Camino al Banco del Sur y al Fondo del Sur
- Opinión
Tras la controversia sobre las funciones de un banco sudamericano, el presidente ecuatoriano, Rafael Correa propuso crear un fondo que cubra los aspectos que el banco no alcance.
La construcción del Banco del Sur no está exenta de complicaciones. Pero el presidente de Ecuador, Rafael Correa, propuso ayer una solución a estos inconvenientes cuando se reunió en Quito con los ministros de Hacienda y Economía de los países interesados en la creación de este instituto financiero propio: desdoblar las funciones del banco y crear el Fondo del Sur.
La agenda indicaba que ayer debía llevarse a cabo un encuentro en la capital ecuatoriana para definir más puntualmente cómo debe ser la arquitectura de funcionamiento del proyectado banco sudamericano. Hasta entonces, el inconveniente mayor era definir el rol del mismo.
El Banco del Sur es una iniciativa del venezolano Hugo Chávez, comentada a su par de Argentina, Néstor Kirchner, e impulsada desde entonces por ambos presidentes. La idea madre detrás de esta consigna es constituir una entidad financiera propia, con recursos propios, que obedezca a los objetivos estratégicos sudamericanos y con el centro de decisión en nuestra región.
La idea prendió rápidamente entre las naciones más “integracionistas” del subcontinente. Así, el boliviano Evo Morales, el paraguayo Nicanor Duarte Frutos, el brasileño Luiz Inacio Lula Da Silva y el citado Correa, dieron el visto bueno a la integración de sus respectivos países en este banco, bautizado así por el propio Chávez.
Pero cuando surgió la discusión técnica, aparecieron los primeros roces ¿Qué rol debería cumplir el Banco del Sur? Esta pregunta surge porque al nivel de las instituciones multilaterales existentes, hay dos modelos de entidades con objetivos financieros distintos.
En primer lugar, el Banco del Sur podría dedicarse a financiar obras que tengan que ver con lo productivo, tanto a Estados como a privados. Aquí, el sector mayor demandante de créditos sería el de la infraestructura, aunque también las empresas privadas podrían recurrir cuando el monto de lo requerido sea lo suficientemente elevado como para espantar a los bancos privados.
La otra función que podría cumplir es la de prestar a los Estados cuando estos atraviesen severas crisis económicas o financieras. En esta línea, el crédito estaría dirigido únicamente a los miembros que integren el Banco del Sur, y serviría para ayudar a las naciones en inconvenientes a superarlos.
En una comparación muy a vuelo de pájaro, la primera alternativa coincide con los objetivos del Banco Mundial (BM), mientras que la segunda opción se asemeja a los objetivos del Fondo Monetario Internacional (FMI). Aunque los lectores no lo crean, esos fueron los principios que les dieron vida a estas instituciones, en 1944.
La necesidad de un banco que financie sólo a la producción es la postura mantenida con firmeza por Brasil. La administración Da Silva busca que la institución financiera aporte fondos para invertir en la atrasada infraestructura sudamericana, y que sus criterios sean similares a los de la banca existente.
Por este motivo, aunque Brasilia desea integrarse al Banco del Sur, hasta hace muy poco su rol era de observador. La mayor economía sudamericana prefería que se potencien las instituciones ya existentes, como la Corporación Andina de Fomento (CAF), el Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata (FonPlata) e incluso el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), antes que crear una nueva.
La idea de financiar a los Estados que atraviesan por turbulencias financieras y económicas es defendida, en mayor o menor medida, por las otras naciones, aunque sin posturas radicalizadas. Y es esta la cuestión que más atrasa la creación del Banco del Sur.
En este contexto surge la propuesta de Correa. El presidente ecuatoriano propuso ayer la creación del Fondo del Sur, además del mismo Banco del Sur, motivo por el cual habíamos definido a su proposición como “salomónica”.
De esta manera, el Banco del Sur se convertiría en una institución destinada a la financiación del sector productivo –sea este estatal o privado- mientras que el Fondo del Sur tendría su razón de ser en convertirse en una especie de “prestamista de última instancia” de los propios Estados para superar contingencias financieras o económicas.
En el palacio presidencial de Carondelet, Correa recibió a los ministros de Economía y Hacienda de Argentina, Felisa Miceli; de Brasil, Guido Mantega; de Bolivia, Luis Alberto Arce; de Ecuador, Ricardo Patiño; de Paraguay, Ernst Bergen, y de Venezuela, Rodrigo Cabezas.
Los ministros asistentes rubricaron un memorando de entendimiento, que prevé que los seis países sudamericanos priorizarán la creación de un banco de desarrollo y el fortalecimiento del Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR)- ente adscrito a la Comunidad Andina- como un organismo que ayudaría a los países socios a enfrentar crisis macrofiscales.
Al inaugurar el encuentro, Correa calificó la iniciativa como "un paso al frente para una adecuada integración" regional, y alentó a los países asociados al proyecto a acelerar la creación de los instrumentos financieros. Tras estas palabras, el dueño de casa recordó que entre los países de la región se ha discutido la creación del Banco del Sur, pero que Ecuador propondrá también la integración de un fondo, nutrido con las reservas nacionales, para proveer de recursos a los países que los necesiten en momentos de dificultades económicas.
Estos nuevos instrumentos, siempre según Correa, deben coincidir con la creación de “una nueva arquitectura financiera mundial”, alejada de la lógica financiera de mercado y ligada a una "lógica de cooperación, de desarrollo".
”La lógica financiera ha privilegiado el interés del capital especulativo y no ha logrado combatir la pobreza, como sugieren los principios de esas entidades como el FMI y el BM”, dijo Correa, quien agregó que como consecuencia “creemos que es necesario crear nuestras propias instituciones financieras, con esta nueva lógica financiera de la región”, cuyo objetivo final debe ser la integración de “una gran nación”.
La apuesta de Correa va un poco más allá de lo económico y financiero, la sostener que la creación del Fondo del Sur “es una respuesta política al FMI, que ha sido un desastre para los países del Tercer Mundo y que en los últimos años (…) se ha convertido en el alguacil de la región”.
¿En qué consta la propuesta de Correa? Aunque los detalles no fueron definidos, la idea del economista ecuatoriano prevé la integración de las reservas monetarias de los países de la región, que hoy son depositadas en bancos de países desarrollados. La región tiene depositados cerca de 200.000 millones de dólares de sus reservas en bancos y demás instituciones financieras de los países centrales, que no cumplen función ni otorgan beneficios para nuestro medio.
La idea del Fondo del Sur, dijo el presidente, es hacer una agrupación de reservas, porque "juntando reservas" se puede dar mucha más seguridad a las naciones del Sur, que puedan tener necesidades financieras en momentos críticos.
Ahora debe comenzar una discusión sobre los estatutos de ambas instituciones, en caso de que los presidentes de las demás naciones lo acepten. Tanto el Banco del Sur como el Fondo del Sur deben ser bien paridos, para que esta oportunidad que se presenta de construir la Patria Grande no sea saboteada por la intelligentzia cipaya.
Fuente: Agencia Periodística del MERCOSUR (APM), Mar del Plata / Argentina
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