Chávez impulsó Telesur y Bush quiere silenciarlo
La información, nervio sensible del imperio
27/07/2005
- Opinión
Cuando Televisión del Sur aún no había inaugurado sus emisiones, ya la derecha norteamericana había presentado en la Cámara de Representantes un proyecto comunicacional antiChávez. Si el imperio concreta ese canal antichavista no haría más que repetir su fracasado intento de intoxicar a Cuba con Radio y Televisión Martí, que emiten desde La Florida. Telesur comenzó el domingo con emisiones de cuatro horas, que se acrecentarán, en aras de la integración latinoamericana.
"A desalambrar"
Telesur es un emprendimiento informativo-cultural que reconoce el primer impulso y algo más del presidente venezolano, que en los últimos años quizás se dio cuenta de la importancia de los medios al atender su programa dominical de radio y televisión "Aló presidente". Es una hipótesis. A lo mejor no fue así y resultó una sugerencia de algunos de los intelectuales venezolanos y de otras nacionalidades que pusieron el hombro a la iniciativa.
La criatura nació el 24 de julio. Fue un alumbramiento por cesárea, para que coincidiera con el 222º aniversario del nacimiento de Simón Bolívar, el Libertador de medio continente. Los argentinos sabemos quién hizo el resto de la proeza anticolonialista.
Desde el punto de vista empresarial, en Nueva Televisión del Sur SA Venezuela tiene el 51 por ciento de las acciones, Argentina el 20, Cuba el 19 y Uruguay el 10 restante.
La idea, de fácil enunciado y muy compleja realización, es separar la parte empresaria-estatal del ámbito periodístico, que correría supuestamente en paralelo. Para poner una distancia mínima imprescindible con la gestión del Palacio de Miraflores, el presidente de de Telesur, Andrés Izarra, renunció al Ministerio de Comunicación e Información. El propio Chávez alentó a los periodistas encargados del canal que critiquen a su gobierno. Dijo que él también es crítico. Claro que una cosa es decir esto en la teoría y otra ver si funciona en la práctica.
Las condiciones periodísticas están dadas para que la criatura eche a andar pues hay profesionales de buen nivel. La conducción está a cargo el uruguayo Aram Aharonian secundado por la argentina Ana de Skalon, el presentador brasileño Beto Almeida y otros. Aharonián dijo que la meta era "desambrar" el latifundio mediático, parafraseando a su compatriota Daniel Viglietti. En el Consejo Asesor hay 26 pesos pesados como el estadounidense Danny Glover, el cubano Silvio Rodríguez, el argentino Pino Solanas, el poeta nicaragüense Ernesto Cardenal, el periodista paquistaní Tariq Alí, el uruguayo Eduardo Galeano, etc.
La idea es dedicar 45 por ciento de la programación a las noticias y el resto a la cultura, con las películas del cubano Tomás Gutiérrez Alea, el chileno Miguel Littín, el brasileño Glauber Rocha y Pino Solanas; a ciclos históricos, musicales y culturales. Que se haya querido guardar cierta distancia con Miraflores no disminuyó el antiimperialismo del canal, cuyo lema es: "Nuestro norte es el sur". No es un juego de palabras pues se apunta a la integración de los pueblos con una mirada distinta a la CNN.
"Al Bolívar"
La reacción de la administración Bush no se hizo esperar. Al día siguiente de la salida al aire de la señal se votó en la Cámara de Representantes una iniciativa republicana-demócrata para contrarrestarla.
Diez días antes, el 15/7, el republicano por La Florida Connie Mack había presentado un proyecto para crear una radio y televisión contra Caracas. Según Prensa Latina, aunque Mack dio el nombre, la verdadera autora sería la legisladora Ileana Ross Lehtinen, cubana-americana promotora del bloqueo estadounidense contra La Habana. Ella fue una de las responsables del secuestro del niño cubano Elián González en 1999.
Mack presentó la "enmienda Mack" en 1991 para endurecer ese bloqueo, abriendo la ruta a la ley Torricelli del año siguiente y a la peor de todas, la ley Helms-Burton, de 1996. Es, como Ross Lethinen, un estrecho colaborador de la mafia de Miami y la Fundación Cubano-Americana.
La ridícula fundamentación de la norma injerencista de Mack fue que quiere ofrecer a los venezolanos "informaciones precisas y objetivas" para contrarrestar "el antiamericanismo" de Telesur. Según su autor, "Chávez es un enemigo de la libertad, es una amenaza para EE.UU. y trata de minar el equilibrio de poderes en el hemisferio". El miedo no es zonzo. La Casa Blanca, que ha derribado gobiernos, invadido países y saqueado los recursos de los dos hemisferios, se alarma porque el gobierno venezolano resiste su hegemonismo también en el terreno mediático.
Los círculos más violentos de la oposición en Caracas, y de su sucursal en Miami, se burlan de la nueva señal. La rebautizaron "Al Bolívar", para equipararla con "Al Jazeera", la cadena de Qatar que tanto molestó a Washington con su cobertura objetiva de la invasión de Irak.
Lejos de apichonarse frente a la maledicencia opositora, el colombiano Jorge E. Botero, director de información de Telesur, anunció que uno de los primeros acuerdos se hará con "Al Jazeera". Esta abrirá una corresponsalía en Caracas y enviará material sobre Medio Oriente con una mirada árabe.
Minimizando el daño que podría hacer la hechura de la Cámara Baja -requiere aún del voto del Senado- Aharonian manifestó que la medida trasunta ignorancia sobre Venezuela. "Aquí se ven todos los canales norteamericanos y toda la basura que transmiten diariamente, no sé que otra basura podrán emitir", dijo. Yo que Aharonian no estaría tan seguro: George W y la CIA pueden emitir una basura aún más contaminante.
Una necesidad
Las críticas llovieron sobre Washington por esa decisión de fabricar un medio de comunicación antiChávez. Por eso su embajador en Caracas trató de morigerar la gravedad del asunto. William Brownfield declaró que esa idea se llevará a la práctica "sólo si los mensajes de Telesur son antiestadounidenses", comprometiéndose en tal caso a no invadir "el espacio radioeléctrico" del país sudamericano.
Al leer esas declaraciones se confirma el viejo dicho de "no aclare que oscurece". El diplomático estaba confirmando que la superpotencia no está dispuesta a tolerar mensajes en su contra.
El director de información de Telesur, Botero, comentó en un reportaje a Semana.com que estaba valorando una lista de temas a tratar. Entre otros mencionó "el ALCA, la famosísima Triple Frontera entre Paraguay, Brasil y Argentina; las bases y la presencia militar de EE.UU. en América Latina; las torturas e impunidad en Guantánamo; tenemos también lo que llamamos la deuda eterna".
Con semejante agenda y puntos de vista se puede pronosticar sin riesgo de error que la agresividad estadounidense hacia el poder constituido en Venezuela pegará un salto. En esa tarea Bush no estará solo pues, aunque minoritarios, cuenta con amigos propietarios de medios en todo el continente.
Por caso, un diario de Buenos Aires tituló así su comentario sobre la primera transmisión: "Se lanzó Telesur con un mensaje contra EE.UU. Hubo un fuerte contenido ideológico en la inauguración. Canal 7 emitió en vivo el programa. La idea responde a una iniciativa de Venezuela, Cuba, la Argentina y Uruguay. Habrá señal todos los días" (La Nación, 25/7).
Al vocero de la Sociedad Rural le preocupa que Telesur -por medio de Canal 7- pueda dar otro enfoque a las noticias con que CNN, la SIP y la propia "tribuna de doctrina" deforman la verdad. Los que apostaron la vida al ALCA sienten escozor de que la señal díscola demuestre la pertinencia del ALBA (Alternativa Bolivariana de las Américas).
Al matutino porteño no le agradarán programas como los agrupados en "Memorias del fuego", de la mano de Eduardo Galeano. ¿Tendrá miedo que se mente su complicidad con el terrorismo de Estado de 1976?
La señal que bajará desde Caracas contará con la sección "Trabajo y Tierra", donde hablarán los protagonistas de actividades agropecuarias pero no precisamente los popes de la 119ª Exposición Rural de Palermo. La idea es cubrir "la actividad del MST (Movimiento de los Sin Tierra en Brasil), la recuperación de fábricas por parte de obreros argentinos, la Revolución Bolivariana en Venezuela, etc".
El tiempo dirá si la iniciativa que salió al aire el 24 en el teatro Teresa Carreño de Caracas pudo mantenerse o no. Si sus noticieros de una hora al mediodía y otra a la noche son de calidad o no. Si tantos buenos asesores lograron entregas culturales de nivel adecuadas a códigos de la televisión o no.
Eso no se puede saber hoy. En todo caso el intento habrá valido la pena porque es una necesidad. Los argentinos no pueden seguir prisioneros en el horario central del duelo entre Susana Giménez y Marcelo Tinelli. Aunque la solución de fondo no vendrá mágicamente con el zapping a Telesur, puede que así se vea algo más que la mediocridad de políticos en campaña, chimenteros, magos, vedettes y chicos aguijoneados por la fama y sus padres.
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