Fidel advierte el peligro
14/07/2010
- Opinión
Jugador experto de las piezas del ajedrez internacional desde los años 60 para acá (pasando por la crisis de los misiles de 1962, un momento álgido y al mismo tiempo peligroso de la Guerra Fría), estadista y dirigente de la Revolución cubana con el grado de “Comandante en jefe” (lo que le ha ganado el mote de “dictador” por parte de Estados Unidos y la contra de Miami, que no lo puede ver desde que la revolución le arrancó sus privilegios, al igual que a las empresas del imperio asentadas en la isla), las más recientes reapariciones de Fidel Castro han causado revuelo, sobre todo en la prensa mundial.
Por dos motivos principales: 1) El táctico. Su aparición coincidió con la liberación de los primeros siete presos políticos, de los 52 que se acordó conjuntamente con Madrid y la Iglesia católica local el presidente Raúl Castro, desde Cuba hasta España el pasado lunes. Es verdad. Y la sola presencia de Fidel en la televisión opacó, como bien se pudo planear por parte del gobierno isleño, la liberación de los disidentes cubanos y eso molestó a la reacción disidente de Miami. No obstante, todos coinciden —tanto adentro como afuera— que dicha liberación representa un “momento histórico” en Cuba.
Para Raúl significó muchas cosas, como: desarticular las presiones a su gobierno, tanto de la huelga de hambre del médico Guillermo Fariñas y de las Damas de blanco; estar bien con Washington para tratar de conseguir la libertad de sus cinco agentes cubanos presos en EU acusados de espionaje, pero sobre todo, tender alfombra roja para recibir a los próximos negociantes de la Unión Europea, con quien la isla espera fortalecer sus relaciones económicas. Coincidente o no, el caso fue que la prensa se ocupó ciertamente más de la aparición física de Fidel en la televisión y de su estado de salud (a sus 83 años: la ropa, el semblante, el habla, etcétera), que de los presos camino a Madrid. La jugada puede parecer astuta —o táctica, si se quiere—, que lo es, pero tampoco es ilegítima. Y el hecho, importante también, es que los primeros disidentes están libres.
El siguiente motivo: 2) El alerta. Un llamado que hace Fidel Castro sobre el peligro inminente de un posible ataque nuclear a Irán, por parte de EU e Israel. Un trasfondo verdaderamente preocupante para Latinoamérica y el mundo, por los riesgos que implica. De entrada, está confirmado por la prensa de la región, que no sólo hay submarinos israelíes en el Golfo Pérsico, también que la flota marina encabezada por el portaaviones estadounidense Harry S. Truman, acompañada de barcos israelíes, rodearon la península arábiga desde el Mar Rojo hasta el Pérsico con destino a las costas iraníes.
Lo alertó Fidel en su reflexión del 24/junio/2010, en los siguientes términos “…Cuántos han conocido que desde el 20 de junio naves militares norteamericanas, incluido el portaaviones Harry S. Truman, escoltado por uno o más submarinos nucleares y otros buques de guerra con cohetes y cañones… (Que) junto a las fuerzas navales yanquis avanzan buques militares israelitas con armamento igualmente sofisticado, para inspeccionar cuanta embarcación parta para exportar e importar productos comerciales…”. Y sobre el tema, agregábamos en nota del 27/06/2010, lo siguiente: “‘Un exjefe de inteligencia israelí pide un ataque preventivo contra Irán’, confirma The Christian Science Monitor, el 22 de junio. La prensa regional confirma la presencia de submarinos atómicos israelíes en el Pérsico.” (Ver: http://alainet.org/active/39131&lang=es).
El tema le valió a Fidel para seguir alertando al mundo sobre el inminente riesgo de guerra en el Oriente Próximo. Dijo en su mensaje por la televisión del lunes 12, que tanto Rusia como China pudieron vetar y no vetaron las recientes sanciones que sobre el programa nuclear de Irán se votó en Naciones Unidas. Lo reiteró el martes 13 ante los investigadores del CIEM (Centro de Investigaciones de la Economía Mundial), donde hizo otra aparición pública: “Conozco que algunos compañeros se preocupan seriamente de que yo arriesgue mi credibilidad, al afirmar algo tan importante como sería un conflicto que inevitablemente se volvería nuclear. Es lo que he venido haciendo desde que, el 1° de junio de 2010, informé del grave peligro que entrañaba para la humanidad a partir del hundimiento del Cheonan, buque insignia de las fuerzas navales de Corea del Sur. Para mí lo más importante es que nuestro pueblo esté bien informado de los graves peligros que nos amenazan, no la credibilidad personal”.
Lo habría dicho antes. “El imperio (Estados Unidos) está a punto de cometer un impagable error sin que nada lo pueda impedir. Avanza inexorablemente hacia un siniestro destino”. Y agregó: “Ni Estados Unidos cedería, ni tampoco Irán; una por el orgullo de los poderosos, y otra, por la resistencia al yugo y la capacidad para combatir, como ha ocurrido tanta veces en la historia”. (Ver su escrito del 4/julio/2010).
Y en la nota titulada “El origen de las guerras”, agregó: “En casi todas las guerras una de las partes desea evitarla, y a veces, las dos. En esta ocasión se producirá, aunque una de las partes no lo desea, como sucedió en las dos guerras mundiales en 1914 y 1939, con solo 25 años de distancia entre el primer estallido y el segundo” (11/julio/2010).
Y sigue así: “Las matanzas fueron espantosas, no se habrían desatado sin errores previos de cálculos. Las dos defenderían intereses imperialistas, y creían que obtendrían sus objeticos sin el costo terrible que implicó. En el caso que nos ocupa, una de ellas defiende intereses nacionales, absolutamente justos. La otra, persigue propósitos bastardos y groseros intereses materiales. Si se analizan todas las guerras que han tenido lugar a partir de la historia conocida de nuestra especie, una de ellas ha buscado esos objetivos. Son absolutamente vanas las ilusiones de que, en esta ocasión, tales objetivos se alcanzarán sin la más terrible de todas las guerras”.
Tras una autocrítica por un error cometido en su reflexión del 27 de junio donde suponía que el ataque sería por esos días, Fidel determina que “Desde mi punto de vista, Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, han dicho su última palabra. Dos estados poderosos con autoridad y prestigio no ejercieron su derecho a vetar la pérfida resolución de la ONU”. Se refiere a Rusia y China. Era la única posibilidad de ganar tiempo para buscar alguna fórmula para salvar la paz, objetivo que les habría proporcionado mayor autoridad para seguir luchando por ella”. Y remata: “Mi propósito principal fue advertir a la opinión pública internacional de lo que estaba ocurriendo. Hoy todo pende de un tenue hilo”.
https://www.alainet.org/fr/node/142792?language=en
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