Libia bombardeada
Pero acusan a líderes libios
08/05/2011
- Opinión
Parece una comedia aunque, por supuesto, es una tragedia. Lean esta noticia: “El fiscal del Tribunal Penal Internacional (TPI) afirmó hoy que existen bases razonables para creer que en Libia se están cometiendo crímenes contra la humanidad y emitirá órdenes de arresto contra tres altos cargos libios”. Luis Moreno Ocampo ocupa esas funciones y, con la mejor voz que pudo sacar, hizo el anuncio nada menos que ante los miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
He revisado detalladamente los vínculos que hay entre esos dos organismos y quedé más sorprendido aún. El Tribunal Penal Internacional, o Corte de La Haya como mejor se le conoce, no depende para nada ni de la Asamblea General ni del Consejo de Seguridad de la ONU. Es más: está oficialmente desvinculado de Naciones Unidas, a fin de preservar su neutralidad.
Pero, claro está, todo esto es un supuesto. Si el fiscal hace sus anuncios ante el Consejo de Seguridad, es porque de allí salen bien sea las instrucciones para actuar así o, en caso contrario, el consentimiento para hacerlo.
Disculpen la distracción. Estamos hablando de los gobernantes de Libia, bombardeada por la OTAN, que actúa con el respaldo del mismo Consejo de Seguridad de la ONU en estas semanas, no hace diez años ni en el futuro. Son tan indiscriminados los bombardeos que, incluso los llamados rebeldes, han dicho que ahora su mayor problema es la OTAN. Lo que estos dirigentes libios quieren es que la OTAN envíe tropas y actúe directamente derrocando y, en consecuencia, asesinando a Gadafi. Ellos no pueden hacerlo, como lo han dicho más de una vez.
No se trata de defender al gobernante. Se trata de establecer un criterio que, por lo menos, sea ecuánime. Pero es imposible. ¿Cómo, el fiscal del Tribunal de La Haya, puede presentar su caso al Consejo de Seguridad, si uno de sus cinco miembros permanentes, Estados Unidos de Norteamérica, rechaza la competencia de ese Tribunal Internacional para que juzgue a sus ciudadanos? Es decir, el gobierno de Washington se niega a que el TPI acuse y mucho menos enjuicie a cualquier estadounidense, cualquiera sea el delito que haya cometido. Pero, el mismo gobierno de Washington, reclama su derecho a participar en el juicio contra cualquier gobernante de otro país. Lo hizo en el caso del presidente serbio Milosevic, que pudo ser culpable de muchos delitos y debió ser juzgado en su país o en la Corte de La Haya, si era necesario, siempre y cuando todos los países compartamos el mismo compromiso.
Pero no es así. La Casa Blanca, cuyo inquilino actual es Barak Obama, reconoce la potestad de ese Tribunal para juzgar a todos, en cualquier parte del mundo, menos a los nacidos en Estados Unidos de Norteamérica. Pero es más, tampoco permite que juzguen a cualquier persona que trabaje para su gobierno, sea cual sea su procedencia.
En esas condiciones, no hay razón alguna para que Washington se pronuncie sobre el caso de Libia, que se ha convertido en una región más que el Pentágono quiere tener bajo su mandato. Pero hay mucha menos razón para que el señor Moreno Ocampo vaya hasta la sede de Naciones Unidas y pida audiencia al Consejo de Seguridad para anunciarle que, tras bombardear y matar varias decenas de civiles en Libia, acusarán a tres altos cargos libios por los crímenes que se han cometido. ¿No juzgarán a la OTAN? ¡Claro que no! Está protegida por el mandato de ese Consejo de Seguridad. ¿Juzgarán acaso a Estados Unidos? Tampoco, pese a que oficialmente ha dicho que hace mucho tiempo enviaron agentes que se infiltraron para promover esta subversión contra Gadafi. Lo de siempre: los vencedores juzgan a los vencidos. En realidad, no es así, porque Estados Unidos perdió dos guerras: la de Corea y la de Vietnam, pero nunca, ningún miembro del ejército de Estados Unidos fue juzgado por los crímenes que allí cometieron. El caso más espantoso ocurrió en la aldea vietnamita Mi Lai donde, por órdenes de un teniente y un sargento, masacraron a hombres, mujeres, ancianos y niños, pero los tribunales norteamericanos trataron el asunto como si hubiese sido una travesura de colegiales.
El fiscal Moreno no ha dado nombres; dijo simplemente “tres altos cargos”. Habló en inglés, por supuesto y aquélla debe ser una mala traducción, pues debiera decir tres autoridades de alto rango. Seguramente espera el resultado de los ataques de la OTAN para saber si juzgará a Gadafi o si, como se ha impuesto en la práctica, asesinan a éste y echan su cuerpo al mar.
Cualquiera que sea el caso, Moreno se encargará de sortear a quiénes llevará ante el tribunal. Los jueces, por su parte, embolsados en sus túnicas ceremoniales, tratarán el juicio como si de veras estuvieran impartiendo justicia. Tendremos que cantar, junto a Silvio Rodríguez: Vaya forma de saber que aún puede llover sobre mojado.
- Antonio Peredo Leigue es periodista, senador del Movimiento al Socialismo (MAS) de Bolivia.
https://www.alainet.org/fr/node/149575?language=en
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