Israel y los Territorios Ocupados:

Una delegada de Amnistía visita la escena de los homicidios de Gaza

13/11/2006
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El homicidio, la mañana del miércoles, de 18 civiles que fueron víctimas del fuego de artillería israelí en la ciudad palestina de Beit Hanoun ha sido un acto atroz, ha declarado Amnistía Internacional. La organización ha pedido que se lleve a cabo una investigación inmediata e independiente de los hechos y que se haga rendir cuentas de sus actos a los responsables.

Amnistía Internacional señala que las investigaciones realizadas anteriormente por Israel, como en el caso del homicidio de una familia palestina en una playa de la Franja de Gaza, cometido el pasado junio, han sido sumamente inadecuadas y no se han ajustado a las normas internacionales sobre este tipo de investigaciones, que establecen que deben realizarse de forma independiente, imparcial y exhaustiva.

Entre las víctimas mortales, que en su gran mayoría estaban durmiendo en sus camas cuando las fuerzas israelíes dispararon proyectiles contra sus viviendas, había ocho menores de edad. A una delegada de Amnistía Internacional que visitó la escena de los homicidios poco después del ataque se le informó de que 15 de las víctimas habían muerto al caer el primer proyectil y otras tres habían sido alcanzadas por el segundo proyectil cuando corrían a ayudar a las personas muertas y heridas.

"Este acto atroz se ha cometido en el contexto de un nuevo aumento de los homicidios de palestinos producido desde el 2 de noviembre, fecha en que las fuerzas israelíes lanzaron su última operación militar en la Franja de Gaza" dice Malcolm Smart, director del Programa Regional para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional. "Las acciones israelíes durante toda esta operación se han caracterizado por un verdadero desprecio temerario por la vida de la población civil palestina, que ya había sufrido más de 20 homicidios antes de esta tragedia."

En total, antes de las muertes ocurridas el miércoles, más de 53 palestinos perdieron la vida durante el sitio militar de Beit Hanoun, en el norte de la Franja de Gaza, y muchos más resultaron heridos. Dos trabajadores de ambulancias figuraron entre los civiles muertos. La operación, que el ejército israelí bautizó "Nubes de otoño", comenzó el 2 de noviembre y continuó hasta el 7 de noviembre, fecha en que las fuerzas israelíes se retiraron de la ciudad. Las autoridades de Israel declararon que habían llevado a cabo esta operación para tratar de impedir que los grupos armados palestinos dispararan cohetes Qassem de fabricación casera contra ciudades y pueblos israelíes cercanos a la Franja de Gaza. La mayoría de las víctimas murieron en la ciudad de Beit Hanoun, que permaneció sitiada durante los seis días que duró la operación, pero otras personas perdieron la vida como consecuencia de ataques militares israelíes en la zona circundante.



Amnistía Internacional condena todos los ataques dirigidos contra civiles inermes y exhorta a las autoridades israelíes a llevar a cabo investigaciones independientes sobre todos los incidentes en los cuales las fuerzas israelíes hayan matado o causado heridas a civiles palestinos y a llevar ante la justicia a los responsables de violaciones de derechos humanos.

Al dar comienzo las fuerzas israelíes al sitio de Beit Hanoun, un oficial de alta graduación, el teniente coronel Yarom, dijo que se había ordenado a las tropas que evitaran causar bajas civiles. A cuatro días de iniciada la operación, con un número creciente de muertos y heridos entre la población civil palestina, el primer ministro israelí Ehud Olmert declaró: "La mayoría de los palestinos que han resultado heridos iban armados pero, lamentablemente, están usando a gente inocente como escudos humanos, lo que tiene como consecuencia que también resulten heridos civiles inocentes".

Sin embargo, la información recogida por una delegación de Amnistía Internacional que se encuentra en la Franja de Gaza contradice esta afirmación e indica que no menos de la mitad de las víctimas mortales, entre ellas al menos dos mujeres y varios menores de edad, eran personas inermes que simplemente se encontraban en el lugar y no estaban participando en los enfrentamientos. Lo mismo ocurre con las personas heridas como consecuencia de bombardeos aéreos y fuego de artillería.

Entre las personas muertas o heridas como resultado de los ataques israelíes están las siguientes:

Ramzi al-Ashrafi, de 16 años, perdió la vida y otros siete menores resultaron heridos la mañana del 6 de noviembre cuando un proyectil israelí hizo explosión cerca del autobús en el que se trasladaban a la escuela por un camino de mucho tráfico entre Beit Lahia y Jabalya, al norte de la ciudad de Gaza. Najwa Khleif, docente de 20 años de edad que viajaba también en el autobús, sufrió varias lesiones cerebrales. El equipo médico que le suministró tratamiento en la unidad de cuidados intensivos del principal hospital de la ciudad de Gaza comunicó a Amnistía Internacional que su condición era crítica. Al parecer, el autobús fue alcanzado por error cuando las fuerzas israelíes dispararon contra un vehículo que, según creían, pertenecía a un grupo armado palestino. No obstante, es preciso señalar que el ataque se llevó a cabo en un cruce de mucho movimiento durante la hora punta, cuando se podía prever que las calles estarían llenas de adultos y menores de camino al trabajo y a la escuela. El proyectil que mató a Ramzi al-Ashrafi y causó heridas a otros pasajeros del autobús escolar cayó cerca de un jardín de infancia aunque, afortunadamente, no causó más muertes o heridas en ese lugar.

Ala’ Mansour al-Khdeir, de 11 años, fue herida por fuego israelí el 4 de noviembre, cuando regresaba a su casa junto con otro niño después de asistir a la escuela por la mañana en Beit Lahia. Ala’ fue alcanzada por una bala que le penetró el cráneo por la izquierda y avanzó hasta el lado izquierdo del cuello, donde sigue alojada. Su estado continúa siendo grave. La madre de Ala’ dijo a Amnistía Internacional que, cuando cayó herida, la niña se encontraba cerca de su casa de Sayafa, en el noroeste de Gaza, zona en la que se han producido frecuentes bombardeos israelíes durante los últimos días. El otro menor, un varón, también resultó herido de gravedad.

Ibtisam Masoud, de 44 años, perdió la vida y otras diez mujeres, entre ellas Tahrir Shahin, de 37 años, madre de siete hijos, resultaron heridas por fuego israelí durante una manifestación de mujeres celebrada la mañana del 3 de noviembre a la entrada de Beit Hanoun. Tahrir Shahin, que tuvo que someterse a la amputación de una pierna, dijo a Amnistía Internacional desde su cama de hospital en la ciudad de Gaza que ella y otra mujer iban desarmadas y estaban de pie a menos de 100 metros de los tanques israelíes que dispararon contra ellas. "Celebrábamos una manifestación pacífica, éramos todas mujeres, no había hombres, no había extremistas ni armas. Éramos sólo unas mujeres de pie frente a unos tanques. No creíamos que los soldados israelíes fueran a disparar contra nosotras, pero hicieron fuego de forma indiscriminada."

En el mismo incidente, Heba Rajab, de 20 años, voluntaria del Centro Palestino para la Democracia y la Resolución de Conflictos, y Sou’ad Abu Najem, de 43 años, madre de ocho hijos, sufrieron graves heridas de bala en las piernas y en las manos. Dijeron que habían visto cómo los soldados israelíes apuntaban a las manifestantes desde lo alto de los tanques. Las mujeres se estaban manifestando en respuesta al llamamiento hecho por un representante del partido Hamás en el Parlamento palestino para que se ayudara a romper el sitio al que las fuerzas israelíes estaban sometiendo a una mezquita en la cual, según informes, se habían refugiado unos miembros de grupos armados palestinos. Pero las mujeres fueron blanco del fuego antes de que pudieran aproximarse a la mezquita.

Ahmad al-Madhoun, de 42 años, y Mustapha Habib, de 26 años, ambos trabajadores voluntarios de ambulancias de la Sociedad Palestina de la Media Luna Roja, y un tercer hombre que los ayudaba, perdieron la vida durante un ataque aéreo israelí la noche del 3 de noviembre cuando evacuaban el cadáver de un hombre muerto en un bombardeo aéreo anterior. Iyad Yousef Abu al-Ful, el conductor de ambulancia que los acompañaba, dijo a Amnistía Internacional: “Ahmad y Mustapha se hallaban a unos 20 metros de la ambulancia y se disponían a cargar el cadáver de un hombre en la camilla; yo acababa de bajar de la ambulancia y empezaba a avanzar hacia ellos cuando un misil cayó donde estaban. Volví a la ambulancia y pedí ayuda. No puedo borrar de mi mente la imagen de mis compañeros asesinados mientras cumplían con su deber”. El equipo médico de rescate se hallaba en campo abierto en la cercanía de Beit Lahia. Estaba oscuro, pero la ambulancia debía de haber resultado perfectamente visible porque tenía encendida la luz de emergencia en el techo. La tercera víctima había guiado al equipo de la ambulancia al lugar donde yacía el cuerpo de su amigo, muerto anteriormente en circunstancias que no se han aclarado.

Las ambulancias palestinas han sido blanco frecuente de ataques y decenas de ellas han sido alcanzadas por el fuego israelí durante los últimos años. Durante el sitio de Beit Hanoun, los trabajadores que realizaban rescates de emergencia se enfrentaron a crecientes obstáculos y retrasos en el desempeño de sus funciones debido al toque de queda prácticamente ininterrumpido impuesto por las fuerzas israelíes. Los tanques israelíes controlaban el acceso al hospital de Beit Hanoun y retrasaban la salida y entrada de las ambulancias al hospital y a la ciudad.

Zahir Mustapha Shabat, de 32 años, resultó gravemente herido por disparos y su primo, Mazen Shabat, perdió la vida a manos de soldados israelíes la noche del 4 de noviembre cuando regresaban a su casa tras haber pasado tres días detenidos bajo la custodia del ejército israelí. Desde su cama de hospital, poco después de salir de la unidad de cuidados intensivos, dijo a Amnistía Internacional: "Cuando llevábamos tres días detenidos, los soldados nos dejaron en libertad y nos dieron un papel que dijeron que podíamos mostrar en caso de que otros soldados nos interceptaran de camino a nuestra casa, que estaba situada a una distancia de entre 1.5 y 2 kilómetros del lugar donde nos habían recluido. Nos dijeron que se habían coordinado con el personal de los tanques que se hallaban en la zona y que tendríamos paso seguro, pero cuando llegamos a unos 150 metros de mi casa unos soldados salieron de golpe de la casa de uno de mis familiares y dispararon contra mí y contra mi primo, Mazen Shabat. Mazen murió y yo resulté herido de gravedad en el abdomen y en la espalda".

- Amnistía Internacional - Sección Uruguay
https://www.alainet.org/fr/node/118169
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