¿Qué sigue tras la muerte de Raúl Reyes?
01/03/2008
- Opinión
La muerte del jefe de las FARC Raúl Reyes es un episodio de la guerra que constituye el más certero golpe del gobierno colombiano a esta guerrilla y reafirma que la inteligencia y las operaciones aéreas van a determinar el rumbo del conflicto hacia el futuro.
Por la vía de los bombardeos de la Fuerza Aérea Colombiana y de la inteligencia militar se han dado de baja importantes líderes de las FARC y se fortalece la vía de la derrota militar de la guerrilla, epicentro de la política de seguridad democrática.
Es probable que se dispare una euforia militarista que cerraría, por ahora, cualquier posibilidad de acuerdo humanitario para la liberación de los secuestrados (cuyas vidas siguen en peligro por razones de salud y de guerra) y haría más lejana la opción de la negociación política.
Propuestas orientadas a despejar Florida y Pradera no tienen cabida en ese ambiente de guerra, aún cuando cabe tomar en cuenta la reflexión del excongresista Luis Eladio Pérez en el sentido de que ese despeje es posible sí hay una Fuerza Pública con capacidad de retomar el territorio, una vez se liberen a los secuestrados. El operativo que dio de baja a Reyes sería la mejor prueba de tal fortaleza.
Por el lado de las FARC se pueden esperar reacciones militares para reivindicar la memoria del guerrillero caído y mostrar fortaleza y capacidad de acción ó reflexión política alrededor de la urgencia de avanzar en propuestas humanitarias y de paz.
Sí Reyes fue artífice del intercambio humanitario y de los diálogos del Cagúan, el mejor homenaje que podría hacer la guerrilla a su comandante es liberar a Ingrid Betancurt a Alán Jara y a Oscar Tulio Lizcano, como un gesto de paz.
Así, el despeje de Florida y Pradera y la liberación unilateral de Ingrid serían muestras de fortaleza militar y política y no de debilidad de las partes. La sociedad civil que se moviliza el seis de marzo por las víctimas del conflicto y la comunidad internacional, podrían incidir y facilitar una salida de esta naturaleza.
Lo único que no queremos es más guerra sin salida y más secuestrados muertos. La guerrilla y el gobierno han demostrado una inmensa capacidad para profundizar y prolongar el conflicto armado. Ahora tienen la oportunidad de cambiar el curso de la guerra y promover soluciones humanitarias y alternativas de paz. Pero sabemos que es pedir demasiado.
Armenia, 1 de marzo de 2007
CODHES
www.codhes.org
Por la vía de los bombardeos de la Fuerza Aérea Colombiana y de la inteligencia militar se han dado de baja importantes líderes de las FARC y se fortalece la vía de la derrota militar de la guerrilla, epicentro de la política de seguridad democrática.
Es probable que se dispare una euforia militarista que cerraría, por ahora, cualquier posibilidad de acuerdo humanitario para la liberación de los secuestrados (cuyas vidas siguen en peligro por razones de salud y de guerra) y haría más lejana la opción de la negociación política.
Propuestas orientadas a despejar Florida y Pradera no tienen cabida en ese ambiente de guerra, aún cuando cabe tomar en cuenta la reflexión del excongresista Luis Eladio Pérez en el sentido de que ese despeje es posible sí hay una Fuerza Pública con capacidad de retomar el territorio, una vez se liberen a los secuestrados. El operativo que dio de baja a Reyes sería la mejor prueba de tal fortaleza.
Por el lado de las FARC se pueden esperar reacciones militares para reivindicar la memoria del guerrillero caído y mostrar fortaleza y capacidad de acción ó reflexión política alrededor de la urgencia de avanzar en propuestas humanitarias y de paz.
Sí Reyes fue artífice del intercambio humanitario y de los diálogos del Cagúan, el mejor homenaje que podría hacer la guerrilla a su comandante es liberar a Ingrid Betancurt a Alán Jara y a Oscar Tulio Lizcano, como un gesto de paz.
Así, el despeje de Florida y Pradera y la liberación unilateral de Ingrid serían muestras de fortaleza militar y política y no de debilidad de las partes. La sociedad civil que se moviliza el seis de marzo por las víctimas del conflicto y la comunidad internacional, podrían incidir y facilitar una salida de esta naturaleza.
Lo único que no queremos es más guerra sin salida y más secuestrados muertos. La guerrilla y el gobierno han demostrado una inmensa capacidad para profundizar y prolongar el conflicto armado. Ahora tienen la oportunidad de cambiar el curso de la guerra y promover soluciones humanitarias y alternativas de paz. Pero sabemos que es pedir demasiado.
Armenia, 1 de marzo de 2007
CODHES
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https://www.alainet.org/fr/node/125995
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