No es suficiente

03/08/2010
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Cada ocho segundos una persona es infectada por el VIH. Hoy son más de 40 millones los enfermos de sida en el planeta y la inmensa mayoría aún no lo sabe. El número de personas infectadas ha aumentado un 10% en los dos últimos años, a pesar de los esfuerzos realizados tras la Declaración de Compromiso sobre el VIH de 2001, como denuncia Onusida en el Informe sobre la epidemia mundial de sida 2006.

África sigue siendo el continente que más preocupa. Tan sólo en el África subsahariana viven cerca de 25 millones de personas infectadas. El informe alerta de que el número de casos de sida lejos de disminuir sigue aumentando, y eso, a pesar de las campañas de prevención y lucha contra la epidemia.

El Caribe se mantiene en un dramático segundo puesto. La situación ha mejorado en las zonas urbanas de Haití y en las Bahamas, mientras que la República Dominicana y Barbados permanece estable.

Latinoamérica, Europa del este y Rusia son las zonas donde el sida ha aumentado de manera más rápida, indica Onusida. En Latinoamércia, ya hay más de dos millones de personas que viven con el virus, a pesar de los esfuerzos de países como Argentina, Chile, México o Venezuela. Y en Rusia y la Europa del Este, la enfermedad se ha disparado en un 50%.

En los países del Norte, la enfermedad está controlada, pero los datos demuestran una cierta laxitud en las tareas de prevención y en las prácticas sexuales de los más jóvenes.

La respuesta al sida, por lo tanto, debe volverse mucho mas enérgica, más estratégica y mejor coordinada para conseguir el control y la reducción de esta enfermedad que ha infectado a 65 millones de personas en el último cuarto de siglo.

La educación y el acceso a la información son dos armas fundamentales para luchar contra la expansión de esta pandemia. Según un informe del Gobierno de Uganda, un niño que abandona la escuela tiene una probabilidad tres veces mayor de ser infectado por el virus VIH en su juventud que un niño que completa su formación básica. Y es mucho lo que nos queda por hacer, pues las encuestas indican que menos de un 50% de los jóvenes del planeta cuenta con una información adecuada sobre la enfermedad: cómo se transmite, cómo prevenirla y cuál es el tratamiento.

Una vez la persona se ha infectado, hay que conseguir que pueda ser tratada de manera adecuada. En este aspecto, el número de personas tratadas con antirretrovirales ha aumentando en más de un millón en los últimos cinco años y en menos de un año, se ha conseguido que el número de centros donde se proporciona este tipo de tratamiento llegue a los 5.000 frente a los 500 de 2004.

Hay que conseguir un compromiso para aumentar la financiación de los programas de prevención y tratamiento del sida. Onusida calcula que para el año 2008 serán necesarios cerca de 11.500 millones de dólares para hacer frente a esta epidemia y poder alcanzar el Objetivo de Desarrollo del Milenio de contener y empezar a disminuir los casos de infecciones de sida en 2015.

A la vez hay que trabajar para acabar con el estigma que supone ser enfermo de sida. Hay que cambiar las normas, actitudes y comportamientos sociales que contribuyen a que la enfermedad se expanda y afrontar temas como la formación de las mujeres, la homofobia, las actitudes hacia la prostitución o los consumidores de drogas.

Ya han pasado 25 años desde los primeros casos de VIH, cuando se pensaba que era una enfermedad de homosexuales, haitianos, heroinómanos y aquellos que necesitaban hemoderivados para transfusiones. También se ha luchado para que medios de comunicación y políticos dejasen de hablar de “grupos de riesgo” para hablar de prácticas de riesgo, como mantener relaciones sexuales sin preservativos o compartir las jeringuillas. Hoy, según demuestran los datos, parece que lo estamos olvidando. Cada vez son más los jóvenes que piensan que el sida no va con ellos, que si el chico o la chica parece saludable está libre de riesgo. Hay que acabar con la idea de que el sida es una enfermedad “de pobres”, de excluidos. Hoy, las medidas de prevención se conocen y los fármacos llevan 10 años controlando la expansión de la enfermedad. El éxito requiere de la voluntad de la comunidad internacional y la sociedad civil para trabajar juntos.


- Ana Muñoz es periodista

Fuente: Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS), España.
ccs@solidarios.org.es
www.solidarios.org.es
https://www.alainet.org/fr/node/118418?language=en

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