Sobre una pretendida lucha ideológica
Llegó la hora del sinceramiento de los “nostálgicos”: ¡los militares lo esperan!
26/07/2006
- Opinión
Si hay algo que los militares que hoy están en actividad quieren
resolver es la situación que viven las Fuerzas Armadas, como cuerpo,
en razón de la falta de resolución de la problemática de los derechos
humanos en que están envueltos una serie de personajes. Hoy todos
retirados, pero que siguen reivindicando la “justicia” de lo hecho en
el pasado, sin haber reconocido nunca, o en muy pocos casos (el de los
generales García y Pereira), que ese período fue ominoso, lamentable
y que durante la represión desatada durante la dictadura se
violentaron no solo los derechos humanos sino que se cometieron, en
algunos casos, delitos de lesa humanidad.
¡Por supuesto! El país mismo – es convencimiento de la mayoría
de los uniformados en actividad – tiene que terminar con esa situación
indeseada que se remonta a décadas, para que ellos pueda exhibir
logros y fracasos, éxitos y caminos que emprenderían para darle a los
cuerpos armados del país una organización acorde a las necesidades
nacionales, aventado el actual anquilosado funcionamiento que hace que
la mayoría de los ciudadanos se pregunten el sentido y la validez de
una enorme erogación presupuestal.
Fuerzas Armadas hoy que no están preparadas para la guerra
(establecer hipótesis de conflicto con su estructura es casi
ridículo), pero que en la paz, más allá de las discutibles misiones en
el exterior – que, menos mal que se realizan, porque de lo contrario
no tendrían ninguna función clara dentro de nuestra sociedad -, no
tienen tareas concretas. La Ley les prohíbe el apoyo a la acción
policial, no se organiza a sus efectivos en tareas de obra pública
permanente, ni de apoyo comunitario. ¿Entonces? En todo ese proceso se
visualiza la misma parálisis que se verifica en el Uruguay en muchos
otros frentes.
Para peor los llamados “nostálgicos” siguen actuando, ahora para
tratar de apuntalar a los detenidos, pasibles de ser extraditados a la
Argentina, desde donde han sido reclamados por la Justicia.
Entre algunas avisados la expectativa por el anuncio de los retirados
militares, agrupados en el Círculo, es prácticamente nula. Un club
social militar que se caracterizó por el significativo silencio que ha
mantenido durante los últimos 21 años que lleva de reimplantada la
democracia que ahora, al parecer lo romperá para enfrentar con
“información propia” el relato “realizado por la izquierda sobre
algunos hechos del pasado”.
El presidente de la institución, el general (r) Ricardo Galarza,
ha dado a conocer la decisión de la institución de “cubrir el espacio
dejado vacío institucionalmente por las Fuerzas Armadas”, desde el fin
de la dictadura militar en 1985, tratando de contrarrestar la versión
de lo ocurrido entre las décadas de 1960 y 1980, cuando gobernaban los
militares que habían violentado la Constitución de la República
asaltando el poder, atacando y destruyendo las bases mismas de la
democracia uruguaya.
¿A que se refirió con estas declaraciones el general Galarza?
No sabemos muy bien cual será la estrategia que emprenderán, si sus
declaraciones son el producto de una decisión y no una bravuconada más
de quienes quieren tapar el sol de la verdad, que cada día resplandece
con mayor fuerza, con otra versión de los hechos del pasado que nos
gustaría conocer. Sería muy tonto que simplemente se limitaran a
reiterar las afirmaciones de la tremenda historia oficial que
escribieron en la época tiránica los militares, con sus comunicados
precedidos de marchas militares, reseñando sus persecuciones y sus
detenciones y que luego compendiaron en algunos textos que son
bochornosos, propio de mentes enfermas y, fundamentalmente,
irresponsables, especialmente teniendo en cuenta su carácter de
uniformados al servicio de las instituciones del país. Porque
recordemos que esos señores, que escribieron aquella “historia
oficial”, que hacían públicos los comunicados con las marchas
militares, eran funcionarios del Estado, y sus sueldos salían – como
hoy sus retiros militares – de las finanzas públicas.
Por supuesto que desde esta página de Bitácora no podemos
suscribir todas y cada una de las denuncias que se han hecho y que
involucran a militares en actos de represión y salvajismo. Es evidente
que resta mucho por saber, para lo qué se debe seguir investigando,
pero el planteo del presidente del Círculo Militar no tiene un
objetivo esclarecedor, sino simplemente el de tratar nuevamente de
“salvar la ropa” de algunos tristes personajes, que deshonraron el
uniforme cometiendo fechorías de todo tipo, reprimiendo a mansalva,
persiguiendo a los ciudadanos por ideas y vulnerando libertades.
¡Todas ellas!
Por supuesto que en la “lucha ideológica” que plantea Galarza,
no está en juego la verdad. Seguramente de las declaraciones que
surjan de ese Círculo Militar, no sabremos los uruguayos donde están
los restos de la nuera del poeta Juan Gelman, ni quienes fueron los
responsables de los asesinatos de Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez
Ruiz.
Tampoco se hablará de quienes fueron los responsables del campo
de concentración Automotores Orletti, que objetivo tuvo la llamada
base Valparaíso, en donde estuvo recluida María Claudia, ni quién
asesinó a la maestra Elena Quinteros, ni sobre los dos o tres llamados
“vuelos de la muerte”, etc.
Tampoco, lo que es fundamental, quién fue el general del
Ejército uruguayo, que le dio el “si” a los planes del Departamento de
Estado, para que ocurriera lo que todos sabemos, potenciando la acción
militar contra la democracia. Y menos quién, del gobierno de aquel
entonces, fue el responsable de contratar al asesino argentino Aníbal
Gordon, para que también cometiera tropelías por orden y cuenta de
nuestros mandos.
Lo que preocupa a los nostálgicos retirados, agrupados en los
clubes sociales militares – recordemos que el coronel (r) Ernesto Rama
y su hijo, el capitán Eduardo Rama, presentaron también renuncia al
otro club militar, el Centro, protestando por su “tibieza” en la
defensa de quienes, pedida la extradición desde la Argentina, se
encuentran detenidos – es advertir que también en el marco de La Ley
de Caducidad de Pretensión Punitiva del Estado, se puede hacer
justicia, porque existe un artículo, el número 4º, que le da
facultades al Poder Ejecutivo, para determinar que hechos son pasibles
de ser investigados por la Justicia y. también, establece que esa
norma legal refrendada por la gente en un reñido plebiscito, no ampara
a quienes cometieron delitos aberrantes o que fueran concretados en el
exterior del país.
Pero el Poder Ejecutivo ha llegado a más, resolviendo que
previamente a considerar los expedientes estos pasen por la Justicia,
sean investigados y esta, de acuerdo a sus atribuciones, sea la que
determine si se amerita ahondar el camino hacia la verdad o que el
mismo está bloqueado, eso si, por la otra parte de la normativa
establecida en la Ley de Caducidad que, en los casos de acciones
ordenadas por los mandos, los militares y/o policías, estarían
amparados y mantendrían una enojosa impunidad, extremo incomprensible
para muchos.
Lo que es claro es que el Poder Ejecutivo, dentro del estrecho
marco legal que ha dejado abierta esa norma, se está manejando con
prudencia y decisión, cumpliendo a cabalidad con una de las decisiones
de la fuerza política que impulsó a Tabaré Vázquez a ocupar la máxima
magistratura del país.
Es por ello que los militares nostálgicos, quienes de una manera
u otra estuvieron comprometidos en aquel tremendo período de represión
que vivió el país, presionan a sus organizaciones corporativas, como
el Círculo y Centro militar, para que entablen una batalla
supuestamente ideológica para cuestionar la versión, como ellos dicen,
“impuesta por la izquierda”
¿Lo harán realmente? Puede ser que lo intenten, tratando de
ensombrecer memorias, de justificar aberraciones y de mostrar una
imagen idílica de lo que, ellos dicen, fue “la defensa de la Patria
contra la agresión marxista” Pero, ¿qué argumento plausible,
medianamente demostrable, tendrán para convencer a alguien de su
versión? No vemos con claridad el rumbo que pueda adoptar esa acción
de los clubes militares, cuál será “la verdad” a oponer a la manejada
– como dijo el general Galarza – por “la izquierda”
Eso sí, la respuesta la podríamos dar recordando algunas
acciones de esos “salvadores de la Patria”, que asesinaron a mansalva
a gente indefensa, sin importarles nada, sin tener el más mínimo
atisbo de humanidad en sus aberrantes operativos. ¿Cómo hará el
general Galarza para explicar, por ejemplo, el asesinato de la nuera
de Juan Gelman? Una joven veinte añera que fue muerta después de haber
dado a luz una niña. Ese fue un acto aberrante, de crueldad inaudita,
sin explicación alguna que lo justifique y que es repudiado hasta por
hombres, como el represor Gilberto Vázquez, que estimó que esa fue una
acción incomprensible, fuera de toda lógica militar.
Estamos, por lo tanto, esperando que comiencen a aparecer esos
argumentos. Es hora que los militares que sepan de lo ocurrido
comiencen a hablar, que digan algo por favor, que no se limiten a ese
silencio medroso que han mantenido durante más de dos décadas. Sus
camaradas, hoy en actividad, que quieren un futuro para ellos y sus
familias, se los deberían reclamar.
Es hora de que se conozca finalmente la verdad, aunque dudo que
lo que dijo Galarza tenga algo que ver con ese concepto.
- El autor es periodista. Secretario de redacción de Bitácora.
https://www.alainet.org/fr/node/116298
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