Afganistán, guerra y gas natural

02/01/2011
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La firma del acuerdo intergubernamental para el proyecto de gasoducto entre Turkmenistán, Afganistán, Pakistán e India (TAPI) hace unos días en Ashgabat, la capital de la ex república soviética de Turkmenistán, puede ser “la diferencia crítica entre el éxito y el fracaso de la estrategia de Estados Unidos en Afganistán”, escribe en Asian Times el ex embajador indio M. K. Bhadrakumar. Nada diferencia este acuerdo del firmado hace siete años entre los tres primeros países, pero es la presencia de India que lo convierte en una pieza clave que puede resolver “muchos complicados asuntos en la región”.
 
Bhadrakumar recuerda que este gasoducto TAPI busca ostensiblemente mostrar la capacidad de transportar al mercado mundial las enormes reservas de gas natural de la región del Caspio, pero en este proyecto se “trata también de estabilizar Afganistán, de promover la amistad entre Pakistán e India, de crear lazos entre Asia central y el sur de Asia y sobre todo de consolidar el poder político, militar y la influencia económica de EU en la estratégica meseta que se cierne sobre Rusia, Irán y China.
 
Por supuesto en este acuerdo, prefigurado en otros que fueron firmados y no cumplidos en años anteriores y posteriores a la invasión estadounidense de Afganistán (noviembre de 2001), está el interés de Turkmenistán para encontrar mercados a su gas natural. Esta ex república soviética dispone de la cuarta reserva mundial de gas natural y planea producir, hacia 2030, unos 230 mil millones de metros cúbicos anuales, más de tres veces de su producción actual.
 
Pero en estos momentos el mercado está afectado por la caída en la demanda europea de gas natural -producto de la crisis económica-, por los bajos precios y la negativa de Rusia de pagar por ese gas los más altos precios internacionales, a lo que se suma que Rusia está por comenzar la producción de nuevos yacimientos de gas.
 
El gasoducto TAPI, de unos dos mil kilómetros de longitud y que deberá atravesar Afganistán para llevar el gas natural a Pakistán -con opción de extenderlo al puerto paquistaní de Gwadar en el Golfo de Omán para abastecer el mercado europeo-, y a India, se aprovisionará en varios yacimientos en Turkmenistán de los cuales algunos serán explotados por firmas chinas, de los Emiratos Árabes Unidos y de Corea del Sur. Tres firmas estadounidenses (Chevron, ConocoPhillips y TXOil) están compitiendo por dos bloques off shore en el mar Caspio.
 
Washington utilizó el Banco Asiático de Desarrollo para asegurar el financiamiento de 7,600 millones de dólares destinado a construir este gasoducto que, según Bhadrakumar, está destinado a conectar la región de Asia central con los mercados occidentales sin pasar por los territorios de Rusia e Irán.
 
El diplomático indio subraya que la principal preocupación de este proyecto es cómo protegerlo de los ataques de los insurgentes, y que el objetivo es que cada uno de los tres países (Afganistán, Pakistán, India) se ocupe de la seguridad del gasoducto. En el caso afgano el gasoducto estará protegido por las fuerzas militares de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) lo que permitirá al régimen de Kabul el aseguramiento formal a largo plazo -mas allá del 2014- “de la presencia militar (de la OTAN) en Afganistán”.
 
Simultáneamente la realización de este proyecto mina las bases del proyectado gasoducto Irán-Pakistán-India (IPI) al que se opone Estados Unidos.
 
Y Bhadrakumar apunta que si Pakistán no cerró las puertas al IPI, el gobierno de Nueva Delhi se postró ante las presiones estadunidenses y lo abandonó.
 
Un “corredor estabilizante”
 
En el plano estratégico el gasoducto TAPI permite a EU convertirse en el padrino de la normalización de las turbulentas relaciones entre Pakistán e India, o como dijo la subsecretaria de Estado de EU para los asuntos del Sur y Centro de Asia, Susan Elliott, esta ruta del gasoducto servirá como un corredor estabilizante, conectando vecinos en el crecimiento y la prosperidad económica.
 
Según Bhadrakumar todo dependerá de si la situación de seguridad en Afganistán permite la construcción y operación de este gasoducto, aunque resalta que esta obra “puede muy bien ser el eslabón perdido” que permita establecer un consenso entre Pakistán e India sobre la situación en Afganistán.
 
Pero el objetivo central del TAPI es el de “fomentar la construcción de oleoductos y gasoductos que circunvalen Rusia con el objetivo de disminuir su control sobre el flujo energético regional”, como declaró en febrero del 2008 la entonces secretaria de Estado de George W. Bush, Condoleezza Rice.
 
En un articulo para The Nation titulado “La nueva geopolítica de la energía”, el profesor y escritor Michael T. Klare escribió en 2008 que “en respuesta a la ofensiva energética rusa la administración Bush está emprendiendo contramedidas. ‘Tengo la intención de nombrar... a un coordinador especial de energía que dedicará especialmente todo su tiempo a la región de Asia central y el mar Caspio’, informó en febrero la secretaria Rice al Comité de Asuntos Exteriores del Senado. ‘Es una parte verdaderamente importante de la diplomacia.’
 
Uno de los principales trabajos de este coordinador, según declaró Rice, será el de fomentar la construcción de oleoductos y gasoductos que rodeen Rusia a fin de “disminuir su control sobre el flujo energético regional”.
 
Si el TAPI es finalizado en 2014 gracias a la seguridad proporcionada por la misión militar de EU y la OTAN, el presidente Barack Obama habrá cumplido al pie de la letra el objetivo inacabado de George W. Bush.
 
- Alberto Rabilotta. La Verdière, Francia
https://www.alainet.org/fr/node/146540
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