Un giro democrático
- Opinión
Voces de variada influencia, que precisan del enrutamiento del país para el cuatrienio venidero, deberán estar, sugieren, enmarcado en
Se podrá comprender de un necesario giro democrático. Colombia consolidó una política de Seguridad, con ciertos bemoles peligrosos como lo ha indicado recientemente
En el balance de estos últimos temas, se requiere de soluciones estructurales y creativas. En materia de Paz tenemos en espera alrededor de 170 mil víctimas del paramilitarismo, y para ésta última centuria más de 700 mil muertos, sin que aún se haya diseñado un proceso serio con énfasis en un horizonte de reconciliación Nacional. Hoy la cifra de desempleados ronda por los 14 millones con sus efectos perversos, dispara las enfermedades, la deserción escolar; los hace presa fácil para que las mafias, paramilitares y guerrillas, los contraten como mercenarios, agrandando el círculo vicioso de nuestra violencia. Y un dato curioso pero vergonzante, Colombia, al parecer, es el único país de nuestro Continente que adoptó un modelo de mendicidad, en el que el desempleado paga por trabajar, y a cambio lo dejan acercarse en las cajas registradoras de los supermercados, a la espera de alguna moneda que un piadoso comprador le estira.
Las cabezas bien puestas hacia el giro democrático, además de liberarnos de la peligrosa homogeneidad del poder, deberán tener presente las dinámicas integradoras del Continente: el viro demócrata que ha dado EE.UU., la inclusión de fuerzas políticas, de sectores sociales, el liderazgo de
Nuestros problemas no comienzan ni se acaban con la guerrilla, los paramilitares o con el narcotráfico. Son de mayor complejidad para que surja un genuino giro democrático que inspire una concurrencia de un gran acuerdo nacional. Y de esta manera garantizarnos las bases de un sistema democrático, sin afanes cortoplacistas, con un debate tolerante, propio de las democracias. Requerimos pensar métodos de buenas prácticas de convivencia y cultura ciudadana, que supere la huella violenta de nuestra sociedad, que ponga freno a esas degradaciones de la vida humana, entre las que se está desbocando la violencia callejera, de alcoba, de los asesinos al volante… Y el refinamiento de los métodos de mercenarios y delincuentes comunes. Nos resta, virar a la democracia.
- Mauricio Castaño H. es historiador
Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas
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