Por una educación a tiempo completo
14/03/2011
- Opinión
El futuro inmediato nos está conduciendo inexorablemente a una economía de conocimientos. Es la nueva forma de trabajar que la Humanidad está creando. Los países del Norte ya lo están utilizando, lo que hace que la brecha entre ellos y los países del Sur se agrande de más en más. ¿En qué consiste esta nueva forma de trabajar que genera mayor valor agregado que todas las precedentes? ¿En qué consiste esta economía de conocimientos que genera nuevos líderes, nuevos millonarios, nuevos trabajadores, y un nuevo cuadro de vida?
En el transcurso de sus 200 mil años de existencia, la Humanidad ha creado diferentes formas de trabajar. Así, en su inicio, los grupos sociales se sirven únicamente de sus manos para adquirir los bienes alimenticios que le permite supervivir. Su forma de trabajar está definida por la recolección, caza y pesca. De ahí que su cuadro de vida es el bosque, las orillas de los ríos, lagos o mar. Es poco lo que pueden hacer para modificarlo. Posteriormente inventan, crean o innovan herramientas de trabajo como la lanza, la flecha, el arco, el mazo, etc. Esta nueva forma de trabajar con herramientas les permite incrementar su canasta de alimentación pero sin modificar mayormente su cuadro de vida.
El descubrimiento de la tierra cultivable marca un hito, ya que no solamente asegura una canasta de alimentación rica en cantidad y variedad, sino que modifica sustancialmente su cuadro de vida. El hombre recolector, cazador o pescador se convierte en campesino que construye su morada al lado de su chacra. Ya no es nómade. Deja atrás el bosque para invadir las tierras cultivables del planeta Tierra, pero siempre en lugares accesibles al agua. Es un nuevo trabajador dentro de un nuevo cuadro de vida. Esta nueva forma de trabajar cambió completamente la forma de pensar y de obrar no solamente de los trabajadores, sino también de todos los miembros de la sociedad. Esta es la fuerza de todo nuevo proceso de trabajo.
Pero la Humanidad no se detiene en su avance. Creó otra forma de trabajar mucho más potente que las precedentes. En el centro de este nuevo proceso de trabajo se encuentra la máquina, manejada ya no por un campesino sino por un obrero. La fábrica define las características del nuevo trabajador, y crea un nuevo cuadro de vida. Ya no se trata de un caserío en medio de tierras cultivadas en forma primitiva, sino de grandes ciudades que viven del comercio, de la industria, de la producción destinada a consumidores desconocidos. Se trata de una producción en masa para una economía de consumo. Y el obrero se encuentra a mil leguas del campesino, en lo que concierne nivel de educación, de confort y de sociabilidad.
No obstante, la Humanidad está creando otra forma de trabajar increíble desde todo punto de vista. Es un proceso de trabajo que crea solamente bienes inmateriales. Y lo que mueve lo esencial de la economía y de la sociedad ya no es ni la tierra cultivable ni la máquina instalada dentro de una fábrica. Son los conocimientos y competencias que interactúan con los conocimientos hasta ese momento alcanzado por la Humanidad, para crear nuevos conocimientos. Todo el proceso de trabajo es inmaterial, y todo el corrido de la “línea de producción” se basa en los conocimientos. Esta es la nueva forma de trabajar que está transformando la economía, la sociedad y nuestro cuadro de vida. El trabajador ya no es ni campesino ni obrero. Es un conceptor. Su misión es la investigación y la aplicación de sus descubrimientos, invenciones, creaciones o innovaciones. El nuevo trabajador es un científico, ya sea en la elaboración de los nuevos bienes inmateriales o en su comercialización.
Los países del Norte ya han ingresado a este nuevo mundo. El desarrollo de esta economía de conocimientos ya les ha permitido crear su propia Bolsa de Valores como el Nasdaq, sus propios íconos como Bill Gates, y las grandes multinacionales de los bienes inmateriales. Y ello exige que la formación profesional se oriente de más en más hacia la ciencia y la tecnología. Pero, aquí, en el Perú, haciendo gala de ignorancia, se ha decidido que la educación se imparta a medio tiempo: cinco horas por día, cinco días a la semana y con cuatro meses de vacaciones para los estudiantes. Y en las zonas campesinas o urbanas fuera de la capital, en donde la situación socio-económica y cultural es más lamentable, esta educación a medio tiempo es mucho menor todavía. Vaya triste realidad de un país del Tercer Mundo, cuyos dirigentes se vanaglorian de crecimiento y de obras.
Esta situación no puede continuar. Tenemos que volver a la razón, y a utilizar el sentido común. El futuro inmediato exige alcanzar altos niveles de conocimientos en las ciencias y la tecnología; y al más breve plazo. Los doctorados en estas disciplinas ya no se obtienen ni a los 30 años, ni a los 20 años. La nueva economía de conocimientos exige una preparación de alta calidad, y más temprana. Los alumnos ya no son memoristas ni repetidores de cuentos. Ellos se están formando para una reactividad inmediata, con bastante iniciativa, autonomía y liderazgo. Están dispuestos muy temprano a asumir riesgos, y a ganar nuevas batallas en la ciencia y la tecnología.
Los tiempos están cambiando aceleradamente. No perdamos una vez más el carro de la Historia. Lancémonos con fuerza y determinación a la economía de conocimientos. Y para ello, comencemos por poner en práctica una educación a tiempo completo, y mucho más que ello, pero orientado esencialmente a la ciencia y a la tecnología.
Caraz, 15 de marzo del 2011
Dr. Hugo Salinas
https://www.alainet.org/fr/node/148305
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