El problema con la campaña de comercio de Oxfam
Oxfam Internacional recientemente lanzó una campaña global para promover un
acceso más amplio de los productos de los países en desarrollo a los mercados
del norte.
Tengo mucho respeto por Oxfam, y estoy de acuerdo con buena parte de su informe,
pero siento que está mal enfocado y apunta en una dirección equivocada dentro
del movimiento contra la globalización corporativa durante este periodo crítico.
En primer lugar, el enfoque sobre el acceso a los mercados lleva la gente a
creer que el acceso a los mercados del Norte es el principal problema y
necesidad del sistema comercial global. Nada que ver. El problema central es el
paradigma de libre comercio que la Organización Mundial de Comercio (OMC) viene
imponiendo implacablemente al sistema comercial global. El reducido acceso para
los productos del Sur y los subsidios agrícolas del Norte representan problemas
para las economías del Sur, pero más destructivas aún son las medidas
indiscriminadas de liberalización comercial –industriales, agrícolas y de
servicios- impulsadas por la OMC. Los llamados “nuevos temas” -o más bien los
esfuerzos de la OMC por liberalizar y controlar las políticas de inversiones,
competencia, contrataciones gubernamentales y facilitación de comercio-
representan la punta de lanza del esfuerzo actual de la OMC de someter todo al
libre comercio; y la oposición a estos temas debe ser el esfuerzo principal de
la sociedad civil internacional.
Segundo, como el grupo activista de EE.UU
Food First notó en su respuesta
al Informe de Oxfam, el énfasis sobre el acceso a los mercados promueve el
paradigma del crecimiento con base en las exportaciones, y son los intereses
monopólicos agrícolas los que serán los principales beneficiarios de un mayor
acceso a los mercados agrícolas del Norte. Incluso en el caso de los alimentos
principales como el maíz y el arroz, no son los pequeños agricultores los que se
benefician sino los grandes intermediarios. Enfatizando el acceso de los
productos agrícolas del Sur a los mercados del Norte, también aumentará la
presión sobre los países en desarrollo para que abran sus mercados a cambio de
la apertura acelerada de los mercados del Norte. Así, esta estrategia
simplemente socava el esfuerzo de muchos movimientos de campesinos del Sur para
cambiar la orientación de la agricultura, de un énfasis en la producción para la
exportación basada en grandes extensiones de tierra e intereses corporativos, a
un sistema productivo que descanse en el pequeño agricultor, que produce
principalmente para el mercado local, y que es protegido por aranceles y cuotas
contra la competición desleal de los productos subvencionados de los países
ricos.
Para ser justo, en su informe Oxfam dice estar preocupada por el futuro de
sistemas agrarios que descansan sobre los pequeños productores, y creo que es
así. Sin embargo, el hincapié que su campaña hace sobre el acceso a los mercados
del Norte le resta importancia esta preocupación.
El acceso a los mercados no es el objetivo principal de ningún país o grupo de
países en desarrollo, en sus esfuerzos por reformar el sistema comercial
mundial. Hasta donde sé, es promovido principalmente por el Grupo Cairns, y
dentro del Grupo de Cairns por el trío de Australia, Nueva Zelanda y Argentina.
De hecho, funcionarios principales de Filipinas e Indonesia ahora hablan de la
posibilidad de sacar a sus países del Grupo Cairns, en parte porque se sienten
que la agenda ha sido “secuestrada” por los miembros obsesionados por el
problema de acceso a los mercados. Es incongruente que Oxfam haya surgido dentro
de la sociedad civil como defensor de la posición del Grupo de Cairns.
The Washington Post ha sugerido que el acento puesto por Oxfam en el acceso a
los mercados indica que esta ONG se ha unido a los defensores del libre mercado.
No estamos de acuerdo. Al mismo tiempo, el concepto erróneo del Washington Post
se entiende perfectamente dado el argumento de Oxfam de que el acceso a los
mercados es el “mal a ser superado”.
El problema que enfrentamos es complejo - un esfuerzo enérgico de imponer un
orden comercial neo-liberal por parte de una organización poco representativa,
antidemocrática, no transparente y dominada por las superpotencias comerciales.
El apoyo a los esfuerzos de gobiernos de los países en desarrollo y los
movimientos de la sociedad civil para detener esta aplanadora por medio de la
agenda de implementación, la toma transparente de decisiones, el respaldo a la
soberanía alimentaria y el freno a la jurisdicción de la OMC hacia los nuevos
temas, debe constituir el contenido y la fuerza de una campaña de la sociedad
civil internacional. La campaña Sur-Norte "Nuestro Mundo No Está de Venta"
adoptó esta posición. Yo recomendaría que Oxfam tome la misma ruta.
Es una desgracia que, en su informe, Oxfam marcara a un sector grande del
movimiento contra la globalización corporativa como "globalifóbicos". Este juego
de insultos es poco útil. De hecho, han sido los llamados "globalifóbicos"
quienes crearon el movimiento dinámico que sacudió a las instituciones
financieras y comerciales y les obligó a prestar atención a los puntos de vista
de organizaciones como Oxfam. Sería bueno que Oxfam lo reconozca, en vez de
promover caricaturas de otros actores del movimiento contra la globalización
corporativa.
Siento tener que diferir públicamente con Oxfam sobre este problema,
especialmente porque tengo mucho respeto por su trabajo humanitario y de
desarrollo. Pero sólo a través del debate y diálogo entre compañeros y aliados
será posible trazar un camino sólido hacia adelante.
Walden Bello es director ejecutivo de Focus on the Global South
ENFOQUE SOBRE COMERCIO NO 77 mayo 2002
Focus on the Global South (FOCUS)
c/o CUSRI, Universidad de Chulalongkorn
Bangkok 10330 TAILANDIA
Tel: 662 218 7363/7364/7365
Fax: 662 255 9976
Correo Electrónico:
admin@focusweb.org
Página Web:
http://www.focusweb.org
Traducción: Gerard Coffey, Centro de Información sobre la Globalización,
Quito, Ecuador,
Correo Electrónico:
ciag@ecuanex.net.ec
--------
Oxfam responde a Walden Bello
Angus Cleary