A la Organización de las Naciones Unidas
A los Gobiernos Como Premio Nobel de la Paz, manifiesto mi oposición a la guerra y mi deseo de libertad, justicia e igualdad para todos los pueblos del mundo. Ante la grave situación que se vive en el Medio Oriente, me uno a la exigencia de un inmediato cese al fuego y el retiro del ejército israelí del territorio libanés, como un paso necesario para aliviar y prevenir más sufrimiento para todos los pueblos inmersos en ese conflicto bélico. A la fecha, el ejército Israelí ha provocado la muerte de civiles libaneses, entre ellos muchos niños, y un gran número de desplazados. Los bombardeos y ataques a las ciudades y aldeas han causado ya incalculables pérdidas económicas que tendrán devastadoras consecuencias en la población. Hago el más enérgico llamado a la Organización de Naciones Unidas (ONU) para que intervenga en la inmediata suspensión de la incursión militar, la destrucción de la infraestructura y el bloqueo. Con esas acciones se está condenando a el Líbano a una mayor pobreza y marginación, y sólo acrecentan los problemas existentes en la región. Es vergonzoso el complaciente silencio de la comunidad internacional ante la negativa a las propuestas de poner fin a las acciones militares sobre el Líbano, que seguramente se convertirá en una sentencia a muerte para más civiles libaneses y palestinos. Pido a todas las fuerzas democráticas y constructoras de la paz, hacer todos los esfuerzos políticos y diplomáticos que sean necesarios para apoyar un cese al fuego y para arribar, por medio de la negociación y el compromiso de las partes, al establecimiento de una paz justa y duradera en esa región, único camino seguro para alcanzar el bienestar y el desarrollo de sus pueblos. Rigoberta Menchú Tum Premio Nobel de la Paz 3 de Agosto de 2006