Fukushima, el punto de inflexión
14/03/2011
- Opinión
Una de dos: o las autoridades niponas están mintiendo sobre los niveles de radioactividad registrados en las inmediaciones del complejo Fukushima, tras los daños registrados en los reactores nucleares luego del terremoto y maremoto del pasado viernes; o la empresa que administra el complejo industrial —la Tokyo Electrc Power (Tepco)— no está haciendo su trabajo con el grado de responsabilidad que el incidente amerita tanto para el gobierno y la sociedad a la que sirven, como el riesgo que implica una posible catástrofe para la comunidad mundial.
El caso es que tamaña sospecha se está generalizando en Europa y Estados Unidos, tanto por la responsabilidad de Pepco como del gobierno encabezado por el primer ministro Naoto Kan. Todo, seguramente, con el objeto de minimizar el fracaso del manejo y el control a que debe someterse el uso de los reactores con fines pacíficos, o bien evitar el caos —y hasta el pánico— por las afectaciones en la salud de la población ubicada en las inmediaciones de la zona industrial de Fukushima, Miyagi o Ibaraki, pese a los masivos desalojos.
Así comienza a manejarse ya en la prensa mundial. Tras la sospecha, las denuncias y señalamientos contra el gobierno japonés por la ineficiencia en el manejo de tamaña tragedia. Greenpeace acusa directamente al gobierno de Japón de “ocultar información clave” tras el grave accidente sufrido en Fukushima. “La gestión de la información del gobierno japonés y de los administradores de la central ha sido irresponsable”, dijo Christoph von Lieven, experto en el tema de la agrupación.
En Francia, el presidente de la Autoridad de Seguridad Nacional, André-Claude Lacoste, ha dicho que el accidente de la planta nuclear Fukushima I, que presenta problemas de refrigeración en tres reactores, está “más allá de Three Miles Island, sin llegar [al nivel de] Chernóbil [Ucrania]”. Lo que implica que el nivel de riesgo es de peligro, en grado 5; es decir, “accidente con consecuencias de mayor alcance”. Y no como lo ha calificado el gobierno de Kan, en el nivel 4, como “accidente con consecuencias de alcance local”.
Así, con todo y que se entiende el grado de moderación que debe tener el manejo de esta crisis, el llamado de Japón al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y a Estados Unidos para que participen en el “control de la situación” también deja ver el tamaño del problema. Pero mejor será que el gobierno de Japón abra la medición de los niveles de radiactividad en los sitios del accidente a instancias ajenas —como también se demanda—, tanto para dejarse de sospechas como sopesar el tamaño del peligro nuclear para la salud humana. Porque vale más la claridad que la sospecha.
El apoyo, de cualquier manera y procedente de varios países, comenzó a llegar a las costas de la isla. La movilidad de más de 170 mil personas de las zonas afectadas es un problema complejo. Pero igualmente lo es, o peor, el grado posible de afectación a la salud por radioactividad. Esto último, también, ha despertado diversas reacciones en otras partes del mundo por el uso de la energía nuclear.
En Alemania [en general en la Unión Europea (UE) el asunto nuclear nunca ha estado lejos de la discusión, en la sociedad civil, sobre sus alcances y peligros], por ejemplo, la canciller Angela Merkel aplazará sólo por tres meses la prolongación de la vida útil de las centrales nucleares de su país. Eso representa una moratoria a la reforma legal avalada en 2010, que aplazaría por una media de 12 años el apagón de las centrales nucleares. Así, tanto Merkel como su vicecanciller Guido Westerwelle, están tomando la delantera al demostrar que Fukushima representa un “punto de inflexión” para el mundo. A la vez que anunció que comprobará de nuevo la seguridad de sus 17 centrales nucleares atómicas alemanas.
En Suiza, el gobierno ha decidido suspender todas las licencias en curso para autorizar nuevas centrales nucleares en tanto se examina la seguridad de las existentes [sus cinco plantas] en el país, así lo anunció la ministra de energía, Doris Leuthard.
En la UE hay división entre los países que utilizan la energía nuclear y quiénes no; 15 de los socios cuentan con centrales nucleares y el resto de los veintisiete no. Por lo pronto Bruselas ha convocado a reunión urgente de los responsables de la seguridad nuclear —operadores y fabricantes—, para evaluar las secuelas del incidente Fukushima. Ayer mismo se reunieron en París los ministros de Exteriores del G-8 para evaluar la situación. En tanto Austria, que no posee plantas nucleares, ha exigido que se lleven a cabo pruebas de resistencia en las centrales existentes para revisar los niveles de seguridad, tras la alarma provocada en las plantas japonesas.
Y en Estados Unidos, el represente crítico de la energía nuclear, Edward Markey, no sólo pidió una moratoria a la construcción de nuevas plantas, sino que agregó: “Debemos garantizar que las plantas nucleares de Estados Unidos puedan soportar un evento catastrófico y tengan los más elevados estándares de seguridad”, según el reporte de The New York Times. Y al mismo tiempo solicitó detalles sobre los planes de emergencia de la industria nuclear.
Muchos países [29 en total] dependen mayormente del uso de la energía nuclear [hay 442 reactores]. Así están, de acuerdo con el reporte del OIEA, Estados Unidos, con 104 reactores y una producción de 100,747 megavatios; Francia, con 58 reactores y 63,130 mv; Japón, 54 con 46,821 mv; Rusia, 32 con 22,693; India, 20 y 4,391; Reino Unido, 19 y 10,137; Canadá, 18 y 12,569; Alemania, 17 y 20,490; Ucrania, 15 y 13,107; China, 13 y 10,158; Suecia, 10 y 9,258; España, 8 y 7,514; Bélgica, 7 y 5,926; República Checa, 6 y 3,678; Suiza, 5 y 3,263; Finlandia, 4 y 2,716; Hungría, 4 y 1,889; Eslovaquia, 4 y 1,816; Argentina, 2 y 935; Brasil, 2 y 1,884; Bulgaria, 2 y 1,906; México 2 y 1,300; Pakistán, 2 y 425; Rumania, 2 y 1,300; Sudáfrica, 2, 1,800; Armenia, 1 y 375; Países Bajos, 1 y 487; Eslovenia, 1 y 666. Para un total de las 422 plantas de 375,001 mv. Más otros 63 que están en proceso de construcción en otros 15 países. Datos actualizados a marzo de 2011.
El caso es que, en resumidas cuentas, Fukushima será un punto de inflexión para el mundo, en materia del uso de la energía nuclear para fines pacíficos. Pero recuérdese que el mayor problema todavía está en las armas que poseen los países que han desarrollado la energía nuclear con fines armamentistas.
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