Internautas vs. <i>estatus quo</i>
18/05/2011
- Opinión
A los controladores tradicionales, versus manipuladores de conciencia de masas de los Estados capitalistas e imperialistas del mundo desarrollado, y del no tan desarrollado donde se ubican aquellos países de alcance medio como algunos de la Unión Europea, la mayor parte de Asia y de Latinoamérica, porque en el continente africano las cosas están mucho peor, el internet les ha cambiado la jugada.
Dicho lo anterior, no sólode los operadores desde los servicios de gobernación interna de cada Estado, que inciden —y conforme a un esquema de leyes ad hoc, según el país del que se trate pero siempre bajo los mismos preceptos intimidatorios o autoritarios—, más bajo presión con sus políticas en las agendas comunicativas de los medios en general. Dígase también a través de los propietarios de las grandes maquinarias de enajenación o embelesamiento —las concesiones desde el Estado a un “prestador” de ese servicio se eternizan con esa finalidad—, como es el caso de los consorcios mediáticos de la comunicación y en primer orden la “caja idiota”, mejor conocida como televisión.
Los millones de jóvenes inconformes que hoy alientan cambios en el sistema de control estatal vigente —el oleaje de protestas en el mundo árabe que comenzó en Túnez y encontró su dique violento-represivo en Libia apunta en ese sentido— y sólo esperan un llamado del amigo conectado desde alguna de las redes sociales, como facebook o twitter, para acudir al punto de reunión sin pasar por el cedazo del líder corporativo que lo cuestiona todo primero para volverlo improcedente después, son la muestra inevitable.
Sí, por dos razones. 1) La frescura con la que los Estados —países y gobernantes en general, de “izquierda” o de “derecha”— se han conducido durante décadas atendiendo sólo el interés del particular [el individuo y el empresario como “baluarte” del “progreso” y del “primer mundo civilizado”; muestra de la falaz teoría del “darwinismo social”, donde el único que sobrevive es el más fuerte] y olvidándose de la colectividad; 2) El mencionado —hoy anquilosado— sistema de control de la protesta social, también útil durante muchos años en todos los países, cayó en desuso porque o se vendió o perdió los fines; la brújula ideológica o los principios de una lucha simplemente reivindicativa. Se trata de aquellos mecanismos de organización como los sindicatos y las agrupaciones con fines políticos —no así las asociaciones civiles que luchan por reivindicar algún fin social, siempre y cuando no se cuelguen del recurso estatal que igualmente los someta.
En el primer caso, el Estado [en general] ha descuidado temas elementales para la sobrevivencia de la sociedad, ni se diga la desgastada representatividad política; asuntos delicados ambos. El caso es que ahí están los jóvenes en primer lugar [ancianos, mujeres y niños también], en la lista de pendientes irresueltos. Muchos de ellos son citados con desprecio [los Ninis, en el caso de México, porque “ni estudian ni trabajan”], o sólo representan un mercado consumidor potencial desde la web, así no se les proporcione medios para tal adquisición. Ni qué decir de la carencia de opciones y oportunidades en todo: alimento, educativas, empleo, esparcimiento, salud, cultural, etcétera. Los jóvenes, como los niños, se dice que son el futuro de un país. Eso es mentira, porque son presente.
En el segundo citado, la organización de —en su tiempo— los trabajadores del campo y la ciudad —en teoría los “proletarios” revolucionarios llamados así porque estaban destinados a cambiar el mundo— se perdió para los fines del cambio porque: a) las grandes movilizaciones y expresiones de protesta e inconformidad contra el sistema —sobre todo en Latinoamérica, México en particular destaca por la lucha sindical independiente de los grandes sindicatos obreros—, si bien consiguieron arrancarle por la fuerza al Estado el reconocimiento de justas demandas, terminaron por diluirse o en el tiempo sus conquistas no se supieron defender, o; b) se echó mano de los aparatos de represión y persecución política y policiaca que terminaron por desgastar aquellos movimientos mayormente significativos que apuntaban a cuestionar el soporte mismo del Estado: la creación de la riqueza para la apropiación de unos cuantos.
El internet vino a dar al traste con todos esos mecanismos de control organizativo operado durante décadas y hasta siglos desde los Estados. Se trata de una herramienta proporcionada por la globalización en su punto tecnológicamente más desarrollado. Y que sirve para la comunicación, así como la educación, el esparcimiento y la cultura en general; por eso se convirtió en un arma de dos filos para sus propios creadores y promotores. Claro está que lo primero fue el negocio, donde la venta tanto de los equipos como de los hardware y los software significó grandes dividendos, ingresos para los países promotores. Con Estados Unidos a la cabeza y luego los demás conforme se incorporaron al boom de las tecnologías de la computación.
Luego vino el internet, como medio también de interconexión entre individuos. El problema para el sistema —o los sistemas que alimentan los Estados— es que por las redes sociales se han conectado e identificado todos los desplazados, los inconformes y los que hasta ahora no tenían un medio de expresión de toda su frustración acumulada. La sorpresa para muchos es que no sólo están los Ninis en la web, sino también los que entienden los mecanismos del propio sistema reproductor y concentrador de riqueza en pocas manos que desatiende todo lo demás. Incluso lo que es fuente de su misma riqueza: la mano de obra que trabaja y le produce una ganancia que luego se convierte en dinero.
Ahí están, pues, conectados los jóvenes inconformes con los añejos y excluyentes esquemas que operan desde el Estado; los sistemas de gobierno, la insensibilidad de los líderes políticos, la incomprensión de los representantes legislativos, el abandono social. Por eso vemos los movimientos, principalmente de jóvenes, en el mundo árabe. También en aquellos países europeos donde los Estados no funcionan ya, porque sólo se han endeudado para atender a los hombres del dinero y ahora ellos quieren más. Protestas en Grecia, en Portugal, en Irlanda; pero también en Gran Bretaña, Francia, Italia.
Ni qué decir de España, que es lo que motivó la presente reflexión. Ahí están los cientos de miles que desde el pasado domingo 15 se expresan en decenas de ciudades ibéricas. Están a la “Puerta del Sol” y no temen represalias. Se representan a sí mismos citados vía la web, con todo y que tienen un proceso electoral en puerta. Pero así se hacen escuchar contra las injusticias. La red los llamó, la inconformidad los asoció.
https://www.alainet.org/fr/node/149818?language=en
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