Cuarto año de realizaciones

19/01/2009
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El próximo jueves, 22 de enero, el presidente Evo Morales iniciará el cuarto año de su gestión. Calificado como autoritario, inestable, parcializado, demagogo, populista y unas cuantas cosas más, nuestro mandatario ha logrado los avances más importantes de cualquier gestión gubernamental de los últimos cincuenta años.

Salud y educación son  derechos que llegaron hasta el último rincón del país, con el apoyo decidido e incondicional de Cuba y Venezuela. El Bono Juancito Pinto y la Renta Dignidad, que levantaron una ola de protestas, han reducido en forma considerable la desigualdad de ingresos de la población. Un manejo ecuánime del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH), que las prefecturas y los comités cívicos se preparaban a usufructuar como botín político, permitió llevar adelante obras importantes. La crisis económica internacional, tendrá menos impacto en Bolivia, debido a las previsiones que pudo tomarse.

Así, en un solo párrafo, puede condensarse el conjunto de realizaciones de estos tres años. Culminarán, como es sabido, en la aprobación de la nueva Constitución Política del Estado, el domingo siguiente. Aquella jornada será una lección más de democracia, como no se ejerció anteriormente.

Los costos de la miseria

Bolivia tenía gobiernos mendigos. Al menos desde 1985, los gobernantes que se sucedieron hasta diciembre de 2005, mostraron estas características: estaban sometidos a una carta de compromiso con el FMI, que cada año controlaba su cumplimiento y terminaba advirtiendo que no podía mantenerse el país por sí mismo; gestiones de fin de año para obtener préstamos destinados a cubrir el déficit presupuestario; obras inconclusas que subían los costos, aumentando la deuda fiscal.

Cada año, los ministros y a veces hasta el mismo presidente, salían en ese peregrinaje, muy parecido al de los mendigos de fin de semana. Casi siempre, ministros y presidente regresaban con un préstamo logrado a duras penas y el mensaje fastidiado de las potencias mundiales en sentido de que el país debía aprender a costear sus gastos.
Así fue como, el neoliberalismo, modelo impuesto desde ese mismo año ’85, nos llevó a la calificación de HIPC (país pobre altamente endeudado). Por este hipócrita sistema que avalan el FMI y el Banco Mundial, Bolivia dejaba de ser sujeto de crédito internacional, se le reducía engañosamente su deuda externa –en realidad, tal reducción apenas era un 2% anual-, dinero con el que debía crear un fondo destinado a los municipios con mayor índice de pobreza. ¡Ser miserable costaba mucho dinero!

Recuperando la dignidad

En enero de 2006, sufríamos una deuda externa que bordeaba los 5 mil millones de dólares, otra interna mayor a los 2 mil millones, un producto interno apenas superior a los 8 mil millones, exportaciones que tímidamente superaban los 2 mil millones y un déficit fiscal de casi 5%. Ese fue el estado económico del país, cuando el presidente Evo Morales asumió el mando de la nación. La derecha derrotada en las elecciones de diciembre anterior, se regodeaba esperando un rotundo fracaso en menos de un año.

No fue así. Con acciones firmes y bien orientadas, se redujo la deuda externa a menos de la mitad, aumentó la exportación en más del doble, subió el PIB en un 50% y el presupuesto del país dejó de marcar cifras rojas. Las reservas en moneda extranjera, que eran de 1.800 millones de dólares, al concluir 2006 eran más de 3.200 y, en este enero de 2009, están alcanzando 8 mil millones de dólares. En estos tres años, ningún ministro ha mendigado préstamos presupuestarios, no firmamos compromisos con el FMI y hemos emprendido grandes proyectos de mejoramiento económico.

Perspectivas reales

En 1985 se impuso el modelo neoliberal mediante el decreto 21060. Este número se identificó con la miseria en la que, el imperio, hundió aceleradamente a nuestro país. Los ricos, ostentando lujos insultantes, entregaban nuestros recursos a las empresas transnacionales que, en pago, les dejaban algunos millones. Pero el pueblo, consciente del robo que le hacían, no estaba al tanto del volumen del despojo.

Un solo dato, para evaluar tal magnitud: el 1 de mayo de 2006, el presidente Evo Morales decretó que las empresas que explotan el gas tenían 180 días para adecuar sus contratos a la nueva Ley de Hidrocarburos promulgada un año antes. Durante esos 6 meses, debían entregar al Estado boliviano 82% de sus ingresos y cubrir su presupuesto con el 18% restante. Hasta ese momento, la relación había sido a la inversa: entregaban al Estado 18% y se llevaban 82%. El escándalo que desató la derecha derrotada fue vergonzoso; defendían los intereses externos en contra del pueblo boliviano. Pero las empresas siguieron ganando y, cuando llegó el momento, cambiaron sus contratos.

Las dificultades son aún grandes, pero tenemos una economía que irá consolidándose en la medida en que vayamos racionalizando la explotación de nuestros diversos recursos, les demos valor agregado y desarrollemos un comercio internacional que nos sea favorable.

Las nuevas reglas de juego

Bolivia se constituye en un Estado Unitario Social de Derecho, Plurinacional Comunitario, libre, independiente, soberano, democrático, intercultural, descentralizado y con autonomías. Bolivia se funda en la pluralidad y el pluralismo político, económico, jurídico, cultural y lingüístico, dentro del proceso integrador del país.

Este es el texto del primer artículo, en la nueva Constitución Política del Estado. No es una mera declaración retórica. Es el fundamento que da razón de ser a los más de 400 artículos de que se compone la nueva Carta Magna. Su significación se asienta en los logros obtenidos durante los tres años transcurridos y, a la vez, son el fundamento de la forma en que este país ha sido y seguirá siendo gobernado: un país con el derecho de los pobres en primera instancia, pero inclusivo de todos los sectores.

A nadie se le arrebatará su propiedad, pero nadie tendrá beneficios a costa de la pobreza de los demás. Ningún derecho será desconocido, pero no se permitirán las prebendas. Hombres y mujeres serán respetados en la misma condición, pero la mujer será atendida hasta que realmente esté en las mismas condiciones del varón. El niño deberá educarse y jugar, penando el trabajo esclavo a que se somete a muchos de ellos.

Es la perspectiva. Una perspectiva que irá concretándose de a poco. Una perspectiva que no será fácil alcanzar. Pero una perspectiva que ya tiene una base real con los importantes avances económicos que ha logrado el país en estos primeros tres años de gobierno del pueblo.

- Antonio Peredo Leigue es senador del Movimiento al Socialismo (MAS) de Bolivia.

https://www.alainet.org/fr/node/131996

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