Una Conferencia inconclusa

17/09/2001
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Durban.- Temas inconclusos y una sensación de falta de voluntad política de los Estados para avanzar en la lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y otras formas conexas de intolerancia dejó la Conferencia contra el Racismo que concluyó el pasado 8 de septiembre, un día después de lo previsto.

 

 Con el tiempo en contra y ante la dificultad de ponerse de acuerdo sobre los temas más polémicos, los gobiernos optaron por la metodología de eliminar de la declaración y del programa de acción aquellos temas sobre los cuales no había consenso. Así fueron dejados de lado párrafos relativos a la discriminación hacia los descendientes de los asiáticos, el racismo y la pena de muerte, la limpieza étnica, las discriminaciones agravadas por motivos de raza, color, orientación sexual, idioma, religión, cultura, nacionalidad, etc. Además quedaron fuera otros aspectos relacionados con las medidas para combatir el racismo y la discriminación racial como las acciones afirmativas, la prohibición de la discriminación, el combate a la corrupción, los recursos para las minorías, las medidas a tomarse en la educación y en particular en la enseñanza de la historia, entre otros.

 

El tema de Medio Oriente, que fue invocado por Estados Unidos e Israel para retirarse de la Conferencia, fue saldado con un documento de compromiso, presentado por la Presidenta de la Conferencia y ministra de relaciones exteriores de Sudáfrica, Dra. Nkosazana Dlamini Zuma. En él se hace un llamado general a poner fin a la violencia y a reasumir las negociaciones, "respetando los derechos humanos y el derecho internacional". En este documento se condena tanto las manifestaciones antisemitas, como anti árabes y la islamofobia.  Se complace a la Unión Europea señalando que el Holocausto (con mayúscula y en singular) nunca debe ser olvidado y en contrapartida se reconoce la situación difícil de la población palestina bajo la ocupación extranjera y se reconoce su derecho a la libre determinación.

 

En esta Conferencia los poderosos lobbies judíos jugaron un papel clave, primero para evitar que el sionismo sea considerado como una ideología racista, y segundo para conseguir que Israel no sea condenado por la ocupación de los territorios palestinos, como plantean algunos países árabes. Tras la retirada de Estados Unidos e Israel, la Unión Europea se ocupó de la tarea de defender a Israel. El primer ministro francés, Leonel Jospin, en algún momento, amenazó con la retirada de su país de la Conferencia si el sionismo era considerado como una forma de racismo. Y en esto hicieron causa común con la Alta Comisionada de los Derechos Humanos, Mary Robinson, quien incluso criticó al Foro de las ONGs, por su declaración final en la que se condena el "genocidio" cometido por Israel en los 40 años de ocupación militar del territorio palestino.

 

Si en el tema de Israel, la Unión Europea no dio brazo a torcer, más inflexible se mostró en los temas del colonialismo, la esclavitud y las reparaciones, planteadas por algunos países africanos, Cuba y la sociedad civil mundial.  El texto acordado por los países hace solo una referencia vaga al colonialismo y corresponsabiliza a todos por sus consecuencias. Las antiguas potencias coloniales no asumieron ninguna responsabilidad respecto al pasado e incluso rechazaron el término "reparaciones" que fue sustituido por "medidas compensatorias". Así mismo, la propuesta de cancelación de la deuda externa, presentada por los países africanos, fue sustituida por "alivio de la deuda", en los esquemas previstos por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

 

El perdón simbólico de los crímenes del colonialismo y la esclavitud demandado por Africa nunca llegó. Al contrario, la Unión Europea emitió al final una declaración que afirma la corresponsabilidad mundial en los hechos.

 

Las víctimas

 

Luego de intensos debates, la Conferencia apenas hizo una mención general sobre las víctimas del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y la intolerancia, y no logró consenso para la elaboración de una lista exhaustiva que incluyera a las personas y grupos afectados, y mencionara las bases de las múltiples formas de discriminación, aspectos que, como hemos señalado, eran considerados centrales para definir los eventuales sujetos de reparaciones o de protección especial.

 

Las cuatro diferentes propuestas de los bloques regionales sobre este tópico, diferían tanto en la inclusión del estatus socio-económico, el género y la orientación sexual como agravantes de la discriminación, como en el reconocimiento de las intersecciones entre estas y otras múltiples formas de discriminación. Importantes artículos relacionados con esto figuran entre los temas eliminados en la plenaria final.

 

 No obstante, un importante grupo de países presentaron una declaración, que deberá figurar en los documentos de resultados, sustentando que la discriminación por orientación sexual debe ser objeto de inmediatas medidas y políticas protectoras. Mientras que los temas relacionados con el estatus socio-económico fueron enviados unos al bloque sobre bienestar, salud y educación, y otros a la agrupación temática denominada como "el pasado" que contenía temas relacionados con las reparaciones.

 

A pesar de ello, los documentos contienen menciones específicas relativas a los africanos y afrodescedientes, pueblos indígenas, migrantes, mujeres y niñas migrantes, refugiados, solicitantes de asilo, desplazados internos, romaníes, gitanos, sintis y nómadas.

 

Desde los indígenas, hubo muestras de insatisfacción por la aprobación del artículo 27 de la Declaración de la Conferencia en la que se aclara que el uso del término "pueblos indígenas... no debe interpretarse en el sentido de que tiene repercusión alguna en cuanto a los derechos reconocidos por las normas jurídicas internacionales". Desde hace casi dos décadas, los pueblos indígenas vienen demandando ser reconocidos como tales en el sistema de Naciones Unidas, porque ello implica el reconocimiento a la libre determinación y de sus derechos colectivos.

 

Con respecto a los africanos y afrodescendientes se pide a las Naciones Unidas, a las instituciones financieras y a otros mecanismos internacionales competentes que elaboren programas de fomento de sus capacidades y a reforzar la cooperación internacional para invertir en sistemas de salud pública, educación, electricidad y agua potable. Se pide, así mismo, que la Comisión de Derechos Humanos de la ONU considere el establecimiento de un grupo de trabajo encargado de analizar los problemas de discriminación racial contra los africanos y los afrodescendientes.

 

"La xenofobia contra los no nacionales, en particular los migrantes, los refugiados y los solicitantes de asilo, constituye una de las principales fuentes del racismo contemporáneo", se reconoce en la Declaración de la Conferencia. Y en las medidas prácticas, se insta a los Estados a desterrar las discriminaciones contra los migrantes en los lugares de trabajo, a promover el disfrute pleno de todos los derechos humanos incluyendo sueldos justos y remuneraciones equitativas, y a que faciliten la reunificación de las familias en forma rápida y eficaz.

 

Respecto a los refugiados, solicitantes de asilo, repatriados y desplazados internos ?más de 27 millones en todo el mundo- se señala la importancia de la solidaridad internacional, la distribución de la carga y la cooperación internacional para compartir la responsabilidad de su protección.

 

Con relación a los romaníes, gitanos, sintis y nómadas, la Conferencia contra el racismo recomienda que los Estados establezcan políticas tendientes a combatir el racismo y la discriminación racial, políticas que deben basarse en datos e informaciones que deben obtenerse en consulta con los afectados y respetando los derechos humanos y las libertades fundamentales.

 

Medios comunitarios

 

La Conferencia descartó mencionar la concentración y la monopolización de los sistemas de información y la necesidad de democratizar la comunicación, como planteó el caucus de medios y comunicación.  Sin embargo, mencionó la importancia de los medios de la comunidad para que puedan expresarse las víctimas del racismo y reiteró "la necesidad de respetar la independencia de la prensa y la autonomía de los medios de comunicación a este respecto". Así mismo expresó la profunda preocupación por el uso de la Internet con fines contrarios al respeto de los valores humanos, la igualdad y la no discriminación, y llamó a desarrollar medidas autoregulatorias, políticas y prácticas para combatir el racismo, promover una representación equilibrada de la diversidad y erradicar los estereotipos. También recomendó crear cuerpos de monitoreo sobre la aplicación de los códigos de conducta.

 

Publicado en América Latina en Movimiento # 339 (ALAI), p. 12, 18-09-2001, Quito

 

https://www.alainet.org/fr/node/105303?language=en
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