El “caso de Sonia Pierre”
15/04/2007
- Opinión
A finales del pasado mes de marzo, la Junta Central Electoral dominicana (JCE) anunció que solicitaría a la Justicia dominicana la anulación del acta de nacimiento de la activista de Derechos Humanos Sonia Pierre, porque, según las autoridades de dicha institución del Estado dominicano, “hubo irregularidad en la emisión de este documento, expedido en 1963”.
Este caso reconocido como el “caso de Sonia Pierre” representa no sólo un golpe fuerte contra la directora ejecutiva del Movimiento de Mujeres Domínico-haitianas (MUDHA), sino que acarrea también grandes implicaciones para los/as Domínicanos/as de ascendencia haitiana, para Haití y la Comunidad internacional y plantea la delicada problemática de la identidad dominicana.
Implicaciones para Sonia Pierre y su familia
Poco después de escuchar el anuncio de la JCE acerca de las investigaciones que se están llevando a cabo sobre la supuesta ilegalidad de su acta de nacimiento y sobre la posible anulación de la misma por parte de las autoridades judiciales, Sonia exclamó: “Nunca pensé que pudieran llegar tan lejos”.
Desde entonces, varias personas y organizaciones a través del mundo han manifestado su solidaridad con la líder de MUDHA quien recibió, el año pasado en la ciudad de Nueva York, el premio Robert Kennedy de Derechos Humanos por su trayectoria en la lucha por la defensa de los derechos humanos de los/as migrantes haitianos/as y sus descendientes en República Dominicana.
Al mismo tiempo tiempo, no han dejado de subrayar que “esta acción pone a Sonia y a su familia en una situación de extrema vulnerabilidad, exponiéndolos al riesgo de expulsión”.
Además de estos ataques “legales” desatados en contra de ella por las autoridades dominicanas bajo la instigación del poderoso sector de los nacionalistas, Sonia ha sido en varias ocasiones objeto de amenazas y ataques de parte de agresores/as civiles.
De la misma manera, sus hijos han sido víctimas de actos de discriminación e intimidación en sus actividades cotiadanas.
Implicaciones para los/as Domínicanos/as de ascendencia haitiana
El “caso de Sonia Pierre” ha creado un clima de pánico entre los/as descendientes de migrantes haitianos/as en República Dominicana que empiezan a preocuparse seriamente por su futuro.
Según ellos/as, si Sonia Pierre no es dominicana, ellos y ellas tampoco lo son: basta que un día las autoridades de la JCE decidan abrir unas supuestas “investigaciones” sobre la ilegalidad de sus actas de nacimiento para que se les arrebate su nacionalidad, su ciudadanía y sus derechos y así se vean expuestos/as a la deportación.
Su situación y la de sus hijos/as se está aproximando cada vez más a las condiciones precarias y vulnerables de los/as migrantes haitianos/as indocumentados/as.
Implicaciones para Haití
Se puede entrever las implicaciones que tendría esta posible práctica “legal”, que están instituyendo las autoridades dominicanas en contra de los/as Domínicanos/as de ascendencia haitiana, para Haití.
En primer lugar, los derechos de los/as migrantes haitianos/as estarían más vulnerados en República Dominicana y ellos/as tendrían sobradas razones para temer por sus vidas.
En segundo lugar, se desencadenarían expulsiones masivas hacia Haití de ciudananos/as dominicanos/as, muchos/as de los cuales seguramente habrán perdido ya el lazo con sus raíces haitianas y sus ancestros, lo que agudizaría más en el país la crisis humanitaria y social, la inestabilidad y la degradación de la situación socio-económica y constituiría además un conflicto de talla internacional.
Implicaciones para la Comunidad internacional
Por su parte, la Comunidad internacional, especialmente la Organización de los Estados Americanos (OEA), se encontraría ante una situación de violaciones masivas a los Derechos Humanos difícil de resolver, vista la reticencia del Estado dominicano ante la aceptación de la nacionalidad de la población dominicana de ascendencia haitiana.
En tal caso, todos/as los/as Domínicanos/as de ascendencia haitiana se encontrarían en estado de apatridia, y confrontados a la larga espera que supondría una solución definitiva concertada entre el sistema internacional y regional de protección de los Derechos Humanos y el Estado dominicano. ¿Quién garantizaría sus derechos humanos durante dicha espera?
Preguntas sobre la nacionalidad y la identidad en República Dominicana
Más allá de las implicaciones para los/as migrantes haitianos/as y sus descendientes en República Dominicana, para Haití y la Comunidad internacional, el “caso de Sonia Pierre” nos invita a plantear algunas preguntas sobre la identidad dominicana partiendo de dos observaciones.
En primer lugar, autoridades competentes de la JCE, tales como el director de Inspectoría, Juan Tavárez Gómez y el director de Seguridad, Víctor Lantigua, han comprobado que efectivamente Sonia Pierre nació en territorio dominicano y que este hecho se puede averiguar “en el folio 85, acta 585, contenido en el libro de registro de nacimiento 02 del año 1963, de la Oficialía del Estado Civil del municipio de Villa Altagracia”.
En segundo lugar, la Constitución dominicana vigente establece en su artículo 11 que “todas las personas que nacen en el territorio dominicano son dominicanas, excepto los hijos de diplomáticos y personas en tránsito”.
Entonces, ¿por qué ahora, 44 años después de que la JCE haya emitido el acta de nacimiento de Sonia Pierre, las autoridades dominicanas están amenazando con anular este documento por supuestas falsas informaciones que dieron los padres de ella al haber declarado ser ciudadanos dominicanos en lugar de haitianos?
¿Cuáles son, desde el punto de vista de la ley dominicana, los criterios que una persona tiene que cumplir para tener derecho a la nacionalidad dominicana?
¿Quiénes son dominicanos/as?: ¿los/as que no tienen sangre haitiana corriendo por sus venas?, ¿los/as que no tienen color de piel negro?, ¿los/as que no recuerdan a la sociedad dominicana que tiene también raíces africanas?...
En el fondo, el “caso de Sonia Pierre” está volviendo a plantear la “histórica” problemática de la identidad dominicana.
Este caso reconocido como el “caso de Sonia Pierre” representa no sólo un golpe fuerte contra la directora ejecutiva del Movimiento de Mujeres Domínico-haitianas (MUDHA), sino que acarrea también grandes implicaciones para los/as Domínicanos/as de ascendencia haitiana, para Haití y la Comunidad internacional y plantea la delicada problemática de la identidad dominicana.
Implicaciones para Sonia Pierre y su familia
Poco después de escuchar el anuncio de la JCE acerca de las investigaciones que se están llevando a cabo sobre la supuesta ilegalidad de su acta de nacimiento y sobre la posible anulación de la misma por parte de las autoridades judiciales, Sonia exclamó: “Nunca pensé que pudieran llegar tan lejos”.
Desde entonces, varias personas y organizaciones a través del mundo han manifestado su solidaridad con la líder de MUDHA quien recibió, el año pasado en la ciudad de Nueva York, el premio Robert Kennedy de Derechos Humanos por su trayectoria en la lucha por la defensa de los derechos humanos de los/as migrantes haitianos/as y sus descendientes en República Dominicana.
Al mismo tiempo tiempo, no han dejado de subrayar que “esta acción pone a Sonia y a su familia en una situación de extrema vulnerabilidad, exponiéndolos al riesgo de expulsión”.
Además de estos ataques “legales” desatados en contra de ella por las autoridades dominicanas bajo la instigación del poderoso sector de los nacionalistas, Sonia ha sido en varias ocasiones objeto de amenazas y ataques de parte de agresores/as civiles.
De la misma manera, sus hijos han sido víctimas de actos de discriminación e intimidación en sus actividades cotiadanas.
Implicaciones para los/as Domínicanos/as de ascendencia haitiana
El “caso de Sonia Pierre” ha creado un clima de pánico entre los/as descendientes de migrantes haitianos/as en República Dominicana que empiezan a preocuparse seriamente por su futuro.
Según ellos/as, si Sonia Pierre no es dominicana, ellos y ellas tampoco lo son: basta que un día las autoridades de la JCE decidan abrir unas supuestas “investigaciones” sobre la ilegalidad de sus actas de nacimiento para que se les arrebate su nacionalidad, su ciudadanía y sus derechos y así se vean expuestos/as a la deportación.
Su situación y la de sus hijos/as se está aproximando cada vez más a las condiciones precarias y vulnerables de los/as migrantes haitianos/as indocumentados/as.
Implicaciones para Haití
Se puede entrever las implicaciones que tendría esta posible práctica “legal”, que están instituyendo las autoridades dominicanas en contra de los/as Domínicanos/as de ascendencia haitiana, para Haití.
En primer lugar, los derechos de los/as migrantes haitianos/as estarían más vulnerados en República Dominicana y ellos/as tendrían sobradas razones para temer por sus vidas.
En segundo lugar, se desencadenarían expulsiones masivas hacia Haití de ciudananos/as dominicanos/as, muchos/as de los cuales seguramente habrán perdido ya el lazo con sus raíces haitianas y sus ancestros, lo que agudizaría más en el país la crisis humanitaria y social, la inestabilidad y la degradación de la situación socio-económica y constituiría además un conflicto de talla internacional.
Implicaciones para la Comunidad internacional
Por su parte, la Comunidad internacional, especialmente la Organización de los Estados Americanos (OEA), se encontraría ante una situación de violaciones masivas a los Derechos Humanos difícil de resolver, vista la reticencia del Estado dominicano ante la aceptación de la nacionalidad de la población dominicana de ascendencia haitiana.
En tal caso, todos/as los/as Domínicanos/as de ascendencia haitiana se encontrarían en estado de apatridia, y confrontados a la larga espera que supondría una solución definitiva concertada entre el sistema internacional y regional de protección de los Derechos Humanos y el Estado dominicano. ¿Quién garantizaría sus derechos humanos durante dicha espera?
Preguntas sobre la nacionalidad y la identidad en República Dominicana
Más allá de las implicaciones para los/as migrantes haitianos/as y sus descendientes en República Dominicana, para Haití y la Comunidad internacional, el “caso de Sonia Pierre” nos invita a plantear algunas preguntas sobre la identidad dominicana partiendo de dos observaciones.
En primer lugar, autoridades competentes de la JCE, tales como el director de Inspectoría, Juan Tavárez Gómez y el director de Seguridad, Víctor Lantigua, han comprobado que efectivamente Sonia Pierre nació en territorio dominicano y que este hecho se puede averiguar “en el folio 85, acta 585, contenido en el libro de registro de nacimiento 02 del año 1963, de la Oficialía del Estado Civil del municipio de Villa Altagracia”.
En segundo lugar, la Constitución dominicana vigente establece en su artículo 11 que “todas las personas que nacen en el territorio dominicano son dominicanas, excepto los hijos de diplomáticos y personas en tránsito”.
Entonces, ¿por qué ahora, 44 años después de que la JCE haya emitido el acta de nacimiento de Sonia Pierre, las autoridades dominicanas están amenazando con anular este documento por supuestas falsas informaciones que dieron los padres de ella al haber declarado ser ciudadanos dominicanos en lugar de haitianos?
¿Cuáles son, desde el punto de vista de la ley dominicana, los criterios que una persona tiene que cumplir para tener derecho a la nacionalidad dominicana?
¿Quiénes son dominicanos/as?: ¿los/as que no tienen sangre haitiana corriendo por sus venas?, ¿los/as que no tienen color de piel negro?, ¿los/as que no recuerdan a la sociedad dominicana que tiene también raíces africanas?...
En el fondo, el “caso de Sonia Pierre” está volviendo a plantear la “histórica” problemática de la identidad dominicana.
https://www.alainet.org/fr/node/120558
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