Es Ucrania una continuación de las revoluciones árabes?

25/02/2014
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La atención del mundo se sigue centrándose en los acontecimientos que se desarrollan en Ucrania a pesar de que ya habían trascurrido tres meses desde el principio de las acciones de protesta en la plaza central de Kiev “Maidan” (Nezalezhnosti o Plaza de la Independencia),lo que permite con cierto grado de confianza, hacer las primeras conclusiones de lo que ocurre en este país.
 
A pesar de las diferencias entre la primavera árabe y el invierno ucraniano, existe cierta similitud entre ambos sucesos. Las masivas protestas en Ucrania más o menos mantienen el mismo esquema: algunas exigencias licitas de parte de la población, luego la organización de protestas masivas, exigencias de reformas y casi al unísono, de pronto aparecen exigencias maximalistas, junto con disturbios, incendios y asesinatos. Como se observa, el tono de las mismas viene dado por los partidos nacionalistas y otros movimientos radicales, algunos de los cuales rayan en lo ilegal. Tales corrientes en Ucrania hasta el momento actual estuvieron sobreviviendo prácticamente en la clandestinidad, tal como en su momento actuaban los “hermanos musulmanes” en Egipto, los movimientos oposicionistas en Libia y los grupos yihadistas en Siria.
 
Por su parte Washington, que fisiológicamente no admite el resurgimiento de la nación eslava personificada por Rusia, Ucrania y Bielorusia, y mucho menos empujada por la locomotora financiera rusa, es reacio a la colaboración entre estos países y mucho menos admite su eventual unidad, por lo que no se escatima esfuerzo en apoyo a los nacionalistas ucranianos y en particular en la defenestración definitiva del presidente ucraniano, Viktor Yanukovich,
 
En la Casa Blanca se piensa que Ucrania se encuentra significativamente lejos de los Estados Unidos, pero se olvida que el extremismo trabaja silenciosamente y que no reconoce fronteras; baste recordar los ataques del 11 de septiembre por parte de al Qaeda, cuyo origen geográfico se ubicaba en Afganistán y Pakistán.
 
La idea en relación a los acontecimientos en Ucrania, es orientarlos a favor de los intereses de la Unión Europea, apoyándose en partidos políticos leales, para así completar el proceso, con la realización de nuevas elecciones presidenciales y del parlamento. Cumplida dicha fase, se pretende pasar sin oposición, a la integración de Ucrania con las estructuras europeas occidentales. Sin embargo, dicho objetivo encuentra serios tropiezos, toda vez que tanto, Washington como Bruselas se muestran renuentes a resolver los problemas económicos de Kiev y al contrario se esfuerzan en apoyar los movimientos nacionalistas y extremistas, lo que eventualmente conducirá a la partición del país, y en consecuencia, al aborto de sus propios planes de integración de toda Ucrania a las estructuras de la OTAN y la Unión Europea.
 
La confirmación de tal política se hace evidente, cuando los medios de comunicación alertan sobre las discrepancias entre los lideres del movimiento opositor o sector del ala mas radical de la ultra derecha ucraniana, que dirige Dmytro Yarosh y que organiza el bloqueo a la plaza Maidany ArseniyYatsenyuk (líder del segundo partido más grande de Ucrania, Unión "Patria" y de la facción parlamentaria “Patria”) y las asignaciones financieras de los patrocinadores del movimiento, que exigieron cumplir con los planteos de los sectores extremistas. Si no se lograba tal acuerdo, se privaría de la financiación a los candidatos para el futuro reparto del poder. Tales exigencias es lo que finalmente explica que Yarosh tuviese que pactar con el sector de Yatsenyuk. Lo anterior se manifiesta en el curso de los acontecimientos posteriores, los cuales evidenciaron el paso a primera fila, de los políticos de la “oposición moderada”, en detrimento de los elementos radicales, y la intervención de Catherine Ashton (Alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad), la cual delineaba los pasos a seguir en la Ucrania post-Yanukovich, es decir, amnistía general, cambios en la constitución del país, y convocatoria de elecciones generales.
 
Hasta aquí el guion se desarrollaba a pie juntillas, sin embargo, luego de la reunión Merkel-Putin, que anunciaba que la ayuda financiera de Moscu, se mantenía en firme, los planes transitoriamente se trastocan. En vista que de dicho conclave al mas alto nivel, se vislumbraba una salida, que permitiría a los ucranianos pacíficamente tomar sus propias decisiones, se decidió pisar el acelerador del curso violento, lo que termina con los últimos trágicos sucesos y su secuela de muertos y heridos. A la luz de los recientes acontecimientos, se determinara, si en verdad Occidente está realmente interesado en ayudar a la enferma economía ucraniana, o si son solo cantos de sirena, que quedaran como siempre convertido en promesas.
 
-          Euclides E. Tapia C. Profesor Titular de Relaciones Internacionales de la Universidad de Panamá
https://www.alainet.org/es/articulo/83482?language=en
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