Envejecimiento global
12/11/2010
- Opinión
Una de cada diez personas en el mundo supera los 60 años. Para 2050, Naciones Unidas advierte de que la proporción aumentará a una de cada cinco. Estamos muy cerca de que el número de personas mayores en el mundo supere al número de niños de hasta cinco años por primera vez en la historia. En el año 1950, la esperanza de vida mundial no superaba los cincuenta años. En 2010, un recién nacido “promedio” vivirá más de setenta años. Aunque existen desigualdades entre los países ricos y los empobrecidos en esta materia, las agencias internacionales coinciden en que la población mundial envejece a pasos de gigante.
En el mundo, alrededor de seiscientos millones de personas superan ya los 65 años y Naciones Unidas prevé que en el año 2050 la cifra se acerque a los dos mil millones de ancianos, un 21% de la población mundial, debido en gran medida al crecimiento demográfico de Asia y África. El envejecimiento de la población es uno de los desafíos más importantes que se presentan en el siglo XXI. Vendrán problemas para las arcas de los Estados, que tendrán que invertir más en sanidad, en pensiones y en recursos específicos para que los mayores tengan calidad de vida. Según un estudio sobre el envejecimiento global realizado por Standard & Poor’s, del que se hacía eco The New York Times, no existe ninguna otra fuerza, como el envejecimiento de la población, que sea capaz de influir tanto en la economía y las políticas sociales de los países. Si los gobiernos no cambian sus políticas de manera radical y empiezan a prepararse para este “tsunami”, dicen desde S & P, la deuda de los países se disparará a los niveles de la Gran Depresión o de la II Guerra Mundial. Y la receta que proponen es más de lo mismo: aumentar la edad de jubilación y reducir las prestaciones sociales. Pero en los países empobrecidos del Sur, el 70% de los hombres mayores y el 40% de las mujeres de edad siguen trabajando y más de 100 millones de mayores de estos países viven con menos de un dólar al día, según la organización HelpAge.
La receta liberal es siempre la misma. Pero, por qué aumentar la edad de jubilación mientras grandes empresas financieras o tecnológicas prejubilan a sus empleados a los 55 años. ¿No habría que descartar primero las prejubilaciones primero? En un país como España, las prejubilaciones duplican el coste de las prestaciones por desempleo. Tampoco parece muy coherente que la edad de jubilación aumente a todos por igual. Hay personas que desarrollan trabajos físicos, como albañiles, mineros, bomberos, en los que se hace difícil pensar estar más tiempo trabajando. Sin embargo, hay otras profesiones, profesores, abogados, periodistas que sí podrían aumentar sus años en activos, siempre y cuando la salud y las fuerzas se lo permitan.
El segundo ingrediente de la receta de S & P parece un planteamiento obsceno. Nuestros mayores han sacado adelante sus familias, sus países y es justo que a la hora de la vejez cuenten con todas las ayudas necesarias para que tengan una mínima calidad de vida. En países como España, la Ley de Dependencia supone el cuarto pilar del Estado de Bienestar.
El coste de hacerse mayor debe ser compartido por la sociedad, las empresas y los Estados. Es el momento de unirse y replantear un modelo en el que lo económico pesa más que lo humano, donde lo importante es tener en vez de ser. El envejecimiento global necesita de soluciones globales y pluridisciplinares. ¿Por qué no añadir a la receta ayudas a las familias para que puedan tener hijos o mejorar en prevención y llevar una dieta más saludable para evitar problemas cuándo se llegue a mayor? Durante la niñez y la juventud se nos prepara para ser hombres de provecho. En la edad adulta, trabajamos para cumplir con nuestra vida activa. Tras una vida de trabajo, bien merecido está una vida digna para finalizar nuestros días.
El hacerse mayor debería ser considerado como un logro. La persona ha conseguido su desarrollo y debería ser una fase de la vida plena, productiva, creativa, independiente y llena de afectividad. Sin embargo, las personas mayores suelen estar discriminadas y excluidas de la participación en la toma de decisiones.
- Ana Muñoz Álvarez es Periodista
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