Europa, ¡Vuelve la derecha!

24/06/2009
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Los electores de 27 países que componen la Unión Europea eligieron el 7 de junio a los diputados del Parlamento europeo, cuya sede está en Estrasburgo, Francia.

Fue alto el nivel de abstención: 57,06% de los electores prefirieron no presentarse a las urnas. Se comprueba así la progresiva despolitización de esa sociedad en la que las personas están más interesadas en adquirir un auto nuevo que en conquistar derechos sociales. En Europa el consumismo venció al comunismo.

De los 763 escaños del Parlamento europeo, 263 pasan a ser ocupados por los partidos conservadores. Sin contar a los diputados británicos, checos y polacos, que forman en cierto sentido la bancada de los euroescépticos, y siempre votan con la derecha.

Los socialistas (léase los socialdemócratas) tenían 217 escaños, quedando ahora con 161 solamente. Los ambientalistas ampliaron su bancada de 43 a 52 escaños, liderados por el exlíder estudiantil francés (mayo del 68) Daniel Cohn-Bendit.

En la bancada francesa de euroecologistas figura José Bové, líder campesino que, años atrás, participó en actividades del MST de Brasil.

Los conservadores obtuvieron una significativa victoria en los siguientes países: Reino Unido, Irlanda, Holanda, Austria, Portugal, Francia, Eslovenia, Italia, Hungría, Luxemburgo, Chipre, Bulgaria, Chequia, Polonia, Lituania, Finlandia, Alemania y España (donde el Partido Popular, de derechas, obtuvo el 42.2% de los votos, y el PSOE, socialista, el 38.5%). Los socialistas vencieron en Dinamarca, Suecia, Malta, Grecia, Rumania y Eslovaquia. A medio camino quedaron Bélgica, Letonia y Estonia.

Este resultado confirma el compás de espera a la pretensión de Turquía de integrar la Unión Europea. En el meollo de esa derechización de la política europea está el antiterrorismo, con fuertes connotaciones antiislámicas. La Europa ‘cristiana’ promueve, a semejanza de los Reyes Católicos de la España del siglo 15, una nueva marginación de quien no reza según su Credo.

Vencido el ateísmo (lea: el comunismo) llegó la hora de rechazar el islamismo en nombre de una ‘civilización cristiana’ que ostenta, como uno de sus líderes, un primer ministro italiano septuagenario que engatusa a muchachitas de 16 y promueve, en su casa de la playa, fiestas en trajes de Adán…

La gran baza electoral de la derecha fue la crisis financiera. En los años 30, como consecuencia de la bancarrota de la Bolsa de Nueva York (1929), el capitalismo pasó por la crisis de adolescencia que llevó a Europa al antifascismo y como consecuencia a la guerra que causó 50 millones de muertos.

En su actual crisis senil el péndulo de la historia europea repite el mismo movimiento. La diferencia reside en los objetivos. Esta vez no son los judíos sino los inmigrantes, sobre todo árabes y africanos. El creciente desempleo todavía no quita puestos de trabajo de los europeos sino de los extranjeros que buscan sobrevivir allí. Gobiernos como el español ofrecen al inmigrante interesado en retornar a su país de origen el pasaje, gastos de viaje e incluso una ayuda equivalente a US$ 550.

El resultado de estas elecciones confirma la carencia de una izquierda europea. Ella se descalabró con el muro de Berlín, trató de resistir al naufragio agarrándose a frágiles boyas como Miterrand, Zapatero y D’Alema y ahora obtiene ridículos índices de aprobación. Pero nadie ignora que fue ella quien salvó a Europa del nazifascismo. Las tropas aliadas tuvieron éxito porque, de un lado, la Unión Soviética hizo recular a Hitler y, por el otro, la Resistencia clandestina minó la moral de los invasores.

¿Por qué falló la izquierda en Europa? Entre varias hipótesis, por la dificultad de entender que ya la clase obrera no es la misma de la primera mitad del siglo 20. Y hay una nueva agenda que la izquierda, de entrada, encaró con prejuicios: ecología, sustentabilidad, relaciones de géneros, ecoeconomía solidaria, etc.

La religión, tan inserta en la conciencia popular, también sufrió discriminación. Rehén de conceptos teóricos académicos, la izquierda europea no reconoció ni mantuvo vínculos con los nuevos sujetos históricos: inmigrantes, desempleados, ‘minorías’ excluidas y amplios sectores de la clase media desamparados por el fin del Estado de bienestar social y el advenimiento del neoliberalismo.

No son las teorías de Marx (por cierto que “El capital” es hoy uno de los libros más vendidos en Europa) las que justifican a la izquierda sino los cuatro mil millones de personas que sobreviven por debajo de la línea de la pobreza. Para ellas el capitalismo ya nació fracasado. Sólo les queda buscar el otro mundo posible. Pero… ¿con qué ropaje? ¿Con qué fuerza política capaz de transformar el desaliento y la indignación en movilización y proyecto de futuro? (Traducción de J.L.Burguet)

- Frei Betto es escritor, autor de “Diario de Fernando. En las cárceles de la dictadura militar brasileña”, entre otros libros.

Copyright 2009 – Frei Betto - Se prohíbe la reproducción de este artículo por cualquier medio, electrónico o impreso, sin autorización. Agencia Literaria MHP.

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