La política de defensa y seguridad cobra gran importancia en el mundo contemporáneo y en el contexto de una sociedad democrática, porque contribuye a aclimatar las relaciones de convivencia y cooperación entre países vecinos y a crear ambientes propicios para los procesos de integración regional y sub-regional. Para un país como Colombia es todavía más relevante, por cuanto la existencia de un conflicto interno armado, es decir un frente interno de amenaza prioritario, obliga a contar con buenas relaciones en términos de seguridad, con el entorno de los países fronterizos.

En esa dirección han adquirido gran relevancia en el contexto de posguerra fría, que en Latinoamérica fue el de las transiciones de autoritarismos a democracias especialmente en Suramérica, o de la guerra a la paz en Centroamérica, las medidas de confianza mutua entre los países y entre sus Fuerzas Armadas. Una de éstas ha sido la transparencia de la política de seguridad y defensa –en democracia la transparencia en las decisiones de gobierno es un atributo fundamental- y por ello la elaboración de los llamados libros blancos de la seguridad y la defensa, ha sido considerado un indicador importante en este sentido. Igualmente los sectores civiles no deben ver más la seguridad y la defensa con recelo porque equivocadamente la consideren ajena a sus prioridades.

Por ello cobra gran importancia el Atlas Comparativo de la Defensa en América Latina, (http://atlas.resdal.org) elaborado por académicos y especialistas miembros de la Red de Seguridad y Defensa de América Latina (Resdal), un verdadero instrumento de distensión regional.

Allí encontramos informaciones relevantes para la mirada comparada que contribuye al conocimiento mutuo de los diversos Ministerios de Defensa, tales como:

1) los presupuestos de defensa de 2006 –en millones de dólares-: el mayor es el de Brasil con 13.692, seguido de México con 3.288, Colombia con 3.166 –obviamente teniendo nuestro país un conflicto interno armado-, Chile con 2.872, Argentina 1.952 y Venezuela 1.867 millones. Pero en porcentaje con relación al presupuesto del Estado en Chile representa el 9.47%, en Ecuador el 9.04%, en Uruguay el 7.61%, en Colombia el 7.45% y en Perú el 7.13%. Finalmente, como porcentaje del PIB en Ecuador es el 3.14%, en Chile el 2.94%, en Colombia el 2.65%, en Bolivia el 2.05% y en Brasil el 1.74%.

2) En relación con la participación política de los militares en servicio activo expresada en el derecho al voto, tenemos que no pueden votar en Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras y República Dominicana; en los demás países de Latinoamérica sí lo pueden hacer.

3) En cuanto al tamaño de las Fuerzas Armadas el primer lugar lo ocupa Brasil con 367.906 efectivos, seguido de Colombia con 244.564, México con 190.767, Perú con 113.810, Venezuela con 92.350 y Argentina con 74.125. Sin embargo, si consideramos el número de efectivos militares por cada 10.000 habitantes tenemos que en Uruguay es 73, seguido de República Dominicana con 54, Colombia con 52, Chile con 44, Bolivia con 43 y Perú con 40. 

4) La participación de efectivos militares de países de la región en misiones de paz pasó de 742 efectivos en el año 2000 a 6.290 en el 2006 siendo la Misión de Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH) la de mayor importancia -están comprometidos 9 países de la región-.

5) El servicio militar es obligatorio en la mayoría de países con excepción de Argentina, Honduras, Nicaragua, Perú y Uruguay en los cuales es voluntario.

Informaciones como las anteriores y otras ayudan a reafirmar que en la región ha existido un bajo nivel de gasto militar, a pesar de las compras en nuevas armas de Chile, Colombia y Venezuela en los últimos años y más allá de informaciones que pueden tener un tinte solamente alarmista

Alejo Vargas Velásquez

Profesor Universidad Nacional