Defiéndase de los embustes internacionales
Guía para el 2002
04/01/2002
- Opinión
La política internacional tiene un extraño destino: en general
es despreciada por la gran prensa, salvo en momentos de grandes
convulsiones. Sin embargo, se usa y se abusa de ella para
dirimir las grandes polémicas nacionales. Argumentos decisivos
parecen ser sacados de casos a los que solo los supuestos
"especialistas" parecen tener acceso y comprender el
significado, alegando que "en México funcionó", que "el modelo
chileno es el mejor", que "en Corea del Sur fracasó" o que
"Turquía probó que el gobierno tiene razón".
Es lo que se puede llamar "embustes internacionales", para darle
un nombre. Cuidado por tanto con todos -economistas,
editorialistas, "politólogos", sociólogos, analistas
internacionales-; infórmese, no dé nada por establecido como si
hubiese argumentos de autoridad, desconfíe -sobre todo
desconfíe-, busque verificar con cabeza propia.
Para sorprenderse menos con lo que acontezca en el nuevo año,
van aquí algunas indicaciones, que pueden ser útiles para que
cada uno piense con su propia cabeza, para que la prensa sirva
para emancipar y no para alienar a las personas.
1.- Cuando un gobernante diga que "no hay otro camino posible",
puede tener la seguridad que, tratándose de la acción de los
hombres, siempre hay otro. A falta de argumentos a favor suyo,
él desea afirmarse, mistificando.
2.- Cuando ministros de economía, presidentes de bancos
centrales y caterva hagan previsiones, pida primero cuentas de
las previsiones que hicieron el año anterior, para saber si
tienen derecho a seguir ocupando nuestro tiempo.
3.- Cuando lea que México, Chile, Argentina -o cualquier otro
país- es el modelo a seguir, alternativamente utilizados
conforme el columpio los lleva para arriba o para abajo,
desconfíe. No espere que México, Chile o Argentina se desplomen
para ver que era una forma de desviar la atención del análisis
concreto del país en cuestión.
4.- Cuando lea que ahora la economía va a crecer sin
interrupciones, cambie inmediatamente de lectura y de
columnista. La década pasada se pasó con esa cantaleta de la
"nueva economía" y cuando ella mostró que de nueva tenía apenas
el nombre, se cambió de asunto, sin que nadie rinda cuentas de
los embustes que había prometido.
5.- Ponga los ojos firmes sobre lo que acontece en los Estados
Unidos. No porque sea modelo para algún otro país, sino porque
nada de importante en el mundo de hoy puede ser comprendido
fuera de la hegemonía norteamericana y, por tanto, lo que pasa
allá cuenta mucho para todo el mundo.
6.- Pero no espere nada bueno procedente de allá, por lo menos
mientras ellos continúen pensando que deben dar lecciones -
teóricas y prácticas- al mundo de cómo se construye una buena
sociedad -sentimiento reforzado, infelizmente, con los atentados
del 11 de septiembre último, alienándolos más todavía sobre el
por qué de los sentimientos negativos que inspiran por el resto
del mundo.
7.- No crea que el capitalismo y el imperialismo ya fueron.
Nunca hubo tanto capitalismo en el mundo -nunca tantas cosas y
personas fueron transformados en mercancías, tuvieron un precio,
fueron comprados y vendidos-, ni nunca hubo una presencia
imperial tan fuerte en el mundo.
8.- No crea cuando dicen que "el Estado nacional se acabó". El
G-7 (o G-8), que es una especie de gobierno mundial, está
compuesto por los mandatarios de los más poderosos Estados del
mundo y no por los presidentes de las grandes corporaciones.
Además de que esos Estados tienen las fuerzas militares más
poderosas del mundo. Lo que ellos quieren es que, por ejemplo,
Brasil, India, China, África del Sur, México, Argentina
Paquistán e Indonesia, no decidan seguir el mismo ejemplo de
hacer reuniones periódicas de sus jefes de Estado para defender
mejor los intereses de la gran mayoría de la humanidad -que vive
en estos Estados y no en aquellos.
9.- Piense que cualquier política internacional que no priorice
el rescate de África está equivocada. Pregunte, ante cada
propuesta: "¿Y cuál es el lugar de África?" Será más fácil
entender su significado, a quien favorece y a quien perjudica.
10.- Piense, como criterio, que un mundo justo es aquel en el
que lo que prima no son los intereses del dinero, del capital,
sino las necesidades -materiales y espirituales- de los seres
humanos. Solamente así será posible a los hombres valerse de
todos sus avances materiales e intelectuales para construir una
sociedad solidaria y humanista -siempre posible, mientras los
hombres se valgan de su capacidad de comprensión y de acción
para interpretar y transformar el mundo en el sentido de acabar
con la explotación, con la dominación, con la alienación y con
la discriminación.
https://www.alainet.org/fr/node/105508?language=es
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