

“si perdemos de vista nuestro árbol, nos quedaremos un día sin la flor en la mano”

 

 Alí Primera

 

El proyecto de la  Revolución Bolivariana  tiene su sustentación filosófica e histórica en el llamado árbol de las tres raíces, desarrollado por un grupo de militares venezolanos que en los años ochenta (1980) crearon clandestinamente un movimiento de carácter revolucionario y bolivariano,  fundamentado en las ideas de tres grandes  venezolanos: Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora. Citaremos brevemente los aspectos centrales considerados para la construcción de este árbol:   

 

Simón Bolívar: Es sin duda la raíz principal de este árbol, fue el hombre que impulsó el desarrollo de la guerra justa,  es decir, la guerra que no tenía otra pretensión que lograr la libertad, la igualdad y la justicia. Esta iba contra la dominación extranjera del territorio, fue Bolívar el hombre que pudo desprenderse del beneficio propio  para lograr el beneficio de las mayorías. El pensamiento bolivariano define el carácter Latinoamericanista del proyecto a desarrollar, pone de relieve la necesidad una vez más de lograr la independencia política  no solo de Venezuela,  también de los países latinoamericanos y caribeños.  Esto explica por qué desde su llegada al poder, el Presidente Chávez, no ha dejado de impulsar el desarrollo de una conciencia revolucionaria más allá de nuestras fronteras. El legado de Bolívar hace comprender la entrega total, el desprendimiento y nuestro papel en este momento histórico cuando en Venezuela se conduce un proceso de cambios y grandes transformaciones. Dicho proceso es llamado Bolivariano, justamente por encontrarnos con los sueños grandiosos de nuestros héroes, que son los mismos sueños que hoy procuran los pueblos deseosos de igualdad, de unión y libertad.

 

Simón Rodríguez: conocido también con el seudónimo de Samuel Robinson, además de haber sido el maestro del Libertador, tiene muchos méritos, entre ellos el de consagrar la educación para todos los hombres y mujeres de Venezuela, independientemente de su posición económica u origen étnico, quedando testimoniado en una frase suya que dice “Escuela para todos, por que todos son  Ciudadanos”. Es el maestro Simón Rodríguez quien plantea la necesidad imperiosa de crear un modelo político propio  de nuestra sociedad, que no copie  viejos modelos venidos de otras tierras y que más bien conozca de lo existente en otras latitudes no para copiarlo sino para tenerlo en cuenta a la hora de enriquecer lo nuestro.

 

“La América española es original. Originales han de  ser sus Instituciones y sus gobiernos y originales los medios de fundar unos y otros. O inventamos o erramos” Simón Rodríguez.

 

Esta idea robinsoniana  fundamenta, sin duda, el carácter originario de la  Revolución Bolivariana. Muchas veces los enemigos del proceso han señalado que “Venezuela marcha hacia el Castro-Comunismo”, y otras falsedades para descalificar las iniciativas del gobierno, pero  la realidad demuestra que estamos desarrollando un modelo político de participación popular que no es la copia de ninguna otra experiencia y que por el contrario cuenta con formas de hacer política  convertidas en referencia para el resto de los países del mundo. Ejemplo de ello es haber elaborado una constitución que fue aprobada por el pueblo en Referéndum Nacional  y que además contiene la posibilidad de revocar el mandato a cualquier funcionario o funcionaria que haya sido electa o electo popularmente y que no cumpla satisfactoriamente su trabajo.

 

Ezequiel Zamora: Conocido como el general del pueblo soberano, Zamora y su pensamiento son la tercera raíz de este árbol. Zamora retoma la bandera de Bolívar y lideriza la Guerra Federal, treinta años después de la muerte del Libertador, en claro enfrentamiento con la oligarquía que quiso truncar el sueño bolivariano. La lucha de Zamora fue la lucha por una redistribución de la tierra, “Tierras y Hombres Libres” fue su consigna principal que encontró un masivo apoyo en los habitantes del campo que para ese entonces era la mayoría del pueblo Venezolano. Por su parte el sector minoritario que ejercía el dominio fue claramente identificado por Zamora como el enemigo a vencer, “Horror a la Oligarquía” repetía  continuamente. Nuestro proceso se nutre del pensamiento Zamorano para establecer que los cambios se harán con los sectores populares, es decir para el beneficio de ese 80% de venezolanos y venezolanas que han estado históricamente excluidos y excluidas del acceso a la riqueza nacional, por esta razón el gobierno Bolivariano desarrolla una política social incluyente, que se expresa en las Misiones Robinson, Ribas,  Sucre, Vuelvan Caras, Barrio Adentro, Mercal, Guaicaipuro, Piar, Miranda, Identidad, Cultura y otros programas sociales. La ley de tierras y desarrollo agrario ha sido el instrumento legal empleado para enfrentar el latifundio y favorecer a los campesinos y campesinas, este hecho ha producido un enfrentamiento frontal con los descendientes de la oligarquía, que en su tiempo enfrentó Zamora.

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/206412?language=en
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