La doble vara de medir

06/05/2010
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Una ilustración en prensa. Un hombre bien trajeado proclama frente a un globo terráqueo: “Hay que ser realistas, el mundo es como es. Ya nos ocuparemos nosotros de que no cambie”. Es el humor de El Roto, quien calca así qué pasa en este mundo en crisis con víctimas y victimarios.
 
La crisis griega la van a pagar los griegos. La van a pagar los funcionarios públicos, los pensionistas y los asalariados en general. Para poder limpiar las cuentas públicas griegas, la implacable Unión Europea no suelta un euro si el gobierno griego no reduce como sea el gasto público. La obsesión del maldito déficit. Y el gobierno griego congela salarios de funcionarios y pensiones, no ofrece empleos públicos, rebaja la indemnización por despido, reduce el gasto social... Y aumenta la presión fiscal. Nueva subida del IVA (del 19% al 23%) y un 10% más de impuestos sobre tabaco, alcohol y combustibles. Impuestos que pagan igual ricos y pobres, sin distinción de renta.
 
Da igual que los recortes e impuestos injustos empeoren la vida de millones de griegos. A la Unión Europea, sólo le interesa reducir el déficit.
 
¿Dónde está el mismo grado de exigencia de la Unión Europea con los bancos, las grandes empresas, los fondos de inversión especulativos, los hedge funds y otras entidades perversas y peligrosas? No existe. De momento, para el sector financiero griego no habrá sacrificios. El Estado inyectará 17.000 millones de euros a la banca y creará un fondo de prevención en el mercado de acciones. Ningún sacrificio.
 
Los socialdemócratas (ahora griegos) vuelven a hacer el trabajo sucio en beneficio de la minoría privilegiada. Y los medios de persuasión (perdón, informativos) contribuyen a que este mundo continúe siendo como es. Que nada cambie. Por ejemplo, haciendo comulgar con la rueda de molino de que el déficit es lo peor que le puede pasar a un país. Y creando el clima de histeria de que si no se frena la crisis griega, se contagiaran Portugal y España y toda la zona euro... Bla, bla, bla, bla. Así se justifica llevar impunemente a los ciudadanos griegos contra las cuerdas y empeorarles la vida.
En lugar de perjudicar a la inmensa mayoría de un país, ¿por qué no ir contra los responsables de la crisis? ¿Por que no poner en el punto de mira a los especuladores que no cesan de especular? ¿Por qué no regular de una vez y controlar el sector financiero? ¿Dónde están las cacareadas reformas de tal sector?
 
Aquí sólo cuenta el maldito déficit. Y los intereses de la minoría privilegiada, de la banca y del sector financiero, por supuesto.
 
Paul Krugman publicó recientemente un artículo en The New York Times donde criticaba con dureza propuestas del Partido Republicano de bajar impuestos a rentas superiores y reducir el gasto y empleo públicos. Republicanos estadounidenses y Unión Europea parecen estar de acuerdo. Ambos insisten en hacer más vulnerables a los asalariados, que no haya regulación del sector financiero así como reducir drásticamente el gasto público. Son los mismos perros de siempre con los mismos collares de toda la vida, causas estructurales de la crisis que sufrimos. El dogma neoliberal se empecina en que deben reducirse sector y empleo públicos. Pero hay que hacer justo lo contrario según Krugman, Stiglitz y otros economistas de prestigio internacional.
 
Y una nota final de humor. Nicolas Sarkozy, ha dicho en una entrevista que "no vamos a permitir a los especuladores actuar a su antojo para desestabilizar cualquier país". ¡Qué buen chiste!
 
De momento, y para hacer boca, las investigaciones del analista financiero Dhaval Joshi muestran que las entidades financieras que provocaron la crisis se han beneficiado más que nadie cuando ha empezado a haber alguna recuperación. En Estados Unidos, en los últimos nueve meses, las ganancias empresariales han aumentado 280.000 millones de dólares, pero los salarios han descendido en 90.000 millones. En Gran Bretaña, las ganancias fueron 24.000 millones de libras más, pero los salarios sólo 2.000 millones. Es algo insólito que las ganancias empresariales crezcan más velozmente en términos absolutos que los salarios, dice Joshi.
 
Pero el mundo es como es. Y ya hay quien se ocupa de que no cambie.
 
Si les dejamos, claro.
 
- Xavier Caño Tamayo es Periodista y escritor
https://www.alainet.org/fr/node/141238

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