Apuntes sobre energía, fusiones y libre mercado
03/10/2006
- Opinión
Después de tres décadas de neoliberalismo, la conclusión a la que deberíamos haber llegado es evidente: hay que dejar la economía en manos del mercado. Y es que, según los principios del liberalismo económico, es la mano invisible del mercado la que hace que, “al buscar su propio interés, el hombre a menudo favorece el de la sociedad mejor que cuando realmente desea hacerlo” [1]. De este modo, se supone que es el mismo mercado el que es capaz de superar sus contradicciones mediante la autorregulación.
Bajo este sacrosanto paradigma, hemos venido asistiendo a la privatización de las empresas públicas españolas, como Endesa, Repsol y Telefónica, y a la posterior venta a éstas de varias compañías estatales latinoamericanas, como Enersis e YPF. El mercado se ha ido autorregulando en lo que se refiere a la mayor parte de los sectores productivos... hasta que le tocó el turno a las grandes empresas multinacionales europeas de la electricidad. Y es que hasta ahí podíamos llegar.
Así, en el estratégico sector de la energía hemos visto cómo los países que tienen más peso en la Unión Europea han blindado sus empresas nacionales: Alemania se reserva una parte del control sobre E.ON, que no puede ser absorbida sin su aprobación [2], y Francia ha tomado cartas en el asunto de la fusión entre Gaz de France y Suez, alertada por el interés de la italiana Enel en adquirir a ésta última [3].
Y, en nuestro país, qué decir de todo el jaleo que se ha montado con la OPA de Gas Natural sobre Endesa. Aquí sí que no se sostiene de ninguna de las maneras toda esa palabrería sobre el libre mercado, porque el gobierno español primero adujo razones basadas en la libre competencia para apoyar la absorción y, acto seguido, recurrió a los argumentos de lo que Francia llama patriotismo económico cuando la posible compradora fue la alemana E.ON.
En cualquier caso, para eso están los mitos, para seguir siendo invocados aún cuando queda claro que son falsos, como le pasa a la idea de libre mercado. En definitiva, si la realidad no coincide con las interpretaciones neoliberales, peor para la realidad.
II
La concentración de la actividad empresarial en el sector de la energía no es precisamente una novedad: entre los años 1997 y 2005, las empresas energéticas han llevado a cabo nada menos que 130 fusiones [4].
En España ya se habían producido intentos de concentración del mercado de la energía desde hace varios años. En 1999, Repsol estudió lanzar una OPA sobre Iberdrola; en el año 2000 se produjo un intento de fusión entre Endesa e Iberdrola que finalmente no pudo concretarse y Unión Fenosa vio cómo se frustraba su compra de Hidrocantábrico; en 2003, Gas Natural emitió una OPA hostil sobre Iberdrola que no prosperó. El último de estos intentos tuvo lugar hace ahora justo un año, el 5 de septiembre de 2005, cuando Gas Natural volvió de nuevo a la carga con otra OPA sobre Endesa, que se complicó cuando entró en escena el gigante energético alemán E.ON.
Por cierto, que todo el lío de la OPA ha llevado a las eléctricas a incrementar ostensiblemente su gasto en publicidad: Endesa ha multiplicado por nueve su inversión publicitaria respecto al mismo periodo de 2005, pasando de un presupuesto de dos millones de euros a 18, y su presupuesto en televisión ha ascendido a 11 millones de euros; Gas Natural ha invertido 14,5 millones de euros en los primeros seis meses del año, el doble que en 2005; mientras, Iberdrola ha pasado de 5,8 a 9,3 millones de euros [5].
Así pues, se veía venir desde hace tiempo que, tarde o temprano, el sector español de la energía iba a caminar hacia la (aún mayor) concentración empresarial. En este caso, parece que, de una manera u otra, bien a través de la absorción de Endesa por parte de E.ON, bien mediante la fusión entre Unión Fenosa e Iberdrola que parece planearse tras la entrada de ACS en esta última, el mercado eléctrico español se encamina hacia un cada vez más reducido oligopolio.
Permanezcan atentos a las novedades, porque este serial no ha terminado aún. Todavía falta por ver el papel que juegan en este embrollo Gas Natural, Repsol YPF, los bancos SCH y BBVA, qué rol desempeñan las constructoras, qué medidas toma el Gobierno español y qué postura defiende Bruselas... esto no ha hecho más que empezar.
Notas
[1] SMITH, Adam (1776): La Riqueza de las Naciones, Libro IV, Cap. 2
[2] COMAS, José (2006): “Economía abierta, pero no tanto”. El País Negocios, 5 de marzo.
[3] MARTÍ, J.M. y MISSÉ, A. (2006): “La batalla por Endesa aceleró la fusión de Suez y Gaz de France, según sus directivos”. El País, 1 de marzo.
[4] Desde el año 1997, se han producido 130 operaciones de concentración entre empresas que se dedican al sector de la energía, especialmente en Estados Unidos. Entre empresas eléctricas y gasistas se produjeron 50 fusiones; entre empresas eléctricas, 40; y entre petroleras, 30. Fuente: CARCAR, Santiago (2005): “Las empresas del sector energético han protagonizado 130 fusiones en los últimos ocho años”. El País, 3 de octubre.
[5] “El boom publicitario de las eléctricas” (Fuente: Marketing Directo), citado en la página web de OMAL en http://www.omal.info/www/article.php3?id_article=390
Fuente: Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL).
http://www.omal.info
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https://www.alainet.org/fr/node/117397
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