A propósito de la Reunión del G20

01/04/2009
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1. El sistema financiero y los mercados internacionales han demostrado, una vez más, que no son capaces de autorregularse y necesitan una modificación radical así como un permanente control por parte de los Estados para evitar la explosión periódica de crisis sistémicas. Esta transformación debería estar enfocada a:

- Impedir la generación de ganancias especulativas basadas en activos inservibles y procedimientos fraudulentos, que han causado de manera recurrente terribles colapsos financieros.

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Que el Fondo Monetario Internacional, las instituciones de control y las calificadoras de riesgo, instituciones corresponsables de la crisis, sean transformadas o reemplazadas. Los Estados no pueden volver a confiar ciegamente en ellas, entregándoles cientos de miles de millones de dólares para resolver el problema de la crisis que estas instituciones no supieron evitar, pese a los planes de prevención y sus mandatos de asesoría y apoyo a los gobiernos.

- Que las pérdidas y los recursos para paliar la crisis sean asumidos por dos actores: (1) quienes decidieron contraer el riesgo financiero, es decir, las instituciones financieras y especuladoras de crédito y (2) quienes no cumplieron su labor de vigilar y controlar los mercados. Los impactos de la crisis no deben extenderse a otros sectores de la economía, para lo cual es necesario un efectivo control de los movimientos de capitales.

- Generar una mayor transparencia en el sistema. Para ello se requiere la erradicación de los llamados paraísos fiscales, así como otros mecanismos de transparencia e información.

- Eliminar la especulación de las materias primas, especialmente en lo que concierne a precios de alimentos y energía, ambos bienes sustanciales para el desarrollo humano.

2. Es urgente incentivar el desarrollo de un nuevo sistema financiero internacional y, ente este marco, sistemas financieros y monetarios regionales, autónomos, que pongan fin al modelo depredador primario exportador y que contribuyan al desarrollo humano y sostenible de nuestros pueblos, con sus propios bancos de desarrollo y monedas regionales.

3. Es importante acompañar estos procesos con mecanismos globales de control público y social de los bancos e instituciones financieras.

4. Urge un nuevo sistema de repartición de riquezas, más equitativo, que incluya la redistribución de medios de producción y que esté basado en una reforma tributaria progresiva e impuestos globales que permitan financiar necesidades públicas mundiales.

5. Naciones Unidas es la entidad que debiera liderar este proceso de transformación del sistema financiero mundial. Si bien el G 20 es un espacio de análisis, no representa los intereses de todos los países del planeta afectados por la crisis sistémica provocada, precisamente, en los países que forman parte de este espacio.

Los países industrializados han forjado la crisis actual, en detrimento de los países en desarrollo. Esto ha generado necesidades de financiamiento que pueden contribuir a incrementar la deuda de países ya dependientes del capital externo. En ese sentido, es imperativo que la deuda insostenible -en muchos casos ilegítima y ya pagada- sea anulada y se asuma la corresponsabilidad en los créditos, de la misma manera como se ha hecho con las instituciones privadas que han quebrado en EEUU y Europa.

Estas son consideraciones provenientes de los países del sur, que debieran ser asumidas en cualquier plan tomado por los países del norte para paliar la crisis. Asimismo, apostar por el multilateralismo como mejor sistema para la toma de decisiones de interés público mundial.

Abril 2009

Red Latinoamericana sobre Deuda, Desarrollo y Derechos

https://www.alainet.org/fr/node/133099
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