Hacia un viraje esperanzador
- Opinión
América se ha reafirmado como el continente de la esperanza.
La Patria Grande es escenario de una ola de cambios trascendentes hacia la nueva democracia, la nueva independencia, y el nuevo socialismo; mientras Cuba revolucionaria, primer país en re-independizarse hace ya 48 años, apunta hacia un nuevo viraje esperanzador.
Nuevo cuadro continental
Lo que acontece en la Venezuela de Chávez, en la Bolivia de Evo Morales, en Ecuador de Correa y más allá de esas fronteras…, son señales inequívocas de la nueva oleada de cambios.
En Venezuela está en marcha un proceso hacia una revolución democrática de orientación socialista.
En Bolivia y Ecuador –con ritmos, trabas y límites diferentes - los procesos apuntan con esa misma direccionalidad.
En Nicaragua, la vuelta al gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional (después de 16 años de predominio de la contrarreforma y la contrarrevolución), indica la fuerza del anhelo popular nicaraguense a favor de la retoma de los cambios estructurales y de la justicia social.
Con todos los límites de las opciones electorales receptoras, las victorias del PT en Brasil y del Frente Amplio en Uruguay (contra las derechas “mondas y lirondas”), rebelan la pujanza de la ola de cambios en la base de esas sociedades.
En Perú y en México, estuvo a punto de producirse el desplazamiento de la derecha tradicional a nivel institucional.
Los avances de las fuerzas partidarias de las reformas avanzadas son significativos en Paraguay.
En Guatemala, la polarización entre la derecha pro-fascista y las fuerzas de centro y centro-izquierda, es tambien un hecho significativo.
En el FMLN de El Salvador -consolidado como fuerza de revolución democrática y del nuevo socialismo- está situado en el primer lugar de la simpatía, con perspectiva de victoria electoral en el 2009.
En Argentina, el torrente de fuerza liderado por Kischner –frustrada la posibilidad de ruptura revolucionaria en medio de la pasada crisis de gobernabilidad y consolidada la recomposición de un proyecto burgués diferenciado de la perversa versión menemista de recolonización neoliberal -apunta hacia una continuidad cada vez más impregnada de desarrollismo nacional e inclinada a la alianza con el llamado “eje del mal” (Chávez, Evo, Correa…)
En Chile, el influjo de la oleada solo ha servido para ayudar a cerrarle el paso a la derecha dura pinochetista y a la nueva derecha, garantizando la hegemonía de la llamada “Concertación Democrática” y del cada vez más moderado (en cierta medida neo-liberalizado) Partido Socialista.
En Colombia, la profundización de la crisis del partidismo tradicional, del modelo neoliberal y del relevo uribista para-narco-político, coinciden con un crecimiento de las fuerzas alternativas civiles y políticos-militares. La nueva situación creada alrededor de la mediación de Chávez en el conflicto armado, y especialmente en el tema de canje de prisioneros, solo es explicable por los cambios positivos registrados en al correlación de fuerza en ese país; impactado además por todo el contexto regional ya descrito.
El capitalismo neoliberal enfrenta definitivamente graves dificultades en este continente.
Actualidad del proyecto de nuevo socialismo
Los mecanismos imperialistas y oligárquicos evidencian una creciente debilidad para mantener su hegemonía y darle continuidad a su dominio en nuestra América.
El consenso para una salida pos-neoliberal gana cada vez mas espacio en diferentes escenarios nacionales y en todo el continente.
El camino de las reformas alternativas, pugnando por convertirse en revoluciones democráticas, populares y antiimperialistas de orientación socialista, conquista cada vez más terreno político, más corazones y más conciencia.
Está en auge el movimiento transformador.
Y el auge anti-neoliberal -dado los contenidos antiimperialistas y anticapitalistas que se expresan en su dinámica ascendente contra el orden decadente- revitaliza la propuesta estratégica socialista, reverdece y renueva sus esencias transformadoras y re-sitúa en un alto nivel la recreación de ese sueño necesario.
Eso es lo que explica toda la efervescencia teórica-política alrededor de la propuesta de un socialismo distinto al que hizo crisis y colapsó en el siglo XX.
Explica la intensa búsqueda de los nuevos contenidos y nuevas formas capaces de superar lo que se derrumbó y se desprestigió: los esfuerzos prácticos y teóricos alrededor de la necesidad de un nuevo socialismo, de un socialismo a tono con las experiencias y requerimientos de las realidades, experiencias y exigencias del siglo XXI; de un socialismo con fuertes raíces caribeñas –latinoamericanos e indo-americanos. ¡De un tránsito en democracia participativa hacia esa meta superior¡
La depresión fue vencida.
La desmoralización tambien.
Las resistencias y rebeldías sociales frente al capitalismo endurecido y el imperialismo voraz y prepotente, combinadas con la constante y progresiva creación de propuestas alternativas, con la recreación del pensamiento antiimperialista y socialista y con las nuevas ofensivas político-sociales de las fuerzas del campo popular, progresista y de izquierda, ha generado una nueva oportunidad que, además, concurre con el éxito de la resistencia heroica de Cuba y el inicio de su nueva impronta renovadora.
Cuba revolucionaria perduró contra viento y marea
A todo lo largo de los años grises de la contrarrevolución conservadora y pro-neoliberal, de la hegemonía abrumadora del anti-socialismo y de la prepotencia imperialista, Cuba revolucionaria desplegó una resistencia ejemplar hasta empalmar con esta nueva y provisora situación, jugando un papel estelar en el proceso de conformación y desarrollo del bienvenido “eje del mal”.
En medio de los desastrosos efectos del derrumbe del “socialismo real” europeo y del casi-totalitario dominio capitalista neoliberal, la revolución cubana se propuso sobrevivir como fenómeno político y lo logró; preservando así al conjunto de los movimientos revolucionarios y progresistas del continente y del mundo, de lo que hubiera sido un revés de dimensiones mayores, una especie de golpe casi-mortal.
Lo hizo desplegando una firmeza sin par, un espíritu de sacrificio espartano y de una gran habilidad en cuanto a instrumentar readecuaciones que posibilitaran su sobre-vivencia, sin entrar al campo de los cambios estructurales llamados a superar sustancialmente el modelo estatista heredado de su inserción en el CAME y de su alianza estratégica con la URSS.
Su dirección política optó, por una fórmula, que sin desmontar gran parte de esas estructuras económicas, sociales y políticas establecidas, facilitaran crear un área dólar, incentivar inversiones extranjeras (sobre todo en turismo), e instrumentar mercados que le permitieran contrarrestar la asfixia económica.
Optó, por una relativa dualidad económica y por niveles limitados de liberalización del trabajo por cuenta propia, de los mercados agropecuarios y del régimen de inversión y monetario.
Inquietudes dentro del periodo especial
Esa opción provocó no pocas inquietudes tan pronto arrancó y se desplegó.
Recuerdo el libro “Cuba: La Reestructuración de la Economía (Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1995) escrito por Julio Carranza, Luís Gutiérrez Urdaneta y Pedro Monreal González, todos investigadores del Centro de Estudio de América (CEA) que entonces dirigía nuestro camarada y amigo Luís Suárez Salazar.
En esa ocasión me tocó hacer un trabajo sobre su contenido y expresé, entre otras cosas, lo siguiente:
“Me pongo de acuerdo con Carranza, Gutiérrez y Monreal en que para corregir a plenitud y en profundidad los defectos estructurales de la economía es necesario algo muy superior a una reforma parcial o simples cambios en los métodos de planificación y administración. Implica mucho más que el conjunto de medidas adoptadas, que si bien una parte de ellas apunta en dirección a los cambios necesarios, al no estar enmarcados dentro de un programa sistémico y un definido proyecto de tránsito a un socialismo alternativo, superador a plenitud del curso anterior, ha dado lugar a una “economía dual” (la parte de la economía estatal-planificada y la parte de las sociedades anónimas con mercado, ambas con sistemas financieros, contables, planes y legislaciones diferentes y poco relacionadas), lo que provoca serias distorsiones y desequilibrios.”
“Concuerdo en que van en los años del llamado “período especial” no ha sido precisado un proyecto global e integral de transformaciones, ni definidas las metas más allá de la emergencia y de algunos objetivos generales loables (preservación de logros en salud y educación, distribución equitativa de una oferta precaria, etc.), sin que esto desmerite la hazaña de haber sobrevivido con evidentes posibilidades de sostener la independencia, la dignidad, el espíritu de equidad social y la determinación de salvar el curso socialista de la revolución cubana.”
“Recuperar la viabilidad económica de un pequeño país, pobre y bloqueado como Cuba, precisa de una reestructuración profunda que implica redefinir las bases de su acumulación, inserción en el mundo y transformación de su sistema económico.”
“Eso no puede lograrse, si no se quiere correr el riesgo de un cataclismo social y político, desmontando todo lo positivo que ha acumulado: dignificación, independencia, vocación por la equidad social, gratuidad de la educación y la salud, rol distribuidor del ingreso y las riquezas del Estado, alta protección social.”
“Por eso, más allá del desconocimiento de factores nacionales y de su esencia ideológica contrarrevolucionaria, las variantes que del exterior propugnan por instaurar el reinado del mercado y de la propiedad privada capitalista en Cuba entrañan mucha perversidad.”
“De ahí la importancia de la propuesta alternativa de esto jóvenes economistas cubanos sobre la necesidad de producir cambios significativos en las estructuras básicas del sistema económico sin enajenar la esencia socialista del tránsito en marcha, más bien potenciándolo a través de “nuevas estructuras y nuevas formas de socialismo”.
“Esto reviste más importancia después de haberse constatado que la propiedad estatal no es, de por sí, propiedad social y de valorar que la transición estatista-burocrática demostró ya su inviabilidad por razones estructurales.”
“La búsqueda de mayores niveles de desarrollo, de eficiencia y de recursos, plantea como necesidad el establecimiento en Cuba de diversas formas de propiedad, gestión y participación popular.”
“Esto no equivale a hacer “concesiones”. Tal criterio se asienta en una sobreestimación del estatismo y en una incorrecta identificación de éste con el socialismo.”
“La transición al socialismo ajustada a la necesidad de emplear todas las posibilidades de acumulación y creatividad se relacionan en este tipo de países con “un proyecto que preserve la preeminencia de la propiedad social” para “garantizar la conducción del desarrollo socioeconómico en función de los intereses nacionales, y sostener el gasto social necesario que permita niveles de vida decorosos al conjunto de la población”, y que dentro de ese contexto articule “la incorporación de formas de propiedad privada... dentro de los límites que se establezcan para controlar el desarrollo” (Incluido en el libro: “¿Cuál Democracia?, ¿Cuál Socialismo?”, Colección Referencia, Editora El Tapial, Abril 2006, Caracas Venezuela, Págs. 211,212 y 213)
Y más adelante refiriéndome al déficit político del enfoque de los autores de esa importante obra, agregué:
“Como el libro comentado se limita al tema de la reestructuración de la economía cubana dentro del marco de un proyecto socialista viable, no puede considerarse un defecto del mismo que no aborde otras vertientes de ese proyecto, y que salvo formulaciones muy puntuales no trate lo concerniente a las transformaciones en el sistema político, los cambios en la esfera social y cultural, el surgimiento de nuevos sujetos y los requerimientos de una reestructuración más integral.”
“Esa comprensión, sin embargo, no debe obviar el tratamiento de esos temas a la hora de enfocar la nueva alternativa socialista, no sólo en el plano económico, sino también en las demás vertientes del todo nacional.”
“Las estructuras que hicieron crisis en el Este europeo no fueron sólo las económicas.”
“El proceso de fusión del partido con el Estado, la hegemonía en la política exterior de los intereses de Estado, los efectos negativos de esos fenómenos sobre la conciencia popular, la manipulación desde el Estado y desde el partido de las organizaciones sociales, la burocratización y la corrupción burocrática, la ausencia de control social y ciudadano y la negación de aspectos básicos de la democracia participativa, la doble moral en la cultura de género y la prolongación del machismo más allá de las formales y reales expresiones de discriminación contra la mujer, el peso de la concepción adulto-céntrica, el sedimento cultural racista por encima de la superación del racismo institucional... tiene expresiones significativas en el sistema político-estatal cubano y en sus relaciones con la sociedad civil, constituyéndose en trabas al proceso de socialización del poder y a la reproducción y ampliación del poder del pueblo.”
“Nuevos fenómenos que afectan el viejo rol de los sindicatos y nuevos sujetos y autores derivados del ya iniciado proceso de superación del estatismo-burocrático y de la transición hacia una articulación de diversas formas de propiedad, se suman y amplían el reto creativo.”
“La diversidad social obliga a mayor democracia partidaria y más énfasis en la hegemonía entendida como autoridad e influencia bien ganada y no como sistema de órdenes verticales.”
“La reestructuración debe ser integral, incluyendo el propósito de hacer más socialistas, profundamente democrático, el sistema político, el Estado y la sociedad civil.”
“No se trata de concederle espacio a la contrarrevolución y a la injerencia imperial sino que, al estar tan vinculado el proyecto socialista a la autodeterminación y al ser tan amplio y diverso el conjunto de fuerzas sociales que pueden ser sujetos de ese tipo de transición socialista, se precisa rearticular de otra forma la relación partido-Estado, organizaciones y movimientos sociales; pensando la presencia de la vanguardia política como componente conductor de un amplio y diverso movimiento político social, que a su vez controla, influye y presiona sobre las instituciones estatales y expresa un internacionalismo solidario independiente y superior al de la política exterior del Estado.”(Obra citada Págs. 214, 215 y 216)
Avanzado el despliegue del “periodo especial” en el curso de año 1999 volví a hacer referencia al proceso cubano a propósito de la primera edición de mi libro “Rearmando la Utopía.- Del neoliberalismo global al nuevo socialismo”
En el primer capítulo de esa obra, el cual dedique a analizar las causas y efectos del derrumbe del “socialismo real”, incluí algunas páginas destinadas a examinar el impacto de ese fenómeno en Cuba.
“La Revolución Cubana siguió altivamente de pie”, fue el subtitulo del texto en el que exprese las siguientes valoraciones e ideas:
“Después del derrumbe la revolución cubana ha vivido el período más crucial de su historia.”
“Nunca antes se combinaron tantos factores adversos.”
“El criminal bloqueo económico de los EE.UU. no sólo no cesó, sino que se intensificó a pesar de que, en los hechos, pueblos y naciones latinoamericanas le han abierto brechas al cerco político y económico inicial, por encima de los dictados de Washington.”
“De la Enmienda Mack al Acta de Exportación y a la Ley Torricelli, se afectó en un 16% más el comercio de Cuba con el exterior, porque esa ley implica drásticas sanciones a las empresas subsidiarias, a las empresas de terceros países y a las navieras que toquen puertos cubanos.”
“Al derrumbe de los modelos estatistas burocratizados del Este europeo le siguió la quiebra del modelo soviético.”
“Estos factores, operando en forma simultánea, debilitaron extraordinariamente las relaciones económicas de Cuba con el mundo, agravaron los problemas de suministro y obligaron a un período con mucho más restricciones de todos los órdenes.”
“A esa situación, el gobierno revolucionario cubano le respondió con las medidas correspondientes a ese período especial en tiempos de paz y con otras transformaciones económicas y políticas.”
“Los efectos de esas medidas, aunque ha resultado positivo dentro de una política para sobrevivir dentro de una relación bastante equitativa para una gran parte de la población, resultaron limitadas para contrarrestar el impacto negativo de los cambios mundiales y del bloqueo reforzado por los Estados Unidos a través de la ley Torricelli.”
“Algunas de ellas, además (como la expansión del turismo y de las áreas dólar de los servicios), están acompañadas de un costo social y político no despreciable, aunque conscientemente asumido.”
“Por otra parte, el burocratismo, la corrupción burocrática, las limitadas áreas de privilegios, la economía subterránea, la negligencia en la gestión estatal, la superposición entre la gestión del partido y del Estado, el abultamiento de las nóminas en áreas no productivas, el paternalismo estatal... sin llegar a las magnitudes de Europa del Este y de la URSS, habían alcanzado en Cuba niveles significativos y echaron raíces difíciles de erradicar dentro de un modelo marcadamente estatista que, por suerte, dada la alta sensibilidad social de sus dirigentes, ha tenido la virtud de superar con creces el papel distribuidor de riquezas e ingresos ejercido por otros parecidos, y permitió alcanzar conquistas sociales realmente trascendentales e impresionantes.”
“Las dificultades para superar los fuertes componentes de estatismo burocrático presente en la realidad cubana han determinado su coexistencia con el área dólar de la economía, creando una dualidad generadora de nuevas distorsiones que de ninguna manera le restan valor al esfuerzo para sobrevivir convertido en otra hazaña de la única revolución de orientación socialista que perdura en el hemisferio occidental.”
“Ese gran éxito en materia de sobrevivir, sin embargo, no anula los efectos negativos que todavía perduran como resultado de la continuidad de una parte de las estructuras estatistas, en cierta medida burocratizadas, y de las concepciones y formas de gestión económica y política copiadas del modelo soviético e insertadas en un proceso que, pese a haber defendido intensamente su originalidad, fue parcialmente afectado por su articulación económica dependiente y por el peso material e ideológico de la URSS antes de que esa gran potencia exhibiera su profunda crisis.”
“Si algo hay que reflexionar sobre los dramáticos acontecimientos este-europeos en Cuba es la necesidad de analizarlos a profundidad y explicar las causas de esa crisis estructural y del derrumbe efectuado en la URSS, extrayendo las lecciones que se derivan para Cuba revolucionaria.”
“En el caso cubano y en el de los demás procesos de tránsito al socialismo resulta además imprescindible superar todo lo semejante a esos modelos fracasados que influyeron en sus crisis, con claras conciencia de que fueron y son, en comparación con un auténtico desarrollo socialista, valores anti-socialistas, deformaciones del proyecto original.”
“Tan trascendental reflexión y los correctivos que de ella pueden derivarse naturalmente deberán tomar en cuenta las peculiaridades del proceso cubano, su proximidad a Estados Unidos, las características de su exilio contrarrevolucionario, la fase de sobre-vivencia que le imponen los cambios mundiales y la necesidad de mantener la unidad de acción de su pueblo.”
“Esto implica asimilar también la lección soviética en cuanto a la errática conducción y evidente traición de Gorbachov en los momentos en que la necesidad de la renovación y de la democratización tocaron las puertas de la URSS y sobre todo en cuanto al proceso degenerativo que sufrió la Perestroika, dando paso a una tortuosa liberalización pro-capitalista y a una vergonzosa subordinación a EE.UU. y a las demás potencias imperialistas.”
“Si arriesgado es mantener indefinidamente las estructuras que fueron trasplantadas del modelo soviético, más lo sería aún copiar la Perestroika y acceder a un proceso de liberalización como el que demandan Estados Unidos, el exilio contrarrevolucionario y las derechas latinoamericana, caribeña y mundial. Esto último equivaldría a la muerte de la revolución cubana.”
“En el caso cubano, volver a América Latina no debe entenderse como reproducir el sistema político y las estructuras sociales capitalistas que predominan en nuestros países, estremecidos por la peor crisis de sus historias, sino recuperar toda la originalidad de la revolución y ponerla en dirección al proceso de conformación de la gran patria bolivariana dentro de una clara orientación socialista que no puede ser, sin que con ello se dejen pendientes viejos riesgos, la eternización de un estatismo burocrático reñido con la esencia del socialismo.”
“Los cambios que, al entender de muchos revolucionarios socialistas, Cuba necesita, no tienen nada que ver con las reformas capitalistas ni con una liberalización política de tipo capitalista.”
“Cuba necesita firmeza en el camino socialista y voluntad de resistir las nuevas presiones y las dificultades que plantea la adversa correlación de fuerzas a escala mundial; necesita ingenio y flexibilidad para buscar alternativas en materia de rearticulación internacional y para derrotar el bloqueo. Y esto evidentemente le sobra.”
“Cuba necesita identificar a mayor profundidad todo lo negativo trasplantado del modelo burocrático soviético y asumir su superación progresiva con la voluntad política que debe derivarse de entenderlo como fuente de problemas internos, potenciados por la escasez y las enormes dificultades provocadas por las adversidades externas.”
“Eso implica profundizar el proceso de rectificación e impulsar el esfuerzo hacia un modelo de tránsito al socialismo netamente cubano y esencialmente capaz -aún dentro de la apertura y la inversión extranjera y ciertas formas de propiedad mixta, privada e individual- de garantizar el predominio de la propiedad social y de la propiedad pública socialmente controlada y democráticamente gestionada, así como un proceso de mayor socialización del poder y participación popular.”
“Cuba necesita mantenerse vigilante para evitar que los cambios necesarios dentro de un espíritu de superación firmemente antiimperialista y socialista, no sean desviados por tortuosos senderos transitados por la fracasada Perestroika soviética. Esto obliga a actuar con prudencia y precisión, y mantener la firmeza que en ese orden le ha caracterizado.”
“Cuba necesita diversificar más las formas de propiedad y de distribución, crear mercados donde ellos concurran, cambiar las formas de gestión en sectores estatales, convertir en social parte de la propiedad pública, liberar en mayor escala las fuerzas productivas dentro de una orientación predominantemente socialista.”
“Cuba necesita ampliar y profundizar progresivamente la participación popular dentro de una institucionalidad democrática que norme papeles diferenciados del partido, del Estado y de las organizaciones sociales, que garantice la estabilidad posterior a la vigencia del liderazgo histórico sobre bases democrático-participativas.”
“Esto último guarda una estrecha relación con la necesidad de convertir en criterio colectivo la validez del régimen de excepción dentro de la condición de fortaleza sitiada, procurando que las restricciones imprescindibles en materia de libertades ciudadanas sean consideradas temporales y no inmutables.”
“Cuba necesita, además, de una gran solidaridad revolucionaria, antiimperialista, caribeña, latinoamericana, tercermundista y mundial que defienda sus logros, que contrarreste la primera fase de guerra sin balas desatada por Estados Unidos, que frustre los planes de agresión armada (con disposición a pelear en su defensa), que la auxilie desde el punto de vista material, que derrote definitivamente el bloqueo, que la defienda como patrimonio del proceso liberador de los pueblos oprimidos y la aliente a superar las limitaciones y las deformaciones acumuladas en su accidentado y difícil tránsito revolucionario. Ese aporte todavía es muy insuficiente de nuestra parte.”
“Los fundamentos de esa solidaridad están dados en las grandes contribuciones de Cuba a la nueva independencia latinoamericana, caribeña y africana. En esa dirección es significativo como Latinoamérica y el Caribe rechazan con palabras y con hechos el bloqueo económico y el hostigamiento político, valorando a Cuba Revolucionaria como un símbolo de la nueva independencia y como muchos pueblos de África sienten como suya esta revolución caribeña.”
“Combinando todo esto, la revolución cubana puede vencer las adversidades de esta fase crucial, perdurar y avanzar.”
“No es cierto, como dicen enemigos y renegados, que la revolución cubana está fatal e inminentemente condenada a sucumbir.”
“Si a su heroica resistencia se le agrega cada vez más capacidad de innovación, su continuidad será constantemente reafirmada y renovada.”(Rearmando la Utopía, Segunda Edición, Editora Tropical, Santo Domingo, abril 2000, pags.46, 47, 48, 49, 50, 51 y 52)
Estos y otros puntos de vistas similares, expuestos de diferentes formas en diferentes momentos y escenarios –previamente tratados con mucha franqueza a nivel bilateral- crearon tensiones y problemas de relación con algunos(as) compañeros(as) del área internacional del Partido Comunista de Cuba (PCC) que afectaron los lazos de cooperación.
No por ello desistí de pensar, analizar, hablar escribir y debatir estos temas; por demás cruciales para los(as) revolucionarios (as) que nos sentimos parte de ese proceso y que además hemos decidido desde hace tiempo optar por “pensar con cabeza propia” y intentar el camino de la “creación heroica”.
Tampoco he dejado de reconocer el valor y el talento desplegado por la dirección de la revolución cubana en el contexto de la fórmula y del modelo escogido para resistir frente a una situación internacional tan difícil y compleja.
Más allá de las diversas apreciaciones sobre esta cuestión, sus resultados indeseados y problemas colaterales, está el hecho incontrovertible de la hazaña de haber sobrevivido como revolución y como proceso antiimperialista hasta el día de hoy. Y sobre todo hasta empalmar felizmente con un proceso continental mucho más favorable y promisorio y con un cuadro internacional mas ventajoso.
El curso emprendido por al revolución cubana después de aquella gran derrota del denominado campo socialista europeo, pudo ser mejor o peor; pero lo cierto es que el haber perdurado, el no haber colapsado, el no permitir que la derrumbaran, es una hecho que quedará inscrito con letras de oro en la historia de la humanidad.
Ese es un mérito indiscutible de la dirección histórica de la revolución cubana y en especial de Fidel. Un mérito singularmente valioso y trascendente.
Un debate para el cambio
Pero además de ese gran mérito, Fidel primero y Raúl inmediatamente después, han tenido un mérito adicional de mucho alcance: advertir la posibilidad del retroceso, reconociendo el riesgo de la reversibilidad de la revolución, llamando a debatir sin cortapisas ni tabúes las causas internas de ese riesgo y la forma de evitarlo.
Pienso que tal llamado implica conciencia sobre el agotamiento del modelo vigente desde hace décadas, y específicamente de su variante impuesta después del decretado “periodo especial”; agotamiento al que se agrega todo lo que se deriva de la enfermedad de Fidel para el papel de su inmenso liderazgo.
Hace algunos años podía discutirse el plazo de utilidad de ese modelo, la oportunidad o no de reemplazarlo en tal o cual situación. Pero ya está mucho más claro que los cambios estructurales no se deben posponer. El punto de crisis es alto y necesita de la acción revolucionaria que rompa el estancamiento y produzca las transformaciones necesarias.
La apertura del debate en el partido, en lo comités de defensa, en los sindicatos en los centros de trabajo y de estudio, en las organizaciones sociales… ha ido un paso audaz en dirección a buscar el nuevo consenso revolucionario-socialista, que permita superar la crisis estructural y salir de un estancamiento que se torna cada vez mas peligroso.
En la medida de mi posibilidad he dado seguimiento a lo que está escribiendo sobre ese debate y en verdad me parece que su contenido es ciertamente promisorio.
Es alta la participación y alto nivel de la discusión.
Las expresiones abiertamente contra-revolucionarias no tienen eco, mucho menos fuerza y legitimidad. La conciencia patriótica, antiimperialista anticapitalista y pro-socialista, acompañada de un profundo desprecio por la mafia cubano-americana de Miami, es muy grande y arrincona a la derecha pro-imperialista. Este es otro mérito del trabajo político-educativo desarrollado por la dirección histórica en casi medio siglo de revolución.
Por otra parte, las posiciones en defensa del estatismo y el burocratismo están a la defensiva.
Su resistencia es pasiva y camuflajeada con el desinterés por del debate y la promoción del pesimismo.
Las críticas al modelo vigente, las expresiones por los cambios estructurales, las críticas a los múltiples problemas, deficiencias y limitaciones acumuladas, apuntan en dirección a la profundización del tránsito al socialismo, a la revitalización y renovación de la revolución; a la superación del burocratismo, del estatismo, de la corrupción, los privilegios y las trabas a la participación y los obstáculos al debate.
La diversidad aparece dentro de una orientación definidamente socialista y revolucionaria.
Las ideas para hacer más social lo estatal y mas participativo el poder político, apuntan en las mejores direcciones: hacia variadas formas de propiedad social y de gestión democrática (autogestión empresarial, autogestión social, cooperativas, otras formas asociativas, control obrero y popular, combinación de la propiedad publica o estatal con la autogestión…).
Proliferan los reclamos de descentralización de la discusión, del fin del “ordeno y mando”, de la superación de la doble moneda, del cese de la discriminación de los nacionales en el acceso determinado de áreas de consumo; de políticas públicas para lograr la autosuficiencia alimentaría, mejoramiento del transporte y otros servicios básicos.
Un espíritu altamente constructivo colma las reuniones y nutre la efervescencia de inquietudes, críticas y sugerencias bien intencionadas.
El optimismo va venciendo paso a paso el escepticismo en sentido general, sin que todavía haya logrado cambiar sustancialmente el retraimiento de una parte importante de las nuevas generaciones. Generar confianza en la juventud, estimular sus energías transformadoras parece ser uno de los grandes desafios pendientes de resolver.
La participación es mayor en las generaciones intermedias, las que maduraron militando en el proceso en las épocas de mayor entusiasmo revolucionario.
La inercia pesa, pero está seriamente compelida a ceder por la fuerza del espíritu de cambio dentro de la revolución y nunca fuera de ella.
Del modelo existente al nuevo socialismo
La coyuntura continental ayuda mucho. El entronque de todo esto con el debate venezolano y latino-caribeño sobre la recreación del proyecto socialista es una especie de bendición, que se agrega de las cooperaciones complementarias y a las reactivaciones económicas en el contexto de Petrocaribe, el ALBA y múltiples acuerdos positivos con Venezuela, anunciadores de una fructífera integración bilateral y multilateral.
En todas partes hay cosas importantes por definir, pero el espíritu de búsqueda –y sobre todo de búsqueda dentro de una orientación socialista y revolucionaria- ayuda muchísimo, reanima, dinamiza, enciende los motores de la nueva democracia y del nuevo socialismo.
Aparecen diferencias más o menos importantes sobre como socializar lo estatal y respecto al espacio que podría tener la privatización dentro del predominio de lo social.
Esto toca especialmente a la agropecuaria y otros a renglones productivos y de servicio.
En este aspecto no deja de aparecer la tentación del “camino chino” y/o “vietnamita”, con sus riesgos de una parcial restauración capitalista sui generis.
Este punto del debate es muy importante y ojala tomé un vuelo más alto.
En general pienso que para los procesos de tránsito al socialismo es acertada la idea de la combinación de diferentes formas de propiedad y de gestión, con predominio progresivo de lo social y con avances hacia una la economía de equivalencia.
Desde capitalismo dependiente y neoliberal predominante en nuestra América, lo que se trata es de pasar del predominio de lo privado al predominio de lo social, y de la economía de mercado a la economía de equivalencia a través de un proceso complejo, largo, intenso…, en el que habrán de coexistir formas diversas de propiedad privada capitalista e individual con formas diversas de socialización, hasta alcanzar la socialización plena.
Esto implica desprivatizar áreas privatizadas y convertirlas en social después de descapitalizarla; implica definir dentro de la economía de escala el espacio que se le concede a la empresa privada en sus diferentes dimensiones y roles; requiere precisar el rol de la inversión extranjera y su regulación, así como las características del Estado, el mercado y otros tipos de intercambios.
Por igual este tema toca lo relativo a un tránsito que conlleve participación popular, gestión, cogestión social y control ciudadano del poder político: nueva democracia, democracia participativa y directa, democracia de género, democracia integral.
Cuba es un caso inverso al de los países del continente sometidos todavía a la dominación capitalista neoliberal.
En Cuba se expropió a una gran parte de los propietarios privados hace ya bastante tiempo y está en un estadio superior para esa transición socialista.
EL problema es que en ese proceso predominó finalmente la concepción estatista.
El Estado es dueño y administrador, los trabajadores, los productores son asalariados del Estado y no tienen que ver con la gestión de una gran parte de lo medios de producción y distribución.
Ese modelo ha dado fuerte señales de agotamiento, pero es un objetivamente un punto de partida importantísimo para avanzar hacia un nuevo socialismo con mayor facilidad que en el resto del continente.
En Cuba ya no hay que expropiar y/o nacionalizar la economía, ni los servicios sociales, ni política, ni los instrumentos ideológicos, ni la naturaleza y sus recursos ni lo servicios.
En Cuba no hay que desprivatizar para socializar, sino sencillamente convertir en social lo que hoy es estatal y superar todo lo extraño al socialismo, por al vía de la transferencia de la propiedad a los trabajadores, por la vía de la autogestión y cogestión, por la vía de la revolución cultural, por la vía del control social y ciudadano, de la profundización de la lucha contra lo que sigue pesando del patriarcado y del adulto-centrismo.
Tampoco se trata de privatizar parte sustancial de lo público para un tránsito con economía significativamente mixta.
Puede ser conveniente, para activar áreas de pequeñas economías y servicios, ciertas concesiones a favor de pequeñas y medianos productores y operadores de servicios; pero pienso que no se trata de privatizar en escala grande o significativa.
Pueden ser necesarias ciertas fórmulas de empresa mixta, pero igual eso no tiene que ser lo dominante.
Lo dominante debería ser ingeniársela para convertir en social con buen nivel de eficiencia todo lo que es hoy estatal e ineficiente; así como cambiar formas de gestión en la gran propiedad y en los servicios públicos y forma de relacionarse con la sociedad, procurando erradicar las formas burocráticas-centralizadas, a darle participación a los colectivos laborales y a la sociedad toda, y a introducir en ciertas áreas pasos progresivos hacia los intercambios equivalentes.
Y esa misma lógica debe tocar las instituciones del Estado, la relación partido-Estado, movimientos sociales, los vínculos con la naturaleza en pro de las futuras generaciones, las relaciones de género y los vínculos generacionales; de manera que queden abiertas, sin posibilidades de cierre las compuertas por donde fluya la creatividad y la democracia participativa e integral, capaz de cerrarle toda posibilidad de expansión a la contrarrevolución imperial que esta vez –en vista del contenido revolucionario de las propuestas de cambios y de la imposibilidad de desviarla hacia la derecha y hacia el pro-capitalismo- parece apostar al estancamiento en procura de que el proceso se torne inmanejable desde posiciones revolucionarias
En Cuba no parece tener la menor posibilidad de imponerse una Perestroika pro-capitalista o una Glasnot pro-EU y destructiva de su memoria histórica, y por eso las agencias de la desinformación gringas no hablan de lo que acontece allí alrededor de estos debates. Sus ideólogos parecen asumir una actitud diferente a la que adoptaron en el caso de la URSS y Europa del Este, donde aparentaron estar con las reformas necesarias pero apostando siempre, con posibilidades reales de lograrlo, a desviarlas por los caminos del liberalismo pro-capitalista.
Su receta para Cuba es descarada: la “transición” pura y simple hacia la “democracia representativa” con “libre empresa” y gobierno pro-estadounidense. Y esa no hay cubano(a) con sentido de patria que se la trague.
Porque ella es equivalente a una la detestable recolonización, a una vergonzosa anexión política, económica y cultural; la cual, por demás, no pasa sin guerra civil e invasión imperialista.
Octubre 20, Santo Domingo RD, 2007.
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