Elecciones cantonales francesas: Un sistema político que se desmorona

03/04/2011
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El resultado de estas elecciones cantonales es un importante indicio del estado de la política en Francia, de la situación actual y la posible evolución de los “partidos de gobierno”, o sea del gobernante Unión por un Movimiento Popular (UMP) del presidente Nicolás Sarkozy, y del Partido Socialista (PS) dirigido por Martine Aubry, y también de las fuerzas del Frente Nacional (FN) de Marine Le Pen que representa un populismo de tipo “pujadista” (1) con reminiscencias fascistas, y de la izquierda representada en la Unión de la Izquierda (UI) y el Partido Comunista Francés (PCF).
 
Algunos datos para interpretar la situación.
 
Un primer dato es el 55.2 por ciento de los votantes franceses que se abstuvieron de votar en la segunda ronda de las elecciones cantonales del pasado 27 de marzo, un porcentaje record que muestra la repulsa de los ciudadanos hacia los partidos políticos que en las ultimas décadas se alternaron en el gobierno, y que –como dice la mayoría de ciudadanos, abstencionistas o no- han practicado la política de favorecer a los ricos en detrimento del resto de la sociedad.
 
Otro dato es la derrota de la UMP de Sarkozy, más en términos de porcentaje de votos (18.6 por ciento del total, frente al 36.2 por ciento para el PS), que en el número de cantones que logró retener. Una derrota que pone en evidencia la descomposición de esta fuerza política, con el presidente Sarkozy criticando públicamente a su primer ministro François Fillon porque con vistas a la segunda ronda había exhortado a “no votar por el Frente Nacional”, seguido por la crítica que hizo al primer ministro el propio secretario general de la UMP, Jean-François Copé (y de paso a François Baroin, el vocero oficial del gobierno) porque ambos expresaron dudas sobre la pertinencia del “debate sobre la laicidad” –que justificará ante la opinión pública las tendencias racistas del FN- y será lanzado el próximo 5 de abril por iniciativa de la UMP.
 
La UMP reúne a la mayor parte del espectro de la derecha, y en los últimos años ha hecho todo lo posible –con los falsos debates sobre la “identidad nacional”, la laicidad, la estigmatización de los musulmanes y la expulsión de indocumentados magrebinos y de gitanos- para captar el voto del FN y compensar la creciente impopularidad del presidente Sarkozy.
 
Otro dato que hay que retener es el alza de votos para el FN, un partido donde se entremezclan sectores de la clase media urbana y rural con desclasados y trabajadores afectados por las políticas neoliberales, y que ahora denuncia el “liberalismo social” del sistema político dominante e ideológicamente destila resentimiento hacia todo lo que signifique políticas sociales que favorezcan a los pobres, a los trabajadores, a los inmigrantes y excluidos, promoviendo activamente el racismo y la islamofobia.
 
El FN logró obtener el 35.8 por ciento de los votos en los distritos electorales donde sus candidatos pasaron a la segunda ronda electoral, un aumento de 10 por ciento respecto al número de votos que esos candidatos del FN habían recibido en la primera ronda. Este aumento del voto en la segunda ronda provino del apoyo explícito de la UMP de Sarkozy, quien desde la publicación de los resultados de la primera ronda, el 20 de marzo, declaró que si bien “ninguna alianza es posible con el FN”, tampoco daría –en la segunda ronda electoral- el apoyo a un candidato del PS o de un partido de la izquierda que se enfrentara a un candidato del FN. Los votantes de la UMP fueron dejados en libertad de votar por el FN, un partido que horas antes de la primera ronda electoral tuvo que radiar a dos de sus candidatos porque habían sido filmados y fueron mostrados en la televisión haciendo el saludo nazi…
 
Y cabe destacar la importancia de que en estos comicios se establecieron de manera oficial los “vasos comunicantes” entre la UMP y el FN, El análisis del voto efectuado por este observador en algunos cantones del Departamento de Var, en el sudeste de Francia, confirma que el aumento en los votos del FN en la segunda ronda –cuando la justa era con candidatos del PS o del PCF- provino de votantes de la UMP. Esto explica que el FN superara el 40 por ciento de los votos totales en muchísimos cantones de la parte Sur del país y llegara a 50.03 por ciento en el cantón de Brignoles (Var), donde el candidato del FN Jean-Paul Dispard derrotó por cinco votos al saliente concejal general, Claude Gilardo del PCF, o al 54.34 por ciento en el cantón de Carpentras-Norte (Vaucluse).
 
El neoliberalismo cultiva la apatía política
 
 Sobre la abstención electoral y la apatía política, que van juntas de la mano, lo que menos puede decirse es que no se trata de un fenómeno típicamente francés. Este desapego de la política y de la vida ciudadana es la resultante de las políticas concretas de los gobiernos y partidos políticos tradicionales –los famosos “partidos de gobierno” de derecha y socialdemócratas- que asfixiaron las finanzas estatales mediante reducciones de impuestos para los ricos y las empresas, con el único objetivo de acelerar la privatización de los servicios públicos, desde la salud hasta la educación, pasando por los fondos estatales para la jubilación.
 
Estos “partidos de gobierno” facilitaron la liberalización comercial global y la expansión de las inversiones directas –o sea la deslocalización de la producción que creó el desempleo crónico y la acelerada pauperización de los trabajadores y sectores de la clase media-, la desregulación y la globalización de las finanzas centradas en Wall Street, la City de Londres y otras capitales europeas para facilitar la especulación bursátil y financiera, lo cual ha llevado a legalizar todas las formas posibles de fraudes y robos en el mundo de las finanzas, como dice el analista Max Keiser, (http://maxkeiser.com/) que han llevado a la concentración de la riqueza mundial en pocas manos. En todos los países industriales el único capítulo del gasto estatal que se mantuvo en alza constante en las últimas décadas fue el destinado a (las cada vez más privatizadas) carteras de defensa y seguridad interior.
 
 Y cuando el sistema neoliberal entró en crisis, en 2007-2008, y los países industriales sufrieron el doble impacto de la crisis financiera y de una recesión económica, estos “partidos de gobierno” –los socialdemócratas en Londres, la derecha en Francia y los Demócratas en Estados Unidos, para citar tres casos-, pusieron las finanzas públicas al servicio del rescate gratuito del sector financiero, crearon los enormes déficits fiscales que ahora están amenazando con otra crisis financiera global –en el mercado de bonos y obligaciones-, alimentaron una nueva ola especulativa en el sector bursátil con las inyecciones de capital para camuflar la insolvencia de grandes bancos –alimentando de paso los flujos especulativos que se dirigen a los países emergentes-, mientras en el plano interior adoptan más políticas para recortar el gasto público, reducir los salarios (y aumentar la famosa competitividad) , bajar las prestaciones sociales y eliminar los sindicatos.
 
El repudio ciudadano a este “estado de cosas”
 
No hay que ser politólogo o sociólogo para conectar el creciente repudio de los ciudadanos en muchos países hacia este “estado de cosas” con el ascenso del populismo neofascista –como el FN en Francia o del Tea Party en Estados Unidos, sin hablar de lo que sucede en la mayoría de países europeos-, con el desapego hacia todo lo que sea política y el abstencionismo electoral rompiendo récords.
 
Este repudio ciudadano afecta mayormente a los partidos tradicionales de la derecha –la UMP y sus aliados-, pero también a los partidos de la izquierda, y al PS en particular por algunas de sus políticas durante las presidencias de François Mitterrand (1981-1995) que abrieron el camino al neoliberalismo, pero además por la cacofonía derivada de las luchas entre “caudillos” regionales y tendencias políticas dentro del PS que minan tanto la unidad de ese partido como las posibilidades de ejercer un verdadero liderazgo basado en políticas claras que ofrezcan una alternativa real al neoliberalismo reinante.
 
Cierto, Martine Aubry ha hecho un serio trabajo para que este verano se debata y adopte un programa que permita ir hacia un frente con otras fuerzas de la izquierda –la IU y el PCF- y la celebración de “primarias” internas para escoger el o la candidata para las elecciones presidenciales del 2012. Pero cuando se ven las fuerzas –dentro y fuera del PS- que están tratando de contornear este proceso para imponer al actual Director general del FMI, Dominique Strauss-Kahn, como el candidato presidencial del PS, hay razones para dudar de la sinceridad y validez del proceso en sí mismo.
 
La imposición de Strauss-Kahn como la “única alternativa realista” a Sarkozy y al FN es vista por muchos simpatizantes del PS y por la mayoría de los simpatizantes de otros partidos de la izquierda como un intento de las elites dominantes para mantener, vía la alternancia en el gobierno, la continuidad de las políticas económicas actuales en un contexto de políticas sociales más liberales que las impuestas por Sarkozy.
 
Tabúes y masa crítica
 
En la noche del 27 de marzo, cuando presenciaba el resultado del conteo de los votos de la segunda ronda electoral del cantón de Rians en la alcaldía del lindo pueblo de Ginasservis (en provenzal se llama Espigoule), en una “pausa cigarrillo” pude conversar con Bernard, un criador de ovejas e impulsor de dos cooperativas ovinas, antiguo militante del PS y bombero voluntario, quien me contó con lagrimas en los ojos como un joven bombero voluntario, que consideraba como un ahijado, le dijo sin “pudor alguno” que había votado por el candidato del FN, “un perfecto desconocido en la región”, en lugar del socialista Guy Lombard, un respetado personaje de larga trayectoria y realizaciones en el cantón.
 
La estupefacción de Bernard era total, no sólo porque ese joven que gozaba de todas las realizaciones comunales logradas en décadas de administraciones socialistas, que no son pocas, había votado por el “fascista del FN”, sino porque se lo había dicho a él y a los demás “como si fuera normal haber votado por un fascista”. Idéntica estupefacción experimentaron los dirigentes nacionales de la CGT, la central sindical francesa, cuando se enteraron que Fabien Engelmann, un antiguo militante trotskista y delegado sindical en el Departamento de Moselle, en el noreste del país, se presentaba como candidato del FN ().
 
En síntesis, el voto por el FN ha dejado de ser tabú, aun en una pequeña y dinámica comuna como Ginasservis, donde Christian Philibert filmó “Les 4 saisons d’Espigoule”, que tiene tanto de documental como de ficción porque “todo lo que se dice no es totalmente verdad, ni nada es necesariamente falso”. Y también va camino de dejar de ser tabú en los sindicatos, como indica el caso de Engelmann y la CGT, y en los medios de prensa, donde la continua presencia de Marine Le Pen parece dirigida a legitimarla como una “personalidad” cuya presencia será a partir de ahora ineludible en todas las tribunas públicas.
 
Ser un simpatizante de un partido ultranacionalista y xenofóbico, en el cual muchos de sus activistas no ocultan sus simpatías hacia el nazismo, ha dejado de ser un tabú en Francia, y en muchos otros países. Cierto, en los últimos meses el FN metió mucho esfuerzo en disfrazarse de “obrerista”, en apropiarse de algunos lemas de la izquierda, en criticar el desempleo producto de las deslocalizaciones y las políticas neoliberales de la Unión Europea, al punto en que Marine Le Pen afirma en todas las tribunas que el FN es el partido francés que tiene el mayor apoyo de la clase obrera.
 
La descomposición del sistema político y el desmoronamiento de los partidos conservadores tradicionales, que han dejado de ofrecer opciones de reales mejoras para la clase media urbana y rural, y para los trabajadores en general, explica una parte de esta transformación política. Y también hay que notar que la complicidad y el celo de los socialdemócratas (y los Demócratas en Estados Unidos) en la instauración de las políticas neoliberales ha contribuido no solo a aplastar el movimiento sindical sino también la vida real y las aspiraciones de la clase trabajadora, de obreros, empleados y campesinos pequeños, lo cual alimenta el desapego hacia la política y canaliza más votos para el FN y sus similares neofascistas en otros países.
 
Agréguese a esto el desplome de la izquierda marxista europea después del derrumbe de la Unión Soviética y las dificultades o impotencia de la mayoría de los partidos de izquierda -comunistas y socialistas- en formular análisis y propuestas programáticas que respondan a la realidad actual, y el reto de hallar nuevas formas de organización y participación política de la juventud que respondan a una sociedad donde los vínculos sociales se volatilizan o se reformulan en términos individualistas.
 
El otro aspecto temible de la situación actual -muy similar al desmoronamiento y capitulación de los partidos conservadores y socialdemócratas en el contexto de la crisis del sistema de libre mercado en los años 30 que facilitó el surgimiento de partidos fascistas en muchos países de Europa- es que estas fuerzas neofascistas están llegando a la masa crítica de votos que no solo los legitima social y políticamente, sino que les abre las puertas de las instancias de poder. Porque nunca hay que olvidar que Benito Mussolini en Italia y Adolf Hitler en Alemania llegaron al poder por las urnas y con el apoyo de las elites dominantes.
 
(1) El “pujadismo” es la tendencia política creada por Pierre Poujade, que en 1953 creo un movimiento político representando a sectores de la clase media -artesanos, comerciantes y agricultores- que defendía intereses corporativistas, promovía la expulsión de los inmigrantes “que roban el trabajo a los franceses” y denigraba tanto el sistema parlamentario como la misión del Estado en los asuntos sociales y económicos. En las elecciones de 1956 los pujadistas ganaron 52 diputados en la Asamblea Nacional, y en las de 1958 solo obtuvieron dos bancas. Jean-Marie Le Pen, fundador del FN y padre de Marine Le Pen, fue diputado pujadista.
 
- Alberto Rabilotta, La Vèrdiere, Francia.
https://www.alainet.org/fr/node/148735
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