¡A desprivatizar!

14/01/2007
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  • Opinión
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La era del “discurso único” neoliberal quedó atrás.

 

Cuando ella estaba en sus buenas se decía que había que privatizarlo todo.

 

Que había que achicar al Estado en todo, (principalmente en su rol social aunque no en su componente represivo y en sus mecanismos pro-empresas privada).

 

Que había que desregulizar todo y ponerlo en las manos invisibles y sabias del mercado.

 

Las empresas públicas. La seguridad social. La tierra. Los bosques. El patrimonio histórico. Los aeropuertos. Los puertos. La electricidad. El agua. Los ríos. La salud. La educación Las carreteras. Los partidos políticos…Solo faltaba el aire y los sueños, porque no encontraron la fórmula que lo hiciera posible..

 

El estatismo burocrático, el fracaso del socialismo “irreal” o seudo socialismo, el clientelismo y la corrupción burocrática, junto a la necesidad del gran capital transnacional de aumentar su tasa de ganancias y superar su crisis apropiándose de los mercados y empresas nacionales e imponiendo las mayores facilidades para si, contribuyeron al auge y la hegemonía absoluta de ese discurso.

 

Así se convirtió en una especie de Biblia interpretada por predicadores fundamentalistas. Y lo contaminó todo, estigmatizando todo lo que fuera propiedad pública, propiedad social, subsidio de corte popular, límites a la competencia voraz, protección de lo nacional, rol social del Estado, distribución justa de los ingresos, soberanía…

 

Satanizó los programas de justicia social y el socialismo de todos los colores.

 

Llamó reformas a las contrarreformas, que supuestamente perseguían convertirnos a todos (as) en empresarios, generar riquezas y derramar bienestar.

 

La única democracia válida era la neoliberal; esto es, la democracia electoral junto al mercado, al servicio y controlada por los monopolios y oligopolios privados.

 

La única soberanía permitida era la de los países poderosos y, sobre todo, la de EEUU. El antiimperialismo era una idea cavernícola y las nacionalizaciones, expropiaciones y las revoluciones, verdaderas malas palabras.

 

El ejército de EU se convirtió en el garante del nuevo orden neoliberal y tenía la maravillosa cualidad de defender la paz haciendo guerras y de combatir el terrorismo entronizando el terror de Estado en la escena internacional.

 

Todo eso para imponer el libre mercado y la libre apropiación de territorios, petróleo, gas, uranio, biodiversidad…todo lo que hiciera falta al imperialismo derrochador, aunque la palabra imperialismo había desaparecido del lenguaje.

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Lo peor fue que no pocos izquierdistas y centroizquierdistas hicieron suyo, parcialmente o totalmente, se diccionario y esa conducta política.

 

Y los resultados fueron catastrófico para la humanidad: en cuanto a derechos sociales, posibilidades de vida y democracia real. El empobrecimiento integral ha sido atroz y la perversión y corrupción institucional mayor.

 

De ahí la rebeldía. De ahí el despertar de nuestra América. Cuba resistió estoicamente y heroicamente y, además, la nueva independencia y los procesos de cambios, incluyendo la perspectiva de nuevas revoluciones, están en franco proceso de expansión

 

El discurso único dejó de ser único. Los hechos y el léxico han sufrido notorias variaciones y se vuelve hablar y se vuelven a ejecutar nuevas nacionalizaciones, y el imperialismo ha vuelto a ser llamado por su nombre, y el rescate de la autodeterminación y la soberanía están en el centro de las luchas actuales, y se vuelve a hablar de reforma agraria y a realizar expropiaciones ¡Bien por Chávez, por Evo, por Correa y otros!

 

Avanza el proyecto de la desprivatización. Cobra actualidad otra democracia, totalmente distinta y alternativa a la seudo-democracia neoliberal, a la liberal-representativa, usurpada y pervertida hasta el tuétano.

 

Recupera vigencia el proyecto socialista. La necesidad de la solidaridad humana ha resucitado el interés social. Gana terreno la idea de que lo público, lo social, lo comunitario debe predominar sobre el egoísmo empresarial de los monopolios y oligopolios transnacionales y criollo, responsable de una tragedia espeluznante.

 

Claro está, no se habla de aquel “socialismo” fracasado. No se habla de reponer el estatismo corrompido e ineficiente. No se propone despojar a la sociedad de la democracia verdadera en nombre del reinado del Estado y del despotismo.

 

Se habla y se practica la nueva democracia, la nueva independencia (incluida la de la Patria Grande) y el nuevo socialismo.

 

Y aquí también, en dominicana, está plateado ese mismo desafío, el desafió de desprivatizar la vida nacional: la energía, el patrimonio natural, el CEA, la seguridad social, la salud, la educación, la política. El reto histórico de sustituir esta seudo-democracia podrida y derrotar el neoliberalismo. El reto de abrirle paso a una sociedad pos- neoliberal

 

Solo que eso precisa de una nueva izquierda revolucionaria y de un gran frente transformador, donde converjan todos lo que estamos dispuestos a rebelarnos contra el discurso único y la catástrofe neoliberal y recrear la esperanza.

https://www.alainet.org/fr/node/119616?language=es
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