El paramilitar Salomón Feris Chadid: “El Señor de Santa Fe Ralito”
21/04/2008
- Opinión
Medellín
El pasado 16 de abril no se hablaba de otra cosa en las calles de Montería y Sincelejo que de la captura del comandante paramilitar Salomón Feris Chadid. Sus actividades delictivas eran de público conocimiento y su fortín era Santa Fe Ralito, el mismo territorio donde, supuestamente, se desmovilizó el 18 de enero de 2005 junto a 924 hombres de los bloques Sinú, San Jorge y Sanidad de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc).
Pese a los comentarios ciudadanos, que se reproducían en cada lugar público y daban cuenta no sólo de las actividades del pasado sino de las presente como jefe paramilitar, la noticia no tuvo mayor despliegue en los medios de información nacionales y fue opacada por la captura de siete militares en el mismo procedimiento que involucró a Feris Chadid.
La retención de este ganadero sucreño, quien era de la más alta confianza del jefe paramilitar Salvatore Mancuso tanto en la década del 90 como actualmente, no es una captura cualquiera; es una de las más significativas dadas por las autoridades en lo que va corrido del año contra las estructuras paramilitares que quedaron de retaguardia tras el proceso de desarme y reinserción adelantado con el Gobierno nacional que, oficialmente, finalizó en septiembre de 2006.
Esta captura es tan significativa como las de Ever Veloza, alias HH, y Aldides de Jesús Durango, alias René, ocurridas en diversos operativos durante el año pasado. Ambos abandonaron el proceso de desmovilización y reinserción para concentrar sus fuerzas en la reorganización de estructuras paramilitares de tercera generación, consolidada ya en el sur del país, y cuyo proyecto político estaría bajo la dirección de Henry Lopez Londoño, un mando medio de las Auc poco conocido públicamente. La pregunta es: ¿de quién reciben órdenes?
Del pasado al presente
Otro hecho de relevancia en la captura de Salomón Feris Chadid está relacionada con la retención, en el mismo procedimiento, de siete militares adscritos a la Brigada XI del Ejército, con sede en Montería. Esta alianza es histórica y siempre estuvo bajo la coordinación del comandante paramilitar. La pregunta es: ¿en qué radica la relevancia de esa relación?
Para responder esta pregunta es necesario remontarse a mediados de la década del 90, cuando confluyeron en el escenario nacional las asociaciones cooperativas de seguridad privada, llamadas Convivir, y las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (Accu). En ambas participó Salomón Feris Chaid, quien era conocido en los departamentos de Sucre y Bolívar como un prestante ganadero.
Su hoja de vida no se queda solamente en su actividad económica. Salomón es hermano de Jorge Luis Feris Chadid, uno de los Representantes a la Cámara llamado a juicio bajo cargos de concierto para delinquir agravado en el llamado proceso de la parapolítica tras suscribir el Acuerdo de Ralito para “refundar la patria”, y quien en la década del 90 se desempeñó como gerente de la Electrificadora de Sucre y ocupó el Viceministerio de Desarrollo Rural durante la administración del presidente Ernesto Samper.
Salomón Feris Chaid conformó durante el primer semestre de 1996 la cooperativa de seguridad Orden y Desarrollo, cuando esta figura aún era legal. Su pertenencia a esta cooperativa de seguridad le permitía permanecer en la legalidad y tener acceso a las sedes militares, de infantería y policiales, donde era bien recibido, favorecido además por su condición de ex policía, de donde salió pensionado por supuestos problemas mentales.
Este hombre no sólo era un activo miembro de la Convivir. Para finales de los 90, en diversas regiones de Sucre y Bolívar ya era reconocida su condición de paramilitar al servicio de Salvatore Mancuso, con quien integraba el mando de las Accu, de donde resultó su alias de “comandante 08”. De acuerdo con confesiones de ex integrantes de las autodefensas, Feris Chaid “era el coordinador de las autodefensas en Sucre y en parte de Bolívar, está por debajo del mono Mancuso y le obedece sus órdenes. Utilizaba la Convivir como fachada”.
Al momento de su captura, los medios de comunicación lo reseñaron como el hombre que durante las negociaciones de Santafé de Ralito tuvo el control de la logística de las reuniones y manejaba la seguridad en ese poblado, y se le asocia al bloque Sanidad de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), integrado por combatientes paramilitares heridos en combate, a través del cual se habría desmovilizado en el marco del proceso de desarme y reinserción con el Gobierno nacional.
Pero su trayectoria en las Accu y, posteriormente, en las Auc, va mucho más allá de ser un organizador de reuniones durante las conversaciones del Gobierno nacional con los paramilitares en el 2003 y de atender paramilitares heridos. Versiones de ex combatientes de las Auc lo vinculan con graves delitos de lesa humanidad perpetrados en diversas regiones de Sucre y Bolívar en colaboración con miembros de las fuerza pública. Por ello no es extraño que junto a él hayan sido capturados varios miembros del Ejército.
La más atroz de las incursiones paramilitares, y por la cual fueron destituidos varios miembros de la Policía y la Infantería de Marina, fue la masacre de Pichilín, corregimiento del municipio de Colosó, en el departamento de Sucre, perpetrada por cerca de 50 hombres bajo su mando el 4 de diciembre de 1996 en la que fueron torturados y asesinados 12 campesinos acusados de ser auxiliadores de la guerrilla.
De acuerdo a los relatos de quienes fueron testigos de la organización de la masacre de Pichilín, Salomón Feris Chadid fue el orquestador de ella, junto a Pedro Carvajalino, quien aportó los datos de las víctimas, a quienes señaló de ser guerrilleros. “Los arreglos se hicieron en su casa”, declaró a la Fiscalía uno de los testigos. Además, narró que tuvo bajo su responsabilidad “coordinar con el Ejército, la Policía y el DAS (Departamento Administrativo de Seguridad)”, la incursión armada. Para ello, Feris Chadid logró que se desmontaran varios retenes viales ubicados en varios sitios de la vía que de Sincelejo conduce a Colosó.
Pero la coordinación con efectivos de la fuerza pública era más sistemática. Su alianza favoreció una serie de muertes selectivas ocurridas en los municipios de El Guamo, San Juan Nepomuceno, San Jacinto, en Bolívar y San Onofre, Ovejas, Sincé y Sincelejo, en Sucre por esa época. Y también le permitió carnetizar a parte de su grupo armado ilegal con documentos de inteligencia militar.
Pese a todos los señalamientos en su contra, a que fue capturado en agosto de 1998 y posteriormente liberado, en el momento de reclusión de los jefes paramilitares en La Ceja, Antioquia, en octubre de 2006 tras una orden presidencial, Salomón Feris Chadid no fue detenido allí porque en los registros judiciales no tenían datos de su participación en la comisión de delitos de lesa humanidad. Una ofensa para las víctimas de Sucre y Córdoba.
Seguía siendo “El Señor”
Tras abandonar el centro de reclusión de La Ceja, se concentró en Santa Fe Ralito, en donde se convirtió en el “Señor” de la región. En Montería y Sincelejo era un secreto a múltiples voces que su desmovilización había sido un fiasco, pues seguía activo en sus labores contrainsurgentes, mantenía control territorial, profería amenazas contra los pobladores. “No andaba con el rifle al hombro, pero actuaba como paramilitar todo el tiempo”, narró una fuente en Sincelejo que pidió la reserva del nombre y quien es cercana al proceso de desmovilización.
La actividad armada de Salomón Feris Chadid era de tal magnitud que aquellos reinsertados de Córdoba y Sucre, hoy perseguidos por los reclutadores de Daniel Rendón, conocido con el alias de don Mario, hoy por hoy el comandante de una facción paramilitar conocida como Héroes de Castaño que pretende ampliar sus territorios, buscaban su protección en Santa Fe Ralito.
Tener a Santa Fe Ralito como su centro de operaciones no era gratuito, pues siendo Salomón Feris Chadid un miembro histórico de las Auc, sabía del valor simbólico que tienen estas tierras para el proyecto paramilitar. Desde allí se consolidó un proyecto regional y nacional que involucró a militares, ganaderos, comerciantes, organizaciones sociales de diversa índole y la clase política, y se constituyó la estrategia de retaguardia que hoy tiene sus efectos en la reconfiguración de los grupos paramilitares, mal llamados bandas criminales emergentes al servicio del narcotráfico. De todo ello sabe Salomón Feris Chadid, un hombre al que se le debe exigir la verdad, tanto del pasado como del presente.
Agencia de Prensa IPC
Medellín, Colombia
www.ipc.org.co
El pasado 16 de abril no se hablaba de otra cosa en las calles de Montería y Sincelejo que de la captura del comandante paramilitar Salomón Feris Chadid. Sus actividades delictivas eran de público conocimiento y su fortín era Santa Fe Ralito, el mismo territorio donde, supuestamente, se desmovilizó el 18 de enero de 2005 junto a 924 hombres de los bloques Sinú, San Jorge y Sanidad de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc).
Pese a los comentarios ciudadanos, que se reproducían en cada lugar público y daban cuenta no sólo de las actividades del pasado sino de las presente como jefe paramilitar, la noticia no tuvo mayor despliegue en los medios de información nacionales y fue opacada por la captura de siete militares en el mismo procedimiento que involucró a Feris Chadid.
La retención de este ganadero sucreño, quien era de la más alta confianza del jefe paramilitar Salvatore Mancuso tanto en la década del 90 como actualmente, no es una captura cualquiera; es una de las más significativas dadas por las autoridades en lo que va corrido del año contra las estructuras paramilitares que quedaron de retaguardia tras el proceso de desarme y reinserción adelantado con el Gobierno nacional que, oficialmente, finalizó en septiembre de 2006.
Esta captura es tan significativa como las de Ever Veloza, alias HH, y Aldides de Jesús Durango, alias René, ocurridas en diversos operativos durante el año pasado. Ambos abandonaron el proceso de desmovilización y reinserción para concentrar sus fuerzas en la reorganización de estructuras paramilitares de tercera generación, consolidada ya en el sur del país, y cuyo proyecto político estaría bajo la dirección de Henry Lopez Londoño, un mando medio de las Auc poco conocido públicamente. La pregunta es: ¿de quién reciben órdenes?
Del pasado al presente
Otro hecho de relevancia en la captura de Salomón Feris Chadid está relacionada con la retención, en el mismo procedimiento, de siete militares adscritos a la Brigada XI del Ejército, con sede en Montería. Esta alianza es histórica y siempre estuvo bajo la coordinación del comandante paramilitar. La pregunta es: ¿en qué radica la relevancia de esa relación?
Para responder esta pregunta es necesario remontarse a mediados de la década del 90, cuando confluyeron en el escenario nacional las asociaciones cooperativas de seguridad privada, llamadas Convivir, y las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (Accu). En ambas participó Salomón Feris Chaid, quien era conocido en los departamentos de Sucre y Bolívar como un prestante ganadero.
Su hoja de vida no se queda solamente en su actividad económica. Salomón es hermano de Jorge Luis Feris Chadid, uno de los Representantes a la Cámara llamado a juicio bajo cargos de concierto para delinquir agravado en el llamado proceso de la parapolítica tras suscribir el Acuerdo de Ralito para “refundar la patria”, y quien en la década del 90 se desempeñó como gerente de la Electrificadora de Sucre y ocupó el Viceministerio de Desarrollo Rural durante la administración del presidente Ernesto Samper.
Salomón Feris Chaid conformó durante el primer semestre de 1996 la cooperativa de seguridad Orden y Desarrollo, cuando esta figura aún era legal. Su pertenencia a esta cooperativa de seguridad le permitía permanecer en la legalidad y tener acceso a las sedes militares, de infantería y policiales, donde era bien recibido, favorecido además por su condición de ex policía, de donde salió pensionado por supuestos problemas mentales.
Este hombre no sólo era un activo miembro de la Convivir. Para finales de los 90, en diversas regiones de Sucre y Bolívar ya era reconocida su condición de paramilitar al servicio de Salvatore Mancuso, con quien integraba el mando de las Accu, de donde resultó su alias de “comandante 08”. De acuerdo con confesiones de ex integrantes de las autodefensas, Feris Chaid “era el coordinador de las autodefensas en Sucre y en parte de Bolívar, está por debajo del mono Mancuso y le obedece sus órdenes. Utilizaba la Convivir como fachada”.
Al momento de su captura, los medios de comunicación lo reseñaron como el hombre que durante las negociaciones de Santafé de Ralito tuvo el control de la logística de las reuniones y manejaba la seguridad en ese poblado, y se le asocia al bloque Sanidad de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), integrado por combatientes paramilitares heridos en combate, a través del cual se habría desmovilizado en el marco del proceso de desarme y reinserción con el Gobierno nacional.
Pero su trayectoria en las Accu y, posteriormente, en las Auc, va mucho más allá de ser un organizador de reuniones durante las conversaciones del Gobierno nacional con los paramilitares en el 2003 y de atender paramilitares heridos. Versiones de ex combatientes de las Auc lo vinculan con graves delitos de lesa humanidad perpetrados en diversas regiones de Sucre y Bolívar en colaboración con miembros de las fuerza pública. Por ello no es extraño que junto a él hayan sido capturados varios miembros del Ejército.
La más atroz de las incursiones paramilitares, y por la cual fueron destituidos varios miembros de la Policía y la Infantería de Marina, fue la masacre de Pichilín, corregimiento del municipio de Colosó, en el departamento de Sucre, perpetrada por cerca de 50 hombres bajo su mando el 4 de diciembre de 1996 en la que fueron torturados y asesinados 12 campesinos acusados de ser auxiliadores de la guerrilla.
De acuerdo a los relatos de quienes fueron testigos de la organización de la masacre de Pichilín, Salomón Feris Chadid fue el orquestador de ella, junto a Pedro Carvajalino, quien aportó los datos de las víctimas, a quienes señaló de ser guerrilleros. “Los arreglos se hicieron en su casa”, declaró a la Fiscalía uno de los testigos. Además, narró que tuvo bajo su responsabilidad “coordinar con el Ejército, la Policía y el DAS (Departamento Administrativo de Seguridad)”, la incursión armada. Para ello, Feris Chadid logró que se desmontaran varios retenes viales ubicados en varios sitios de la vía que de Sincelejo conduce a Colosó.
Pero la coordinación con efectivos de la fuerza pública era más sistemática. Su alianza favoreció una serie de muertes selectivas ocurridas en los municipios de El Guamo, San Juan Nepomuceno, San Jacinto, en Bolívar y San Onofre, Ovejas, Sincé y Sincelejo, en Sucre por esa época. Y también le permitió carnetizar a parte de su grupo armado ilegal con documentos de inteligencia militar.
Pese a todos los señalamientos en su contra, a que fue capturado en agosto de 1998 y posteriormente liberado, en el momento de reclusión de los jefes paramilitares en La Ceja, Antioquia, en octubre de 2006 tras una orden presidencial, Salomón Feris Chadid no fue detenido allí porque en los registros judiciales no tenían datos de su participación en la comisión de delitos de lesa humanidad. Una ofensa para las víctimas de Sucre y Córdoba.
Seguía siendo “El Señor”
Tras abandonar el centro de reclusión de La Ceja, se concentró en Santa Fe Ralito, en donde se convirtió en el “Señor” de la región. En Montería y Sincelejo era un secreto a múltiples voces que su desmovilización había sido un fiasco, pues seguía activo en sus labores contrainsurgentes, mantenía control territorial, profería amenazas contra los pobladores. “No andaba con el rifle al hombro, pero actuaba como paramilitar todo el tiempo”, narró una fuente en Sincelejo que pidió la reserva del nombre y quien es cercana al proceso de desmovilización.
La actividad armada de Salomón Feris Chadid era de tal magnitud que aquellos reinsertados de Córdoba y Sucre, hoy perseguidos por los reclutadores de Daniel Rendón, conocido con el alias de don Mario, hoy por hoy el comandante de una facción paramilitar conocida como Héroes de Castaño que pretende ampliar sus territorios, buscaban su protección en Santa Fe Ralito.
Tener a Santa Fe Ralito como su centro de operaciones no era gratuito, pues siendo Salomón Feris Chadid un miembro histórico de las Auc, sabía del valor simbólico que tienen estas tierras para el proyecto paramilitar. Desde allí se consolidó un proyecto regional y nacional que involucró a militares, ganaderos, comerciantes, organizaciones sociales de diversa índole y la clase política, y se constituyó la estrategia de retaguardia que hoy tiene sus efectos en la reconfiguración de los grupos paramilitares, mal llamados bandas criminales emergentes al servicio del narcotráfico. De todo ello sabe Salomón Feris Chadid, un hombre al que se le debe exigir la verdad, tanto del pasado como del presente.
Agencia de Prensa IPC
Medellín, Colombia
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